Como #lecturasdeverano, continuamos con la publicación en abierto de las distintas entrevistas realizadas en la sección “Contrapunto”, publicadas en nuestra revista RITMO en su edición de papel, a personalidades de la cultura, y que solo estaban disponibles en dicho formato. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de julio-agosto de 2024 (por Gonzalo Pérez Chamorro)
XAVIER GÜELL
Acaba de publicarse en Galaxia Gutenberg Shostakovich contra Stalin, de Xavier Güell, un fascinante relato sobre la vida del compositor ruso y la influencia en su música de Stalin: “Sin ese miedo, la música de Shostakovich hubiera sido totalmente diferente”, indica nuestro invitado al contrapunto de verano, el también director de orquesta y consagrado escritor Xavier Güell.
por Gonzalo Pérez Chamorro
¿Recuerda cuál ha sido la última música que ha escuchado?
La Cerillera de Helmut Lachenmann. Una de las óperas que cierran el siglo XX, y que demuestra cómo ese siglo fue uno de los más grandes en la creación de todos los tiempos.
¿Y recuerda cuál pudo ser la primera?
El Primer Concierto para piano de Tchaikovsky, en la Plaza Porticada de Santander, tocado por Rafael Orozco.
Teatro, cine, pintura, poesía… ¿A qué nivel pondría la música con las demás artes?
La música es el único arte verdaderamente abstracto. La música no dice nada concreto, pero a través de ella puedes intuirlo todo: de dónde vienes, hacia dónde vas, qué sentido tiene la vida, por qué merece la pena llegar al final, por qué es posible vivir con intensidad hasta el último día.
Qué habría que hacer para que la música fuera pan de cada día…
La música puede salvar a las personas; cuanto más cerca estás de ella, mejor entiendes un mundo, al que nos han forzado a entrar, sin habernos pedido permiso.
¿Cómo suele escuchar música?
Con cascos. Los ojos cerrados. Sin hacer nada más. Escuchar concentrado es fundamental. Detesto la música de fondo, o como complemento de cualquier otra actividad.
¿Qué ópera (o cualquier obra musical, etc.) le hubiera gustado componer?
La Tercera Sinfonía de Gustav Mahler. La escuche por primera vez a los trece años, y cambió mi vida. Desde ese momento supe que algún día yo también la dirigiría. Y así fue.
¿Qué personaje le hubiera gustado cantar o interpretar en el escenario?
El barón Ochs, de El caballero de la rosa, de Richard Strauss.
¿Teatro o sala de conciertos favorita?
La sala dorada de la Filarmónica de Viena.
¿Un instrumento?
El piano.
¿Y un intérprete?
Leonard Bernstein, mi maestro; un músico genial.
¿Un libro de música?
Doktor Faustus, de Thomas Mann.
Por cierto, qué libro o libros tiene abierto ahora en su mesa de lectura…
El tiempo recobrado, de Marcel Proust.
¿Y una película con o sobre música?
Notturno, sobre el final de la vida de Franz Schubert, y su deterioro como consecuencia de la sífilis.
¿Una banda sonora?
Apocalipsis Now, película de Francis Ford Coppola.
¿Cuál es el gran compositor de música española?
Hay grandes compositores españoles. He trabajado con muchos de ellos. La música contemporánea española es magnífica. He dedicado años de mi vida a divulgarla en todo el mundo.
¿Una melodía?
El inicio del último movimiento de la Tercera Sinfonía de Mahler.
¿Con qué música le gustaría despedirse de este mundo?
Con el final de Tristán e Isolda de Wagner.
¿Un refrán?
“Hay tiempo hasta el final, para volver a empezar”.
¿Una ciudad?
Siena.
Acaba de publicarse Shostakovich contra Stalin en Galaxia Gutenberg, ¿qué quiere mostrarnos en este nuevo libro de la colección “Cuarteto de la guerra”?
Que el miedo (ese miedo que sintió Shostakovich, el 26 de enero de 1936, cuando Stalin asistió a una representación en el Bolshoi de su Lady Macbeth, y abandonó el teatro antes de acabar la función) puede transformarse en energía creativa; el miedo para Shostakovich, fue una droga inyectada en las venas que le hizo percibir su dramática situación en la Unión Soviética, con una intensidad brutal. Sin ese miedo, la música de Shostakovich hubiera sido totalmente diferente.
¿Al escribir sobre ellos, ha cambiado su enfoque sobre algunos compositores?
Yo interpreto a mis personajes: los estudio, los asimilo, sueño con ellos, para al final robarles el alma y llegar a sentir como ellos. Es un proceso largo, complicado, muchas veces doloroso. En este último libro, hubo veces que estuve a punto de tirar la toalla. No veía el final. Pasé seis meses en un pequeño pueblo del Báltico en total soledad, y ahí pude por fin terminarlo. Ahora me siento feliz pero también vacío, como si me hubieran arrancado una parte importante de mí. Necesito descansar, recuperar fuerzas y abordar la última parte de mi tetralogía Cuarteto de la guerra, dedicada a Schoenberg en su exilio de Los Ángeles, a su enfrentamiento con Thomas Mann, como consecuencia de la publicación del Doktor Faustus. Quiero acercar la música de Schoenberg, uno de los compositores más expresivos de toda la historia de la música, al gran público.
¿Qué cree que le sobra a este país? ¿O qué le falta?
Que sus diferentes partes se entiendan mejor. Yo creo en Iberia (incluido Portugal), creo en sus culturas, sus lenguas, sus diversas maneras de entender la vida. Iberia tiene un potencial enorme que no se ha desarrollado suficientemente. Es el faro del sur de Europa. También creo en una Europa que incluya desde Iberia a Rusia. Pienso que Europa sin Rusia está incompleta. Un sueño que, por desgracia, cada vez está más lejos de hacerse realidad.
Háblenos de un trance cultural o musical en su vida que se le haya quedado grabado…
Escuchar la Tercera de Mahler. Lo repito: esa obra cambió mi vida. Y sí, entré en trance.
Si pudiera retroceder a un momento de la historia de la humanidad, ¿dónde iría Xavier Güell?
No me planteo esa cuestión. Acepto el aquí y el ahora. Y trato de hacer las cosas, sin perder la ilusión que ha sido el motor fundamental en mi vida.
¿Qué cosa le molesta en su vida diaria?
Levantarme por las mañanas y tener que cumplir unos objetivos demasiado concretos que, de alguna forma, me impiden vivir con mayor libertad.
Cómo es Xavier Güell, defínase en pocas palabras…
Apasionado, a veces voraz; impaciente, a veces sentimental.