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Crítica / Alondra de la Parra triunfa en Barcelona - por Juan Carlos Moreno

Barcelona - 14/02/2022

Los días 11 y 12 de febrero, L’Auditori acogió la celebración del Festival Emergents, dedicado a descubrir a los nuevos talentos internacionales de la música clásica. Aunque la mayor parte de la programación era de cámara e instrumental, con una gran maratón de ocho horas que, el día 12, protagonizaron doce intérpretes, la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) no quiso restar al margen.

Así, el día 11 presentó al estadounidense Eric Lu ante el Concierto para piano de Schumann y, el 12, al español Alejandro Gómez Pareja ante el Concierto para violoncelo n. 1 de Shostakovich. Como directora, Alondra de la Parra, quien debutaba ante la orquesta catalana. El resto del programa se completó ambos días con el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy y La consagración de la primavera de Stravinsky.

En un principio, la de Debussy no era la obra que debía escucharse, sino D’un soir triste, de Lili Boulanger. Ahora que tanto se habla, y con razón, de defender y divulgar la música de las compositoras fue una lástima sacrificar precisamente esa maravillosa joya para incluir otra que no es menos sugerente, pero que resulta mucho más conocida.

En todo caso, la versión que De la Parra dio del Preludio fue exquisita: de tempo lento, lentísimo, como acentuando la pesadez del mediodía que motiva el sueño del fauno, la lectura destacó por su cuidada planificación sonora, con una especial atención al trabajo de las cuerdas que arropan las intervenciones de la flauta y el resto de vientos.

Menos interesante fue la versión de la obra de Schumann. La directora la abordó desde la ortodoxia, no así el solista, un Eric Lu que, sobre todo en el primer movimiento, se movió entre una afectación extrema, espaciando cada nota de modo inverosímil, y una carrera de obstáculos en la que todo se confundía. Para más inri, la tablet en la que seguía la partitura le jugó alguna que otra pasada… En los dos movimientos restantes se contuvo algo más, pero sin lograr que su Schumann expresara algo. Quizá quisiera arriesgar ante una obra bien conocida, dar una lectura diferente e iconoclasta, pero quizá también la juventud le llevó a pecar de exceso de confianza.

El concierto se cerró con un Stravinsky extraordinario. De la Parra hipnotizó con un gesto claro, férreo, que insistía en matices e intensidades, en el contraste, pero sin perder nunca el control de la masa orquestal. La OBC le respondió a un altísimo nivel, tanto en los momentos de mayor tensión y agresividad como en aquellos otros más etéreos y evocadores, que también los tiene la telúrica partitura. Por un lado, unos pianísimos audibles y limpios; por otro, unos fortísimos rotundos, pero exactos, sin ese molesto guirigay en que la orquesta cae en otras ocasiones. Pero lo más apabullante de la versión fue el sentido rítmico que De la Parra imprimió.

Esperemos que este concierto sea el primero de otras muchas visitas de la mexicana.

Juan Carlos Moreno

 

Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya / Alondra de la Parra.

Eric Lu, piano.

Obras de Debussy, Schumann y Stravinsky.

L’Auditori, Barcelona.

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