Música clásica desde 1929

Calixto Bieito explora la lucha por el poder y la moral con Giulio Cesare de Haendel en el Liceu

22/05/2025

El Gran Teatre del Liceu lleva a escena Giulio Cesare de Händel, en una nueva coproducción con la Dutch National Opera, que podrá verse en un total de seis funciones, del 25 de mayo al 7 de junio.

El reconocido director Calixto Bieito regresa al Liceu para dar vida a la historia de amor de dos grandes personalidades históricas: César y Cleopatra. Una obra barroca extraordinaria dirigida por el experto en el género William Christie y con las voces de Xavier Sabata y Julie Fuchs.

Por primera vez en su historia, la orquesta del Liceu interpretará una ópera completa con instrumentos de época, siguiendo criterios de interpretación histórica. Este enfoque permite recuperar el sonido original con el que se concibió Giulio Cesare, ofreciendo una experiencia sonora fiel a la estética del siglo XVIII y poniendo en valor la riqueza tímbrica propia del barroco.

Giulio Cesare es una ópera ambientada en el pasado, pero no es una ópera histórica: su interés reside en cómo presenta los arquetipos y los valores humanos adaptados a los intereses políticos del siglo XVIII. Bieito traslada la ópera al presente para explorar, con una mirada contemporánea, la lucha por el poder, la obsesión por el sexo, el deseo de venganza y la necesidad de perdón en un mundo cada vez más marcado por la violencia y el egoísmo.

Georg Friedrich Händel compuso Giulio Cesare in Egitto en 1724, en un momento excepcional de su carrera, cuando la ópera de estilo italiano causaba furor en Londres y él contaba con el apoyo de la realeza inglesa para crecer como músico y empresario. El compositor dedicó más tiempo de lo habitual a pulir sus cualidades: una orquestación y unas melodías ricas, y una dimensión dramática poco habitual en la ópera barroca.

La producción: una cruel caricatura sobre la conquista del poder

La producción de Calixto Bieito se centra en los aspectos morales de la historia y, sobre todo, en el lado oscuro del deseo y del poder. Al igual que Händel y el libretista Nicola Francesco Haym, Bieito no aborda esta ópera con una intención documental, sino como una exploración de la naturaleza humana y de las motivaciones más profundas de los personajes.

Estrenada en Ámsterdam en 2023 con gran éxito, esta producción sitúa la acción en un presente indefinido, sugerido sobre todo por el vestuario. El espacio escénico es funcional y casi aséptico, con una estructura móvil en el centro del escenario que permite múltiples juegos de presencia y desaparición. Más allá de la estética, lo que define la propuesta de Bieito es la intensidad psicológica de los personajes y cómo la tensión entre sus deseos hace avanzar la narración hasta un desenlace marcado por la paradoja: Cesare vence no por la fuerza, sino por una aparente generosidad y compasión, representada en un gesto final tan icónico como provocador: la ofrenda a Cleopatra de un trono que es, siguiendo la tradición iconoclasta de Bieito, una taza de váter.

Lejos de la provocación gratuita, Bieito presenta Giulio Cesare como una ópera sobre el poder y sobre las distintas posiciones morales desde las que se pretende conquistar o conservar. Aunque el texto apunta a una victoria de la virtud sobre la mezquindad, la dirección de Bieito insinúa que incluso la nobleza de Cesare está motivada por intereses propios. El mensaje final es claro: el poder nunca es inocente, por mucho que se disfrace de bondad.

El argumento: seducción, poder y venganza

Giulio Cesare in Egitto, de Händel, narra el encuentro entre el general romano Julio César y Cleopatra, en plena lucha por el control de Egipto tras la muerte de Pompeyo. Cuando César llega a Alejandría, se ve inmerso en el conflicto dinástico entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que aspira a controlar el reino. Cleopatra, decidida a recuperar el poder, seduce a César y consigue su apoyo. Paralelamente, Cornelia y Sesto, viuda e hijo de Pompeyo, buscan venganza por el asesinato de su padre a manos de Tolomeo. La ópera combina pasión, venganza y juegos de poder, con una Cleopatra astuta y carismática y un César que, pese a la guerra y la traición, acaba triunfando gracias a su capacidad estratégica.

Händel compuso a lo largo de su extensa carrera cerca de 40 óperas, y Giulio Cesare in Egitto suele considerarse la que exhibe el despliegue musical más hábil y la mejor caracterización de los personajes. Händel pudo trabajar en esta obra bajo unas condiciones únicas en toda su trayectoria: con un muy buen equipo a su disposición, un presupuesto elevado y mucho tiempo para componer.

Giulio Cesare está basada en varios textos romanos de historia —principalmente en el poema de Marco Anneo Lucano, La Farsalia, escrito en tiempos del emperador Nerón— que documentaban la guerra civil que un siglo antes había enfrentado a Julio César y Pompeyo.

La derrota de Pompeyo tuvo lugar a las afueras de Alejandría, que es donde empieza la historia adaptada para la ópera: al llegar victorioso a Egipto, Cesare descubre que el faraón Tolomeo, en un intento de ganarse su favor y evitar que lo destituya del trono, ha matado a Pompeyo y le ha cortado la cabeza. Esta decisión irritará al general romano, y esta toma de partido hará que varios personajes quieran aliarse con él para satisfacer sus propios intereses.

La ópera fluye con naturalidad porque las emociones que proyectan los personajes son universales: la ambición de poder, el deseo de venganza, la compasión, la demanda de justicia, etc. Todo ello acompañado de un impresionante arsenal de arias —siete para Cleopatra y siete para Cesare, sin contar las de los personajes secundarios—: dúos, coros, sinfonías y la escritura orquestal más colorista y densa de las óperas de Händel. Una obra maestra que resiste muy bien el paso del tiempo.

En escena: leyendas y nuevas estrellas de la música barroca

Considerada, en el buen sentido, una rareza dentro del catálogo operístico de Händel, Giulio Cesare es el único título del compositor que ha mantenido una presencia constante a lo largo de cuatro siglos. Mientras muchas otras obras han tenido que esperar hasta el siglo XXI para ser redescubiertas, esta ópera no solo fue la más representada en vida de Händel, sino que reapareció puntualmente en el siglo XIX, se convirtió en símbolo de la reivindicación del compositor durante el siglo XX y sigue siendo su título más emblemático en pleno siglo XXI.

Esta trayectoria hace que cualquier nueva producción de Giulio Cesare deba asumir un alto nivel de exigencia artística, con un público acostumbrado a grandes interpretaciones vocales y musicales. En las funciones que acogerá el Gran Teatre del Liceu, el elenco y el equipo artístico garantizan plenamente este estándar.

La dirección musical correrá a cargo del prestigioso William Christie, una figura legendaria de la música barroca que, a sus 80 años, debuta en el Liceu dirigiendo la Orquestra Simfònica del Teatre. Fundador de la reconocida formación Les Arts Florissants, Christie aportará su visión a una partitura escrita para las mejores voces de la Europa del siglo XVIII.

El papel principal de Cesare será interpretado por el barcelonés Xavier Sabata, reconocido internacionalmente como uno de los contratenores más destacados de su generación. En el rol de Cleopatra debutará la soprano francesa Julie Fuchs, una de las grandes voces actuales del repertorio del siglo XVIII, con un timbre lírico de gran belleza y proyección. El reparto se completa con la contralto italiana Teresa Iervolino (Cornelia), la mezzosoprano Helen Charlston (Sesto), el contratenor Cameron Shahbazi (Tolomeo), el barítono José Antonio López (Achilla), Jan Antem (Curio) y Alberto Miguélez Rouco (Nireno), en un conjunto de voces que pone de relieve el equilibrio, la elegancia orquestal y la complejidad vocal de esta gran ópera de Händel.

La música

Giulio Cesare es una de las óperas más ricas y refinadas de Händel, y ofrece algunas de las arias más celebradas del repertorio barroco. En cada acto, la música se convierte en un vehículo de expresión emocional y en un retrato psicológico de los personajes.

En el acto I, Va tacito e nascosto, interpretada por Giulio Cesare, destaca por el brillante acompañamiento de trompeta y muestra una de las virtudes del general romano: la prudencia, así como la astucia en cuestiones estratégicas. Narra el momento en que el faraón Tolomeo convoca una reunión con Giulio Cesare para resolver los problemas entre ambos tras el asesinato de Pompeyo y lo invita a alojarse en palacio. Aunque es evidente que se trata de una trampa, Cesare acepta: es mejor tener al enemigo cerca que lejos de su control.

En el acto II, V’adoro, pupille, de Cleopatra, es el aria central de la escena conocida como el Parnaso, una recreación —con músicos en escena— de la idea del paraíso de la mitología antigua. Cleopatra busca acercarse a Giulio Cesare para que la ayude a conquistar el trono de Egipto y, al enterarse de que ha pasado la noche en el palacio del faraón, hace todo lo posible por atraerlo a su lado. El aria se convierte en un arma de seducción, donde Cleopatra despliega todo su encanto y sofisticación para cautivar a Cesare.

Finalmente, en el acto III, encontramos dos de las arias más profundas y conmovedoras de la ópera: Se pietà di me non senti y Piangerò la sorte mia, también de Cleopatra. En un momento de máxima vulnerabilidad, creyendo muerto a Cesare, la reina egipcia expresa su dolor y su desesperanza con una intensidad musical que combina equilibrio formal y una emotividad sincera.

Exposición en el Saló dels Miralls: El somni de les bàquides, de Sergio Roger

Coincidiendo con las funciones de Giulio Cesare y en el marco del Liceu de les Arts, el Gran Teatre del Liceu acoge la exposición El somni de les bàquides de Sergio Roger en el Saló dels Miralls, abierta del 25 de mayo al 7 de julio de 2025. El artista barcelonés reinterpreta la antigüedad clásica a través de esculturas textiles que subvierten los materiales y símbolos tradicionales para cuestionar cómo leemos el pasado. Las piezas, confeccionadas con tejidos naturales y antiguos como la seda cruda o telas de principios del siglo XX, establecen un diálogo íntimo con las representaciones idealizadas de la época grecorromana.

Con una gran delicadeza formal y una profunda carga conceptual, Roger invita a deconstruir la visión preconcebida del pasado y a reflexionar sobre la permanencia y el idealismo asociados al arte tradicional.

 

Foto © David Ruano

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