Música clásica desde 1929


Un punto de encuentro de actividades musicales con artistas, instituciones y gestores


Manuel Vilas

El arpa histórica hace historia

Marzo 2022

Nos encontramos con Manuel Vilas, uno de los principales intérpretes de las arpas históricas y de su impulso en la Península Ibérica. Además de su infatigable labor investigadora y pedagógica durante décadas, ponemos el foco en su último proyecto que acaba de ser completado: la interpretación y grabación para el sello Naxos de la totalidad del Manuscrito Guerra, una fabulosa e inédita recopilación de los mejores tonos humanos españoles para voz y bajo continuo del siglo XVIII.

Cuéntenos quién es Manuel Vilas... De dónde procede y cómo llegó a aproximarse al mundo de la música…

Nací en Santiago de Compostela, y comencé en el Conservatorio de Santiago a los 9 años los estudios de música, escogiendo el piano como mi instrumento. Siempre me han gustado mucho los instrumentos de tecla. En mi familia no había realmente ninguna afición musical, aunque es verdad que mi padre siempre se preocupó de que hubiera música en casa para ser escuchada. Teníamos una selección como de diez discos que iban, desde la música clásica, hasta la música hawaiana, pasando por la música tradicional gallega. A partir de esas grabaciones comenzó mi interés por la música, tanto por la clásica como por la folclórica. Cuando tomé la decisión de comenzar los estudios en el conservatorio, mis padres me apoyaron completamente.

El arpa histórica es un instrumento muy minoritario. ¿Cómo llegó a querer ser arpista?

Llegué al mundo del arpa mucho más tarde, con veinticinco años. Llevaba conmigo todo el bagaje de piano, algo que me ayudó mucho para la interpretación arpística, ya que, poseyendo la independencia de las dos manos, el conocimiento del solfeo y de la armonía, me facilitaron mucho las cosas a la hora de aprender sobre el bajo continuo. Descubrí el arpa en un curso que realicé en Daroca. Yo asistía al curso como alumno de musicología, que me encanta, aunque no soy musicólogo. En aquella época era muy difícil encontrar un lugar donde estudiar musicología, y el Curso de Música Antigua de Daroca (maravilloso, por cierto, y que forma una parte importantísima de mi vida) era el lugar perfecto para todos los inquietos jóvenes que nos apasionaba la música antigua. En este curso se trataba teóricamente sobre Tomás Luis de Victoria. Además, se impartían clases sobre diversos instrumentos. Me llamó especialmente la atención el arpa de dos órdenes, que la impartía Nuria Llopis, quien más adelante sería mi maestra, y comencé a ir de oyente a las clases de arpa. Me fascinó tanto que empecé a dejar de asistir a las clases de teoría y me iba a escuchar las clases de arpa por la mañana y por la tarde. Nuria un día me dijo si quería probara tocar un poco el arpa, y ya cuando terminó el curso decidí que iba a comenzar a aprender ese instrumento. Nuria Llopis se convirtió en mi maestra, y estuve seis años yendo a Madrid a mis clases de arpa, a la vez que no dejé de asistir en los veranos a los cursos de Daroca. Más adelante me fui a Italia a estudiar Arpa barroca italiana, a Milán, a la Civica Scuola, en donde impartía clases Mara Galassi, a la vez que ya comencé a trabajar en el mundo profesional del arpa histórica. Otro tipo de arpas, como las medievales, renacentistas, o las sudamericanas barrocas, he aprendido a tocarlas de forma autodidacta.

¿Cómo se encuentra la situación del arpa histórica en España a nivel educativo? ¿Hay lugares en donde aprender el instrumento a nivel oficial?

A nivel educativo, el panorama en España es un desastre. Ahora mismo no existe ningún sitio en donde estudiar el arpa barroca española. Se puede estudiar arpa barroca italiana en la ESMUC, y creo que hay una asignatura de conocimientos del arpa histórica en Musikene para los alumnos de arpa moderna. Si se quiere estudiar arpa de dos órdenes hay que recurrir a un profesor particular.

Es muy curioso que mientras otros instrumentos de cuerda pulsada sí que tienen un auge bastante importante en escuelas o conservatorios, léase la tiorba, la vihuela, el archilaúd, la guitarra barroca…, el arpa se encuentre en esta situación tan precaria, siendo además un instrumento tan importante para la interpretación en la música antigua española…

Desgraciadamente, así es. Además, el arpa cuenta con un repertorio bastante extenso, y más para bajo continuo, que es enorme. En España es un fenómeno que no se da en ningún otro país. En Italia tiene bastante importancia, tanta como lo fue en España. Hay que añadir que hay bastante gente que se recicla del mundo del arpa moderna, y hay muchos que no respetan exactamente la digitación, el tipo de fraseos o el tipo de sonido que se busca. Este sería como el camino rápido de un instrumento que no permite ese camino, ya que son dos instrumentos que no tienen nada que ver el uno con el otro, especialmente en el arpa española.

Su último cedé publicado cierra una exitosa serie para la discográfica Naxos de la interpretación completa del Manuscrito Guerra. Cuéntenos cómo encontró usted el manuscrito y en qué consiste exactamente…

Mi relación con el Manuscrito Guerra comienza primeramente por mi gran interés en el repertorio de los Tonos Humanos, un género de canciones para voz y bajo continuo que para el arpa es algo maravilloso. Son piezas compuestas prácticamente para el arpa, aunque sea un continuo genérico. En el año 2000, aproximadamente, en mi propia ciudad, revisando el catálogo de manuscritos de la Biblioteca Xeral de la Universidad de Santiago de Compostela, observé que ahí se encontraba un libro de tonos, pero creía que estarían solamente los textos. Yo no lo conocía y me pareció extraño que nadie lo hubiera investigado. Cuando finalmente lo vi, para mi sorpresa, encontré un manuscrito fantástico con cien tonadas, con su música y texto completos. Es un manuscrito precioso, realizado por un excelente profesional en torno a la Capilla Real de Madrid en la segunda mitad del siglo XVIII. Prácticamente no tiene errores y está realizado en un papel de altísima calidad. Las primeras personas que descubrieron el manuscrito, y que hicieron un artículo fantástico de 30 o 40 páginas en 1999 para una revista inglesa sobre él, fueron dos musicólogos, Álvaro Torrente y Pablo Rodríguez. Inmediatamente me hice con el artículo, que me ha acompañado durante todos estos años. Ellos efectuaron un primer acercamiento y estudio sobre el manuscrito, pero después me encargué de tratarlo en profundidad transcribiendo todas las obras e interpretándolas y grabándolas.

¿Por qué se le denomina “Manuscrito Guerra”?

Es un nombre que se le ha otorgado por el nombre del copista, José Miguel de Guerra, copista de la Capilla Real de Madrid en ese momento que plasmó a mano los cien tonos y los recopiló en este manuscrito. Se trata de una selección de las 100 mejores canciones que circulaban por Madrid en el siglo XVIII.

¿Qué autores podemos encontrar en el manuscrito? ¿Se encuentran obras que no existen en otras fuentes?

En el manuscrito no encontramos nombre alguno de los autores, aunque los sabemos cotejando otras fuentes. Hay piezas de Juan Hidalgo, José Marín, Juan del Vado, Cristóbal Galán, además de muchísimos anónimos. Le diría que como la mitad de los tonos no existen en otras fuentes, por lo que son recuperaciones en tiempos modernos.

¿Cómo consiguió convencer a Naxos para realizar la integral de la grabación del manuscrito, a través de, nada más y nada menos, seis discos?

En el año 2000, cuando decidí realizar todo este proyecto, confluyeron muchos factores. En ese momento existía un festival en Galicia muy potente, Via Stellae. Tuve la suerte que el festival, junto a su director, José Víctor Carou, apoyaron completamente el proyecto. Yo necesitaba seis años para realizarlo, y durante estos seis años el festival se comprometió a realizar un concierto en su programación. Tuve libertad absoluta para elegir a todos los instrumentistas y cantantes, además que nos encontrábamos en una época de bonanza económica. Escogí realizar una versión muy íntima de las piezas, muchas veces con la única inclusión de un solo instrumento, el arpa, y la voz solista. A quien también tuve que convencer es a Radio Galega, en donde se encuentra un técnico fabuloso con quien siempre he trabajado, Pablo Barreiro. Les presenté el proyecto para que tuviera la posibilidad de realizar la grabación. Ellos tienen unos micrófonos de altísima calidad y fue un auténtico lujo que también apoyaran durante seis años la grabación. El último paso fue encontrar la discográfica que publicara todo el trabajo. Tanteé a varias, pero fue Naxos, a quien yo ya conocía por la grabación un CD de Durón junto a la soprano Raquel Andueza, quien mostró el compromiso e interés necesarios para su plasmación. A Naxos le interesa mucho realizar la grabación de obras completas e integrales.

Cuando los melómanos adquieran o escuchen el cedé no se imaginan el arduo trabajo que se debe realizar hasta llegar al producto final, que es tan solo la punta del iceberg... Cuéntenos en qué consiste esta labor que normalmente nadie ve…

Efectivamente, el trabajo que esconde un proyecto como este es de una complejidad y magnitud enormes. Tengo que decir que además que, para bien o para mal, yo estoy detrás de absolutamente todo, desde la transcripción de la primera nota hasta la edición final del disco. Éste ha sido un proyecto completamente personal. Una vez que encuentras el manuscrito, lo primero que hay que hacer es encontrar una copia. En el año 2000 no existían todavía las digitalizaciones como las conocemos ahora. Tuve que conseguir un microfilm a través de un aparato muy incómodo y poco manejable que se encontraba en la biblioteca. Allí pase horas y horas, muchas veces teniendo que repetir varias veces las fotocopias hasta que quedaran legibles.

Increíble, prosiga…

Ya con ese material en mi casa pude trabajar sin tener que desplazarme a la biblioteca, aunque sí que es cierto que en muchas ocasiones tenía que volver a la biblioteca por la falta de detalle en la fotocopia. En mi casa pasan también muchas, muchas horas para poder transcribir las partituras con un programa informático; yo utilizo Encore, y que para comodidad del cantante plasmo todas las coplas en páginas distintas. Además, debía asegurarme de que las partituras deben adaptarse a la tesitura de los siete cantantes, por lo que hay que añadir más horas pata organizar cada pieza a un disco y cantante adecuado. También hay que elegir qué instrumentos participan en cada disco y seleccioné, además del arpa, la vihuela, la guitarra y el clave. En uno de los volúmenes está también la vihuela de arco. Después de hablar con cada cantante y convencerles del proyecto, hay que quedar con ellos para ensayar, durante tres o cuatro días. Más adelante, después de realizar el concierto, hay que editarlo y supervisar el libreto…

Una labor inmensa... Gracias por compartir su tiempo con nosotros.

por Simón Andueza


Foto: El arpista Manuel Vilas, que ha culminado con la sexta entrega su grabación en el sello Naxos del Manuscrito Guerra íntegro.
Crédito: © Pablo Roces

www.youtube.com/user/ArpaManuelVilas 

www.naxos.com

710
Anterior Ensemble Clazzic: Intersec#ion
Siguiente Lena Belkina