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Rafael Sánchez-Araña

Un brindis por La Traviata

Noviembre 2020

Después de varios meses de incertidumbre, finalmente se ha podido representar, con limitaciones, la ópera de Verdi dentro de la temporada de Amigos Canarios de la Ópera, con la dirección musical de Rafael Sánchez-Araña y un trío protagonista que hubiera deseado cualquier teatro operístico: Jessica Pratt, Celso Albelo y Ludovic Tézier.

¿Podríamos decir al fin eso de “Libiamo ne' lieti calici” para esta Traviata aplazada?

Pues finalmente sí. Después de muchos meses de incertidumbre hemos podido volver a los escenarios, aunque con limitaciones en muchos sentidos, pero adaptándonos y reinventándonos que, a mi modo de ver, creo que es la única solución posible. Esto se merece sin duda un brindis.

¿Cómo está siendo la experiencia de dirigir una producción con todas las medidas de seguridad impuestas por el Covid? 

Pues ha sido todo un reto. Las distancias entre músicos, en escena, orquesta reducida, pocos ensayos y reducción del tiempo de los mismos, hacen que haya sido un reto absoluto, pero debo decir que ha habido tantas ganas y tanta ilusión por parte de todo el equipo, que aun teniendo estas dificultades, el espectáculo que se ha creado tiene un calidad muy importante. Desde aquí me gustaría felicitar a todos los integrantes de esta producción: Amigos Canarios de la Ópera (ACO), director de escena, técnicos, producción, orquesta, coro y solistas.

Hablando de pandemia y confinamiento, ¿cómo ha sido para un director de orquesta esta situación?

Al principio del confinamiento me dediqué a descansar y sinceramente lo agradecí mucho. Poder parar y coger algo de aire, leer, escuchar música sin el estrés de la rutina diaria. Al cabo de algunas semanas comencé a retomar la rutina de estudio con nuevos repertorios y deporte dentro de casa; esto me mantuvo bastante entretenido. La verdad es que no lo viví demasiado negativo. Con los años me he vuelto bastante casero (risas).

En 2018 usted fue director asistente del Maestro Chichon en la Ópera de París, precisamente con La Traviata. ¿Cree que la visión de Chichon y la suya tienen muchas similitudes o tienen divergencias importantes?

La primera vez que estudié Traviata fue para la Ópera de París con Chichon y fue un grandísimo aprendizaje; reconozco que sentí un vínculo muy fuerte con esta música. Hay obras con las que te conectas más que otras y con La Traviata, desde que comencé a estudiarla, me sentí muy cerca de ella. Unos meses después, ACO me ofrece debutar en su temporada precisamente con esta ópera y fue una oportunidad fantástica y el mejor regalo que me podían dar, ya que me lo notificaron el día de mi cumpleaños. Al estudiar no sólo Traviata, si no prácticamente el 80% del repertorio que he preparado en los últimos cuatro años, es inevitable reconocer que tengo una grandísima influencia de Chichon, aunque él es el primero que me invita a tener mi propia visión en todo momento. Este proceso me ha permitido que posteriormente haya podido llegar a mi propia versión, tener mis propias ideas y formas de ver cada una de las obras.

Hablando de la Ópera de París, usted fue el primer director canario en trabajar allí y ahora de nuevo es el primer director grancanario en debutar en la Temporada de Ópera de Las Palmas. ¿Siente usted que está abriendo un camino?

Siento que estoy haciendo mi propio camino y creo que ya es bastante (risas). En Canarias desafortunadamente no tenemos tradición de directores de orquesta, por diferentes motivos, y eso implica en ocasiones ser el primero en algunas cosas. Es una responsabilidad y un honor, pero creo que no es algo excesivamente importante. Me hace especial ilusión debutar en esta histórica temporada con mi orquesta, la Orquesta Sinfónica de Las Palmas, que vuelve a participar en la Ópera después de quince años.

Díganos, ¿cómo ha sido dirigir a Jessica Pratt, Celso Albelo o Ludovic Tézier?

Con Celso he trabajado ya en varias ocasiones y siempre es un placer. Nos une una gran amistad y es un artista que ha servido y sirve de inspiración para muchos artistas canarios. Trabajar codo a codo en él en mi debut en ACO, ha sido un verdadero regalo. Con Ludovic tuve la suerte de trabajar precisamente en la Ópera de París, también con La Traviata. Es un grandísimo cantante con una carrera internacional admirable, pero a la misma vez es una persona muy cercana. Sinceramente, en este momento, y creo que no me equivoco, que es el mejor Giorgio Germont que existe en el mundo, por lo que ha sido un verdadero privilegio trabajar con él nuevamente. Con Jessica ha sido otro placer absoluto. Una cantante descomunal, con una sensibilidad y musicalidad arrolladora que nos deleitaba en cada ensayo.

Recientemente ha dirigido usted la zarzuela de El barbero de Sevilla,dentro de la Temporada de Canarias. Cuéntenos cómo fue y cómo se ha adaptado la Zarzuela de Canarias a esta nueva normalidad…

Desde la Comisión Artística de la Temporada de Zarzuela de Canarias, de la que soy miembro, y como todos los colectivos, tuvimos que plantearnos varios escenarios posibles para poder llevar adelante la temporada y tener como última opción la cancelación. Después de varias reuniones telemáticas tomamos la decisión de reducir de tres a dos títulos y prescindir de la participación del coro. Esto nos permitiría más posibilidades con las limitaciones actuales de protocolos sanitarios. La zarzuela en un acto El Barbero de Sevilla, de Giménez y Nieto, cumplía a la perfección nuestras expectativas para el título representado, ya que era un título divertido (algo muy importante para estos tiempos), sin coro y con una duración que se adaptaba a las actuales restricciones sanitarias. El barítono Borja Quiza y la soprano Abenauara Graffigna fueron los protagonistas de este título dirigidos escénicamente por José Luis Gago. La representación tuvo lugar el pasado 10 de octubre en el Teatro Cuyás. La Orquesta Sinfónica de Las Palmas y yo estuvimos en el foso acompañando esta divertida y lograda zarzuela y debo decir que el público, aunque era reducido, hizo llegar su calor y cercanía con varios “bravos” durante los saludos finales.

Una de las citas ineludibles de la Sinfónica de Las Palmas con su público es el Concierto Popular de Año Nuevo, ¿cómo se plantea este año? ¿Habrá medidas especiales?

Sí, este año será la IX edición y efectivamente hemos tenido que tomar ciertas medidas para poder llevarlo a cabo. Una de ellas es que este año no contaremos con el Coro Participativo de Año Nuevo ni con nuestro Coro de la Sinfónica de Las Palmas. Aprovecharemos el espacio usado para el coro normalmente, para poder ubicar una mayor cantidad de músicos. El repertorio está prácticamente decidido y contaremos con varios solistas vocales e instrumentales.

En enero de 2021 debuta usted en la Ópera Nacional de Lituania, nada menos que con Carmen de Bizet. ¿Cómo enfrenta este acontecimiento?

Pues con muchísima ilusión. Será mi debut operístico internacional y hacerlo con esta magistral obra que no deja de sorprenderme cada vez que la estudio, es una oportunidad maravillosa de crecimiento y aprendizaje.

por Lucas Quirós

www.sanchez-arana.com

Foto: Ensayos de La Traviata, con la dirección musical de Rafael Sánchez-Araña.
Crédito: © Nacho G. Oramas / ACO

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