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Crítica / Judith Jáuregui y el Cuarteto Gerhard dan vida al Quinteto de Amy Beach - por Esther Martín

Madrid - 12/05/2025

La pianista Judith Jáuregui y el Cuarteto Gerhard llenaron la Sala de Cámara del Auditorio Nacional el pasado miércoles 7 de mayo, dentro del Liceo de Cámara XXI del CNDM, con un programa que tenía varios puntos de interés, todos ajenos a  los que puedan ofrecer piezas populares. Aunque la curiosidad del público se condensaba en la segunda parte del programa, donde estaba el quinteto con piano de Amy Beach, lo cierto es que la primera parte también presentaba una parte menos conocida de Liszt y de Chaikovski.

Las seis Consolations de Franz Liszt abrieron el programa. Necesitó la joven Jáuregui una enorme concentración, además de un ejercicio de introspección para iniciar la velada con esta música que suena como una poesía del alma. Nunca son fáciles las obras del austrohúngaro, pero comenzar con ellas dificulta aún más la tarea, pues hay que tener en forma los dedos y la mente. Se sintió cómo la pianista iba aumentando la intensidad musical con cada movimiento, pues aunque requieren de mucha contención en dinámica y velocidad, sí precisan expresividad. Y así, con un gran dominio de los piano y pianissimo, consiguió la intérprete conducir al oyente por el intrincado camino de sutilezas que se desgranan y llegan a su esplendor en el Lento plácido, poesía musical en estado puro.

A continuación, salió al escenario el cuarteto Gerhard, para interpretar el Cuarteto nº1 en re mayor, una obra en la que se evidencia la fuerza, todavía juvenil, de Chaikovski. Escrita a finales del Romanticismo, en una época que inspiró alguna de las grandes obras de la literatura musical y que  preparaba la entrada de la modernidad artística, sus cuatro movimientos se han convertido por pleno derecho en una obra maestra. De nuevo, la envergadura del proyecto se complicaba al ser la primera pieza de la velada para el cuarteto, que acometió el Moderato e simplice con el objetivo claro de presentar el primer tema; entrados en materia, el famoso segundo movimiento Andante cantabile sonó pleno y tanto el folklore en el que se inspiró como la técnica del pizzicato que se utiliza para acompañarlo, crearon un perfecto equilibrio entre la sutileza y el vigor. El paso al Scherzo fue natural y animó el espíritu, mientras que el Allegro giusto final, tras una intensa interpretación de la última cadencia, cargó de electricidad el ambiente y la tradujo en entusiastas aplausos.

Tras la pausa comenzó la segunda parte con un protagonista indiscutible, el Quinteto con piano op. 67 de la norteamericana Amy Beach, gran pianista que se decantó finalmente por la composición por ser esta una actividad mejor vista dentro de su matrimonio. La composición, de principios del XX, comparte estética con los últimos románticos europeos y estructura con los cánones más clásicos, y como las obras con las que coexistió en esta etapa, requiere de una gran presteza por parte de los músicos que la interpretan.

No es común que se programe la música de Beach por estos lares, pese a su indiscutible calidad, aunque es de esperar que citas como las de este concierto ayuden a que aumente su presencia. En cualquier caso, fue durante esta segunda parte cuando, tanto el cuarteto Gerhard como la pianista Judith Jáuregui crearon los mejores momentos musicales de la velada, algunos de ellos realmente mágicos: durante el Adagio-Allegro inicial que tanto recuerda a Brahms, se sintió con intensidad el violín que interpreta el dramático primer tema, y que después, contrasta con el Adagio expressivo. Fue aquí la interpretación especialmente conmovedora al crear un nexo de unión perfecto con el público, que sintió la energía ensoñadora  que provocaban los arpegios del piano hasta que las cuerdas lo transportaron al momento de máxima tensión para después volver a la calma. Magnífico trabajo de cámara que tuvo un feliz desenlace en el enérgico Allegro agitato que, a través de cambios dinámicos y de tempo produjo una música de gran intensidad y consiguió su objetivo, agitar interiores.

Esther Martín

 

Judith Jaúregui y Cuarteto Gerhard

Sala Cámara del Auditorio Nacional Madrid

Liceo de Cámara XXI del CNDM

Obras de Chaikovski, Liszt y Amy Beach

 

Foto © Elvira Megías

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