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Konzerthaus Berlin

Celebración del 200 aniversario con Der Freischütz

Julio-Agosto 2021

Doscientos años después del estreno mundial de Der Freischütz (El cazador furtivo) de Carl Maria von Weber, que en 1821 tuvo lugar en el Schauspielhaus de Gendarmenmarkt (hoy Konzerthaus), el director de escena Carlus Padrissa y el grupo catalán La Fura dels Baus firman una nueva y espectacular versión de la primera gran ópera del romanticismo alemán (que pronto se consideraría la ópera nacional alemana), retransmitida en vivo el pasado viernes 18 de junio a través del canal de televisión ARTE Concert (permanecerá disponible en vídeo hasta el 18 de julio) y en la web Konzerthaus.de. Además, 500 espectadores distribuidos en 250 círculos, cada uno con 2 sillas, siguieron en directo el estreno desde el Gendarmenmarkt, en las dos grandes pantallas instaladas a ambos lados de la entrada principal al Konzerthaus.

Los pocos afortunados que pudimos asistir al ensayo general del estreno mundial de esta reinterpretación vanguardista de Der Freischütz, desde el interior de la Grosser Saal, disfrutamos en vivo del poderoso impacto visual de esta “escenografía de la luz”, como la define su director Carlus Padrissa. Un fascinante espectáculo de proyecciones y luces que, a veces, parpadean en un naranja brillante simulando un bosque en llamas o en un frío verde fantasmal transformando la sala vacía en un simbólico y misterioso bosque, donde las raíces de los árboles flotan en el aire como tules transparentes, colgados desde las centenarias lámparas del techo del Konzerthaus; una enorme grúa traída desde Barcelona deja suspendido a metros de altura, en el tercer y último acto, al bajo flamenco Tijl Faveyts (el ermitaño), justo antes de aterrizar frente a un acuario, en el que una sirena lucha desesperadamente contra los desechos plásticos; los acróbatas lanzan rayos láser con sus guantes de espejo, y volutas de niebla llenan el interior clasicista de la sala y el suelo de parqué parcialmente cubierto de negro. Así lo describe Carlus Padrissa:

“Un viaje a las raíces de la ópera, en el que se unen mito, historia y la realidad actual de la naturaleza”

Una escenografía que comenzó a esbozarse en “un primer encuentro en Atenas, hace dos años y que se fue madurando en Barcelona”, me cuenta el dramaturgo Esteban Muñoz. Escenografía que había sido imaginada para ser representada con la participación interactiva del público, que al entrar en la sala viviría una inmersión de 360 grados en todos los sentidos y se vería sumergido en ese bosque de luz, hasta el punto de sentirse un árbol más, pero que dadas las circunstancias actuales de pandemia, por razones sanitarias, se ha ido modificando para adaptarse al formato virtual, lo que para Padrissa “también es un reto y una experiencia interesante. Es como un agujero negro en el que se juntan presente, pasado y futuro”, me dice. “El cazador es el hombre que destruye la naturaleza con el arma del progreso que destruye la vida para seguir adelante. Matamos a la naturaleza para beneficiar al hombre, que carga con una mochila de basura, que al final no necesitamos. El progreso devastador está haciendo desaparecer los ecosistemas del mundo: el cambio climático, olas de calor, sequías, inundaciones, la cuenta atrás ha comenzado… Los furtivos de hoy se están cargando el planeta”, explica Padrissa, que con su particular y audaz versión de Der Freischütz profundiza en lo alarmante de la situación y hace una llamada de atención para detener el proceso de destrucción de la naturaleza. “Despertar conciencias a través del arte”, tal y como señalan el director Carlus Padrissa y el codirector y dramaturgo Esteban Muñoz; “un teatro visual fuerte, donde los procesos técnicos no se esconden y la maquinaria del teatro como la gran grúa son visibles para contar la historia”, concluyen.

Al más puro estilo furero y de un gran impacto visual destaca la escena de la obertura, en la que varios bailarines se entrelazan para dar forma al cuerpo de una enorme cabeza de ciervo que galopa por la sala con un hombre atado a su lomo, hasta que un valiente cazador mata al ciervo y libera al hombre. Carlus Padrissa, me comenta que retoma la idea de cómo “los cazadores furtivos eran castigados de ese modo en la antigüedad”. Magnífica, como siempre, la actuación del que, sin duda, es uno de los mejores coros del mundo, el Rundfunkchor Berlin que, una vez más, evidenció su extraordinario rango dinámico y su inconfundible sonido, vestidos de verde oscuro y cargando con mochilas que portaban deformes cabezas de ciervos, cazadores que se hacen selfies entre ellos, y sus cuernos para beber recuerdan a los vasos de café para llevar (“una mochila de basura, que al final no necesitamos”). 

No lo tuvo fácil el Chefdirigent de la casa, el veterano Christoph Eschenbach, para coordinar la dirección de los cantantes y miembros del Rundfunkchor situados en la sala y la orquesta situada en diagonal y en la platea (los solistas se unen a los cantantes en los pasajes principales), y esta disposición inusual se hizo notar. Entre el sólido reparto vocal, destacaron el joven tenor wagneriano Benjamin Bruns como un Max de permanente expresión abatida, reflejo de su situación emocional, pero que dominó con su voz los dos tríos principales, y el bajo Christof Fischesser, que con su poderosa voz dio vida al malvado Kaspar. La soprano Jeanine De Bique sorprendió en su debut como la hermosa Agathe por la calidez y musicalidad de su voz, a pesar de algunos problemas con la dicción alemana en los diálogos. Anna Prohaska encarnó a su amiga Ännchen con su habitual desenvoltura escénica y expresividad en un rol que parece hecho a su medida.

por Lorena Jiménez

Der Freischütz (El cazador furtivo), de Carl Maria von Weber
Dirección de escena: Carlus Padrissa (La Fura dels Baus)
Dirección musical: Christoph Eschenbach
Reparto: Benjamin Bruns, Christof Fischesser, Jeanine De Bique, Anna Prohaska, Tijl Faveyts, etc.
Konzerthaus (Berlín)

www.konzerthaus.de/de

Acceso al Vídeo: AQUÍ

Foto: “Un fascinante espectáculo de proyecciones y luces que, a veces, parpadean en un naranja brillante simulando un bosque en llamas o en un frío verde fantasmal transformando la sala vacía en un simbólico y misterioso bosque”.
Crédito: © Markus Werner

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