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Crítica / “African Christmas Bach” en el Palau de la Música de València - por Joan Gómez Alemany

Valencia - 29/12/2025

Hay proyectos que nacen del deseo estético junto a una necesidad ética, African Christmas Bach, pertenece a esta categoría. El concierto celebrado el 23 de diciembre en la Sala Iturbi no fue únicamente una relectura de Johann Sebastian Bach desde una óptica contemporánea y africana, sino también una afirmación rotunda del valor de la música como espacio de encuentro, interculturalidad, reconstrucción colectiva y fomento de la armonía.

Este proyecto multitudinario se compuso de diversas agrupaciones. El peso coral recayó en el Orfeó Universitari de València (fundado en 1947), bajo la dirección de Francesc Valldecabres, director titular del Orfeó desde 2012. Mientras que Jesús Salvador Chapi fue el responsable de la idea original, los arreglos y la dirección musical del espectáculo. El coro asumió un papel central no solo desde el punto de vista musical, sino también simbólico, encarnando la idea de comunidad y de canto colectivo que atravesó todo el concierto. Su intervención se vio enriquecida por la participación del Orfeó d’Aldaia y de los coros del Conservatori de Catarroja, así como por las formaciones vocales vinculadas a la Unió Musical de Picanya y la Unió Musical de Paiporta, configurando una amplia red coral que reforzó el carácter inclusivo y solidario del proyecto.

Junto al dispositivo vocal, un reducido pero decisivo núcleo instrumental aportó cohesión y un toque muy jazzístico al discurso musical. Manu Pardo, a la trompeta, añadió una voz solista muy influenciada por el jazz; Carles Salvador, desde la batería, sostuvo y moduló el pulso, integrando con naturalidad los distintos lenguajes que convivieron en el escenario; Dani Flors, con la guitarra, actuó como elemento de transición tímbrica, tendiendo puentes entre la percusión y el canto; y Óscar Chuchillo, al bajo, proporcionó el anclaje armónico y una base sonora sólida sobre la que se articuló el entramado rítmico-melódico.

La dimensión métrica y rítmica del espectáculo estuvo protagonizada por Proletaris del Ritme, colectivo de percusión que actuó como motor estructural de la propuesta. Su presencia no se limitó al acompañamiento, sino que definió buena parte del discurso musical, estableciendo un puente directo entre la arquitectura bachiana y el pulso contemporáneo. Finalmente, pero no menos importante, Luna de África aportó el vínculo más directo con la tradición musical del continente. Su participación introdujo una dimensión ritual y ancestral que dialogó de manera orgánica con el resto de los elementos del proyecto, subrayando la idea africana de Ubuntu (la identidad construida desde lo colectivo) y dotando al espectáculo de una profundidad cultural que trascendió la mera fusión estilística.

La idea que propone Chapi es desmontar uno de los grandes mitos bachianos: el de una música puramente especulativa, abstracta, casi desvinculada de su materialización sonora. Frente a esa idea, “Afrikan Bach” reivindica al compositor de Leipzig como un creador profundamente físico, obsesionado con el timbre, con la combinatoria instrumental y con una imaginación que no se agotaba en el papel pautado. Si Bach no llegó a conocer la vastedad de la percusión contemporánea, el proyecto sugiere que habría encontrado en ella un campo fértil para su incesante curiosidad e invención.

El acto se articuló como un itinerario simbólico bajo el lema “El món canta davant un bressol” (el mundo canta ante una cuna), una idea que atravesó todo el programa como metáfora del nacimiento, la fragilidad y la esperanza. El concierto se abrió desde la fuerza de la palabra cantada y sin ornamentos. Antes de que la percusión, los instrumentistas solistas o las resonancias africanas tomaran el escenario, la música se presentó en forma de canto coral a cappella. Cuatro obras, dirigidas por Valldecabres con sobriedad y pulso expresivo, situaron al público en un clima inequívocamente navideño, entendido como espacio de recogimiento y comunidad. Las distintas lenguas (del inglés al valenciano y al castellano) ampliaron desde el primer momento el horizonte simbólico del concierto, subrayando la vocación plural y abierta del Orfeó Universitari de València.

Tras este primer bloque musical, Pedro Díez Sánchez, presidente del Orfeó Universitari de València, subió al escenario y tomó la palabra para recordar el sentido profundo de la velada: un concierto solidario con los afectados por la DANA y en beneficio de la asociación Calima. Su discurso, cargado de conciencia social y humanidad, enmarcó el concierto dentro de la amplia y cuidadosa programación del OUV. Con el apoyo de mecenas y entidades colaboradoras, Díez Sánchez explicó cómo el Orfeó Universitari de València concibió el proyecto y el simbolismo de esperanza que encarna. En las notas de programa redactadas por él se incluía una cita del filósofo Erich Fromm: "La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas". Una frase que sintetizó a la perfección el espíritu del acto: la cultura como herramienta de transformación social, acto de memoria activa y luz dirigida hacia quienes han sufrido la catástrofe.

Con ese marco ético y emocional, subieron al escenario numerosos responsables de asociaciones y figuras destacadas de la cultura, dando paso a la entrega de premios. De este modo, el concierto quedó definitivamente inaugurado, preparado para desplegar su discurso musical desde la conciencia, la solidaridad y el canto compartido.

Conmemorando los 275 años de la muerte de Bach, el programa avanzó para citar y transformar su música. En ese momento, Valldecabres dejó la dirección del coro para unirse a él y cantar junto a los demás intérpretes, mientras el resto de los músicos salieron al escenario. Jesús Salvador Chapi asumió en ese momento la dirección principal, incorporándose ocasionalmente al vibráfono como solista. Destacó la participación de Luna de África, que introdujo no solo percusiones tradicionales, sino también cantos africanos, mientras la bailarina aportó momentos de danza viva y energética, recorriendo el escenario y conectando con la audiencia. En su conjunto, las obras compartieron un ritmo audaz, con influencias que iban del jazz al minimalismo. Cada composición contó con una instrumentación propia. Algunas piezas, como Suscepit Israel, se presentaron con tres voces solistas y pocos instrumentos, mientras que Jesus bleibet meine Freude comenzó con seis voces infantiles antes de unirse al resto del coro y la orquesta, creando un efecto de canto celestial. Otras obras del programa fueron Maiga, basada en el Concierto para clave en re menor (BWV 1052), y Nun seid ihr wohl, con fragmentos del Oratorio de Navidad (BWV 248), afirmando la dimensión celebrativa del concierto. En el bloque central se incluyó un Gloria, basado en la Misa en Fa mayor (BWV 233), destacando la energía y la solemnidad festiva del acto.

Uno de los momentos más memorables fue Asambuleto, donde Chapi realizó un prodigioso solo al vibráfono que mezcló fragmentos de Bach con otras músicas en un collage ingenioso y fresco, con claras influencias jazzísticas. Su interpretación demostró virtuosismo y agilidad, y su capacidad para alternar entre la dirección y la participación dentro de la orquesta lo convirtió en un mediador entre todos los intérpretes y el público.

La obra final citó a Bach con su Invención n.º 8 en Fa mayor (BWV 779). Interpretada inicialmente por las marimbas, a las que se fueron sumando progresivamente el resto de los instrumentos, la bailarina recorrió todo el escenario y descendió al auditorio, invitando al público a una participación directa. Le siguió un bis con el Preludio en Do Mayor del primer libro del Clave Bien Temperado, en el que las percusiones ejecutaron los arpegios mientras el coro llevaba la melodía. En ese momento Chapi desde el podio se dio la media vuelta, y empezó a dirigir a la audiencia para que se uniera al canto. Al finalizar esta obra, la sala completamente llena, se levantó en un caluroso y emocionado aplauso.

El siguiente y último bis, fue la interpretación de Noche de Paz en alemán (Stille Nacht), con Valldecabres saliendo del coro y retomando la dirección. Poco después de comenzar la obra, Chapi y él tocaron cada uno un triángulo, marcando los ritmos de la pieza y creando una atmósfera mágica. Al final, sorpresivamente la percusión africana se sumó con gran jovialidad, cerrando el concierto con otro aplauso multitudinario y con la sala totalmente de pie.

Cuando el sonido se disipó en la Sala Iturbi, no quedó la impresión de haber asistido a un simple concierto, sino a una experiencia única. Un rito contemporáneo donde África, Bach y la Navidad coincidieron ante un mismo “bressol”: el de una humanidad herida por las catástrofes y las guerras que, pese a todo, sigue cantando y anhelando vivir en paz y armonía.

Joan Gómez Alemany

 

Palau de la Música de València, 23 de diciembre de 2025

Orfeó Universitari de València - coro principal
Orfeó d’Aldaia, Cor del Conservatori de Catarroja, Unió Musical de Picanya y Unió Musical de Paiporta - participación coral

Proletaris del Ritme - percusión
Luna de África - percusión, canto y danza

Francesc Valldecabres - dirección del Orfeó Universitari de València

Jesús Salvador Chapi - idea original, arreglos, vibráfono y dirección
Manu Pardo - trompeta
Carles Salvador - batería
Dani Flors - guitarra

Óscar Chuchillo - bajo

 

Foto © Joan Gómez Alemany

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