Música clásica desde 1929

Zulema de la Cruz
Diciembre 2023 - Núm. 978

Zulema de la Cruz

La composición: una manera de vivir

Nos encontramos en un Madrid, en el que el otoño rivaliza con la primavera, con la compositora, profesora y maestra Zulema de la Cruz, recién llegada de México, donde se han interpretado varias de sus obras, y por donde ha pasado igualmente por el frío y por el calor de un país que abraza al caribe y a diferentes estadios climáticos en una sola jornada de viaje. Pero nuestro encuentro no viene motivado por el clima, viene motivado porque en 2023, Zulema de la Cruz ha cumplido 65 años, celebrando además 36 años en la docencia superior: 30 años en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (1988-2018) y 5 años en UNIR - La Universidad en Internet (2018-2023). “Además, se cumplen 5 años del desarrollo y puesta en marchas del Máster Universitario en Composición Musical con Nuevas Tecnologías UNIR, que tengo el honor de dirigir y que tantas alegrías me ha dado”, afirma la compositora, mientras nos relajamos al amparo de una silenciosa cafetería en nuestra conversación sobre su extensa trayectoria.

Desde sus comienzos como pionera en la composición en España: “Nunca pensé dedicarme al mundo de la composición hasta que me encontré en mi camino con el grandísimo compositor y maestro Carmelo Bernaola, quién me descubrió y me abrió en el mundo de la composición, la innovación musical y la investigación sonora”, hasta su momento actual, en el que prepara varias obras y encargos, además de asumir el reto continuo de la formación de alumnos en la UNIR, así es Zulema de la Cruz, para la que la composición es una manera de vivir.

 

Está recién aterrizada de México…

Pues sí, recién aterrizada de México, país donde anteriormente se habían interpretado obras mías en varias ocasiones, pero en las que no pude estar presente. Es la primera vez que visito México y me parece un gran país lleno de música y color, es “como estar en casa”.

Por otra parte, 2023 ha sido un año muy especial para usted, nos puede decir por qué motivo…

Hay que decirlo como es, en 2023 he cumplido una edad importante, 65 años. También he cumplido 36 años en la docencia superior: 30 años en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (1988-2018) y 5 años en UNIR - La Universidad en Internet (2018-2023). Además, se cumplen 5 años del desarrollo y puesta en marchas del Máster Universitario en Composición Musical con Nuevas Tecnologías UNIR, que tengo el honor de dirigir y que tantas alegrías me ha dado. Un Máster que me ha hecho conocer a alumnos de habla hispana de todos los países latinoamericanos y de España, que me ha abierto la mente a los nuevos modos y maneras de componer del siglo XXI de fuera de Europa. Y quizá lo más importante de cumplir años es que puedo revisar el tiempo hacia atrás y darme cuenta de lo mucho que he hecho y de lo que me faltó por hacer. ¡El tiempo ha pasado prácticamente como un parpadeo!

La composición, ¿nace de manera espontánea o surge a través de un proceso de pensamiento más profundo?

Yo empecé a componer con 17 años, antes también lo hacía, pero de manera inconsciente. Nunca pensé dedicarme al mundo de la composición hasta que me encontré en mi camino con el grandísimo compositor y maestro Carmelo Bernaola, quién me descubrió y me abrió en el mundo de la composición, la innovación musical y la investigación sonora. Gracias a él entré en el mundo de la composición de forma casi natural a través de la armonía y a través de lenguajes compositivos que provenían de la vanguardia del siglo XX. En ese momento, la ruptura de la tonalidad era total y de todas las reglas que tenían que ver con ella. Por supuesto, mi lenguaje era un lenguaje como el de cualquier compositor que comienza. Un lenguaje derivado de la tonalidad y de la búsqueda sonora (mi atracción por Debussy, Stravinsky, Ligeti y Lutoslawski, por ejemplo) era patente, ya que yo era pianista y tenía “la música en las manos”. Estaba estudiando piano y terminando mi carrera con el gran profesor, pianista y también compositor Manuel Carra, con quien toqué el Concierto para dos pianos de Poulenc, Morfología Sonora de Bernaola, Neumas Rítmicos de Messiaen y el descubrimiento de Canto de los adolescentes de Stockhausen, nada menos… Sobre todo, tocaba el piano en grupos de cámara y también tocaba en mis propias obras que ya estaba componiendo. Por otra parte, los cursos de composición que desarrollaba el maestro Bernaola en Granada y Santiago de Compostela fueron importantísimos en mi carrera, ya que ahí pude desarrollar y avanzar en mis conocimientos de la técnica de la composición. Carmelo Bernaola me enseñó a vivir como una compositora a tiempo completo; me mostró un mundo que yo desconocía.

¿Se hace o se nace compositora?

Siempre se está componiendo con la mente y siempre se está pensando en la próxima música, la próxima obra, aunque se realicen otras actividades como la enseñanza o la crítica, como la investigación o como dar un paseo, comer, respirar y actividades rutinarias… Como le decía antes, en aquellos años finales de los 70 y principios de los 80 muchos de los compañeros/as que tuve en esos cursos, fueron después compositores/as. El germen que había puesto el maestro Bernaola en nuestros corazones, hizo que siguiéramos este camino, a pesar de las dificultades. Hace años, en 2009, en un artículo para la revista El Compositor habla, dije una frase que vuelvo a repetir hoy día, que es “La composición: una rosa con espinas”. El mundo maravilloso de la composición es donde uno se adentra y siempre encuentra elementos nuevos, donde la imaginación no tiene límites, pero también tiene muchos momentos duros y difíciles. Cuando uno se queda sin ideas o cuando uno piensa que ya no tiene nada más que decir y se enfrenta a la famosa página en blanco, es cuando uno descubre que es el momento de avanzar y de cambiar. Esto me lo enseñó el maestro Leonardo Balada, que aún está con nosotros.

“La composición: una rosa con espinas”, me la apunto con su permiso…

También utilizo esta, que a día de hoy siempre les digo a mis alumnos: “La composición: una manera de vivir”.

Está regalando titulares poéticos…

Le digo que llegada a este momento de mi vida, sin embargo, creo que, aunque el mundo de la composición es duro, también nos ayuda a ser felices. Es una forma de vivir y actuar ante los problemas de la vida. Los momentos buenos y malos que nos acontecen pueden reflejarse dentro de la creación de una obra; eso hace que tengamos una manera de expresión más equilibrada, al menos esa es mi experiencia.

Vivimos, por suerte, con una amplia presencia de compositoras en el repertorio actual… Pero toda esta presencia no era igual hace 30 años…

No es fácil vivir como una compositora de los siglos XX y XXI, pero sí es posible. Hace años, ser compositora, no solamente en España, sino en cualquier país del mundo, era mucho más difícil y más duro que en la actualidad. No es que no hubiera compositoras, qué sí las había, sino que la sociedad no las dejaba hablar. Ya en mis años, los setenta y ochenta, empezábamos a tener más libertad; no me puedo quejar del trato recibido por mis compañeros y compañeras, profesoras y profesores y profesionales, en el camino para llegar a ser una compositora. Tanto en mis estudios en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, como posteriormente en la Stanford University de California en Estados Unidos, encontré muchos momentos donde pude ejercer mi libertad como intérprete y creadora. En esos maravillosos años creo que avanzamos mucho en España con respecto a los derechos de las mujeres en cualquier campo profesional, como también en la música y en el arte. Actualmente, en el siglo XXI, no puedo decir lo mismo. Aunque hoy día hay muchas más compositoras que en mi época, sin embargo, observo que hemos involucionado.

¿Si tuviera que explicar el momento que vive la creación musical, por donde empezaríamos?

Hay caminos que se cierran no solo para las compositoras, sino también para los compositores varones y que no se lucha lo suficiente para que haya una mayor presencia de las creaciones actuales en el mundo del siglo XXI. Es cierto que el mundo de la música audiovisual, unida a los espectáculos de masas, han llenado nuestras vidas y se han adueñado de ellas. Esta es la peor parte que nos ha traído la llegada del ordenador con sus variantes y las nuevas tecnologías, aunque por otra parte nos ha abierto un futuro sin límites. No sabemos lo que pasará de aquí a unos años cercanos y mucho menos lejanos, pero está claro que los creadores tendremos que buscar nuevos caminos para poder permanecer. Y no solo hablo de la música, hablo de todos los creadores en general. Nuevos caminos y nuevas profesiones ya están aquí, aunque en muchos casos están balbuceando. Los creadores no nos podemos quedar atrás y tenemos que seguir lo que nos trae nuestro presente y nuestro futuro. Como decía el gran maestro György Ligeti, “hay que evolucionar con el tiempo que nos ha tocado vivir”.

¿La labor docente que ha desarrollado durante años ha evolucionado de la misma manera que ha evolucionado la compositora?

La enseñanza ha sido parte de mi vida con la composición y la interpretación. Desde los 15 años comencé a dar clase hasta el día de hoy, que sigo en activo. Al principio, como muchos músicos, daba clase de mi instrumento, el piano, y también de materias relacionadas con el lenguaje musical y con la armonía. A la vuelta a España y después de acabar el Master en Composición Musical y Computer Music de la Universidad de Stanford y después de ganar un Concurso de Méritos (muy reñido) en 1988-89, me encontré con la posibilidad de desarrollar, de forma pionera en España, en los estudios de los Conservatorios Superiores de Música, estudios de Composición Electroacústica y por Ordenador dentro de la carrera superior de Composición del Real Conservatorio Superior de Madrid, donde había estudiado. Con la colaboración total del maestro Antón García Abril, con el que había cursado los últimos años de la carrera de Composición, y con la ayuda del Director del Real Conservatorio de Madrid, Miguel del Barco, creamos el LICEO-RCSMM (Laboratorio de Investigación y Composición Electroacústica y por Ordenador) para impartir estas clases.

30 años de docencia en el RCSMM…

Exacto, durante estos 30 años de docencia en el RCSMM (1988-1918) se estrenaron más de 400 obras hechas por los alumnos compositores que pasaban por sus aulas y que están catalogadas en mi Tesis Doctoral: Laboratorio de Investigación y Composición Electroacústica y por Ordenador (LICEO) del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (RCSMM) (IE University de Madrid 2015). Este fue el germen para llevar estas enseñanzas tecnológicas a todas las Comunidades Autónomas de España con la Ley LOGSE. A día de hoy existen cátedras de Tecnología en casi todos los Conservatorios Superiores de España y también existe un Grado en Sonología y un Grado en Composición donde se incluyen estos estudios. No hay necesidad de salir de nuestro país, como nosotros tuvimos que hacer, para adquirir los conocimientos necesarios para trabajar con los adelantos tecnológicos aplicados a la composición.

¿Es la orquesta el cobijo definitivo para realizar los sueños de una compositora?

La orquesta es maravillosa porque es como el piano, pero llevado a todos los colores. Para mí la orquesta fue un hallazgo y aún más las grandes obras con coro y orquesta y, si le añadimos las transformaciones con ordenador, ¡mucho más! Aunque no creo que para mí la orquesta sea el punto de mayor referencia o de mayor satisfacción, creo que como compositora en cada obra que hago, sea una obra para pocos instrumentos o gran orquesta o dos orquestas y coro incluso, o una ópera u obra electroacústica o audiovisual, en cada obra me reflejo y, en ese momento, es ese mundo sonoro el más importante y el más satisfactorio. Siempre busco llevar el material tanto tímbrico como estructural a sus límites.

Hay un modus operandi para cada creador…

Claro, de lo anterior, por ejemplo, deriva el desarrollo del hecho musical de un proceso compositivo basado en un grupo de sonidos o material sonoro del que deriva toda una estructura musical y que le da al compositor todas las herramientas para hacer una obra. Este proceso lo empecé a desarrollar con mis alumnos en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid cuando daba la asignatura de Composición Electroacústica. Y después, en el Master en Composición Musical de UNIR, lo desarrollé por completo para dar la asignatura de Proyectos de Composición Instrumental. Este sistema de composición abierto, unido a estructuras que provienen de los números naturales, como puede ser el número áureo, el número de Euler y series numéricas como la serie de Fibonacci, más las estructuras que provienen de la naturaleza, terminaron de conformar mi gesto y mi manera de componer.

¿Su relación con la palabra y con la ópera hasta dónde llega?

Mi relación con la palabra viene de muy antiguo, ya que mis dos abuelos eran escritores. Para componer una música que lleve texto, tengo que enamorarme del texto. En el proceso creativo con el texto lo elijo de manera muy escrupulosa. Hasta que un texto no me enamora, no trabajo con él y, en especial, tengo que entender la rítmica que lleva el propio texto. Trabajo mejor con el verso que con el verso con prosa y, como digo, el texto lleva la estructura de la obra. ¿Y por qué digo que el ritmo del texto me da la estructura de la obra?, porque voy a los puntos culminantes donde el texto me lleva y llevo la música a esos puntos; también mido el texto minuciosamente.

Se siente cómoda ante un texto como una motivación…

Me siento muy cómoda en el género de la canción y de hecho he realizado muchas. También me siento muy cómoda en estructuras grandes, como con coro y orquesta; por ejemplo, ahí está mi obra Canto a las víctimas inocentes, para tres coros, coros de niños, dos orquestas, orquesta de cámara y tres solistas, que estrenó Víctor Pablo Pérez en el Auditorio Nacional de Madrid en 2016 como encargo de la Comunidad de Madrid. Es una obra cuyo texto es de un escritor con el que trabajo a menudo, Antonio Maura. Ésta sido la única vez en la que el texto se realizó con proporción áurea y siguiendo las instrucciones que yo necesitaba para desarrollar esta obra. El escritor y yo nos reunimos y trabajamos para hacer una letanía, donde el punto culminante de la obra coincidía con el punto de proporción áurea.

¿Cuál podría ser la obra para comenzar a conocer el lenguaje de Zulema de la Cruz?

Como le decía, en el género de la canción he compuesto muchas obras. Y una canción puede ser un buen punto de partida. Mi canción más conocida es seguramente Canción para Clara, con un pequeño texto de Antonio Colinas que realizamos para un libro verso que se editó en 2008 y que se ha hecho para todas las voces: es decir, que hay versiones para barítono, para tenor, para soprano (que era la original) y también para soprano dramática. Es una canción que les gusta mucho a todos los intérpretes.

También ha desarrollado una literatura pianística muy grande en su trabajo como compositora y asesora del Concurso Internacional de Piano de Jaén…

Conocía el Concurso de Piano de Jaén prácticamente desde siempre, debido a que soy pianista, de hecho, mi gran ilusión era poder llegar a participar en este concurso. Pero como la vida tiene muchas vueltas, nunca llegué a participar como pianista, pero sí en 1993 llegué de la mano del presidente del jurado, el gran pianista y maestro Guillermo González, para ayudarle a que la obra obligada que se hacía en este Premio cada año y encargada a un compositor español, se pudiera mantener. Allí conocí a los miembros de la Diputación que llevaban el Premio. Todavía hoy la Diputación sigue llevando el peso de un concurso internacional que está en todos los catálogos de los premios más importantes del mundo. Y tuve el honor de hacer la obra encargo en la edición de 1998, Trazos del sur, cuya mejor interpretación y posterior premio recayó en el pianista mexicano Manuel Escalante. Después me quedé en Jaén como asesora y años más tarde se constituyó el consejo asesor del Premio Jaén de Piano y me pidieron que siguiera en el Concurso, participando en el consejo y encargándome de la obra obligada; intento buscar a los compositores/as españoles más adecuados para poder realizar la obra de encargo, que antes era obligada y ahora es decisión del concursante interpretarla o no, pero mantiene la cuantía del encargo y del premio a la mejor interpretación: 6000 €.

Se ha unido a Jaén con el paso del tiempo…

Jaén, desde que la descubrí, es mi debilidad; mi abuela era de Jaén y mi amor por Andalucía y sobre todo por las tierras jiennenses está totalmente demostrado; mi interés por el cante jondo y los palos del flamenco es más que evidente en toda mi obra. Me llevó a Jaén el maestro Guillermo González y cuando él se marchó, yo también me marché. Pero cuando Felipe López, entonces presidente de la Diputación, y mi querido Arturo Gutiérrez de Terán, me llamaron de nuevo, volví a Jaén y me quedé. Con Jaén y por Jaén me reconcilié con la escritura del mundo del piano. Hasta esos años no había compuesto para piano más que unas pequeñas piezas tempranas y volví sabiendo lo que quería hacer y lo que necesitaba hacer con el piano, como con mi Concierto para piano n. 1 “Atlántico”, dedicado al maestro Guillermo González, que lo estrenó en Las Palmas y Tenerife, como encargo del Festival de Canarias de 2001 y que se ha tocado en numerosas ocasiones. Espero seguir durante muchos años más, asesorando a este maravilloso concurso, generando nueva música por encargo y viviendo la primavera andaluza que tanto me apasiona.

Gracias por su tiempo y felicidades por su aniversario.



por Gonzalo Pérez Chamorro



Foto portada © Noah Shaye

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