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Carmine Miranda

Conversando con Schumann y Dvorák

abril 2016

El cellista Carmine Miranda, del que ya tuvimos amplias noticias en esta revista por su grabación de los Caprichos para cello solo Op. 25 de Alfredo Piatti, ha regresado al estudio discográfico para ofrecer sus interpretaciones de dos obras cimeras del repertorio para cello y orquesta, como son los Conciertos de Schumann y Dvorák, grabados para el sello Navona Records. Precisamente, el cellista ha publicado recientemente un ensayo titulado “Decoding the Schumann Cello Concerto”, (“Descodificando el Concierto para cello de Schumann”) en el que descifra un lenguaje oculto e intencionado por parte del compositor, en el que crea una conversación a cuatro entre él, su esposa Clara y sus personalidades anímicas, las conocidas como Eusebius y Florestan.

Qué tiene de particular esta nueva grabación de los Conciertos para cello de Dvorák y Schumann, porque no parece que sea una más… ¿Cuéntenos?

Estas interpretaciones en particular son diferentes debido a que principalmente fueron basadas en investigaciones históricas, las cuales proporcionaron las bases interpretativas para estas dos obras fundamentales del repertorio para violonchelo y orquesta. En el caso del Concierto en la menor, Op. 129, de Robert Schumann,  hice una investigación intensa y escribí un artículo en el cual descubrí un código basado en el nombre de su esposa Clara Schumann, que recientemente fue publicado en la revista musical especializada The Musical Times (vol. 157, n. 1934, primavera de 2016), en Inglaterra. Este descubrimiento dio luz y proporcionó un mejor entendimiento sobre las selecciones musicales que Schumann utilizó en su Concierto. Por ejemplo, el compositor basó la pieza completa y el contenido armónico y melódico en el nombre de su esposa, el suyo propio (Robert) y los nombres de sus dos personalidades con los que se identifica: Eusebius y Florestan, algo que sus lectores, especialmente los más schumannianos, conocerán bien...

De nuevo las habituales dualidades de estados anímicos de Schumann…

Claro, ya que básicamente la pieza trata de un conflicto constante y una conversación entre Robert y Clara. Vuelven a estar dos personalidades confrontadas una a la otra.

¿Y respecto a Dvorák?

Por su parte, en el Concierto en si menor Op. 104 de Dvorák, el compositor tuvo influencias de muchas nacionalidades. Desde muy pequeño, Dvorák tuvo una fascinación muy grande por la música folclórica de diferentes países, incluyendo Italia, España, Francia, la República Checa (ahora así llamada) y la música indígena de los Estados Unidos. Durante su estancia en Nueva York como director del Conservatorio Nacional de Música, Dvorák extrañó mucho su país, el cual inspiro el Concierto para cello. Esta colosal obra tiene influencias de múltiples nacionalidades y cambia de estilo constantemente. Todos estos detalles acerca de la vida del compositor me proporcionaron las herramientas para interpretar la pieza.

¿Fue este uno de los motivos de grabar estas músicas?

Por supuesto, pero también por el propio sonido, que, desde esta perspectiva del sonido, estas obras fueron grabadas con uno de los mejores equipos en el mundo. Más de cinco ingenieros de sonido formaron parte de este proyecto para proporcionar al público una grabación de alta definición y un sonido más cercano al habitual de un concierto en vivo. Mucho trabajo y esfuerzo se ha invertido en las mezclas, para que todas las conversaciones musicales y partes instrumentales se puedan escuchar con claridad. Estas grabaciones son diferentes a cualquiera, desde un punto de vista sonoro e interpretativo.     

¿Dónde se realizaron?

Ambas sesiones tuvieron lugar en Junio de 2015 en Olomouc, en la República Checa, en el corazón de Europa.

¿Hay similitudes entre estas obras?

Las dos están escritas en una tonalidad menor con un tono de diferencia entre ambas. Las dos también comienzan sus introducciones con instrumentos de viento en la orquesta. Ambas tienen además una orquestación similar, pero el Concierto de Dvorák es una obra más “pesada” y sinfónica. Las dos también tienen influencias de otras nacionalidades y tienen los habituales tres movimientos. Hay que tener en cuenta que los dos compositores fueron amigos de Johannes Brahms, el cual ayudó a la familia Schumann y también ayudo a editar las partituras del Concierto de Dvorák.  

¿Sería el Concierto de Dvorák el Titán de los Conciertos para cello, como podría serlo el Emperador de Beethoven o alguno de los de Brahms para violín o piano?

El Concierto de Dvorák es un titán desde un punto de vista musical, debido a que la obra es una sinfonía más un violonchelo solista. El compositor tuvo un gran conocimiento de las dinámicas del instrumento y las aplicó de tal manera, que el cello se puede escuchar por encima de una orquestación substanciosa. Desde un punto físico, se necesita una resistencia constante en los más de cuarenta minutos que dura el Concierto, lo que puede ser fatigoso para muchos cellistas. Desde un punto de vista técnico, la obra requiere un entendimiento muy profundo del violonchelo por parte del instrumentista, debido a los cambios constantes de dinámicas, estilo musical y rango tonal. Es, sin duda alguna, una obra que requiere un gran nivel de concentración y fuerza física por casi una hora de interpretación. 

¿Qué instrumento ha usado?

El violonchelo empleado es un instrumento moderno, construido en Nueva York por el excelente luthier Jules Azzi, que tiene su sede en Cincinnati (Ohio). Tuve la gran suerte de que Jules me prestara su instrumento para realizar el proyecto completo. Pienso que tener un buen instrumento es importante, pero, a fin de cuentas, es el instrumentista, el músico, el que tiene que saber cómo trabajarlo bien. Por ejemplo, la escudería Ferrari no habría ganado tantas carreras sin la ayuda de Michael Schumacher y el gran conocimiento del coche que conducía. Muchos músicos piensan que con tener un instrumento antiguo y más costoso que los actuales, instantánea y mágicamente van a poder sonar bien. En realidad, es una combinación mutua entre el nivel de entendimiento por parte del instrumentista y un instrumento bueno que pueda facilitar la técnica del músico.

La relación con su instrumento debe de ser muy íntima, es un instrumentista que abraza a un cello…

El violoncello es un instrumento no solo muy versátil, también proporciona al instrumentista una gran conexión física. Debido a la técnica y a la manera de tocar, las vibraciones del instrumento se pueden sentir especialmente en la parte del tórax, pero también en ambas manos y piernas. Esto ayuda al músico, no solo para tener una mejor conexión, también para sentir mejor ciertos aspectos musicales como la afinación, los rangos tonales y las dinámicas. Para mí, tocar el violoncello se siente muy similar al canto vocal y, debido a esa conexión natural que el instrumento ofrece, es posible utilizarlo como si fuese una voz humana. También, debido a su construcción, el violoncello ofrece una técnica muy natural, donde utilizamos la gravedad para nuestra conveniencia.     

Para grabar este disco, ¿ha tenido en cuenta otras interpretaciones u otras referencias?

Las únicas referencias que tuve en cuenta para estas interpretaciones fueron las partituras y los registros históricos. Espero que esta respuesta no suene un poco arrogante, pero primero hago una búsqueda histórica, y después tomo mis decisiones artísticas basadas en la música y conocimiento histórico del compositor y su entorno. Al tomar en cuenta otras grabaciones como referencia, corro el riesgo de influenciarme y tomar decisiones que ya otros tomaron y que, por consecuencia, no son mías. No tengo intenciones o deseos de imitar otras interpretaciones y a otros intérpretes, en especial con un repertorio que ha sido grabado y tocado tantas y tantas veces. Otra cosa es que evidentemente he escuchado a otros violoncellistas tocar las obras en grabaciones y estoy seguro que muchos de ellos, especialmente los grandes maestros de final de la primera mitad del siglo XX han influido en mi manera de tocar. Pero lo bonito de ser un músico clásico es el hecho que cada uno tiene su propia voz y sus propias interpretaciones. Esta es unas de las razones por la que el público decide escuchar diferentes versiones de una misma pieza.   

SCHUMANN & DVORÁK: Conciertos para cello. Carmine Miranda, cello. Moravian Philharmonic Orchestra / Petr Vronský.
Navona Records, NV6034 · 62’ · DDD
(CD) 

También disponible:

CD2
PIATTI: 12 Caprichos para cello. Carmine Miranda, cello.
Navona Records, NV5972 · 41’ · DDD 

Carmine Miranda ha pasado, desde su último disco para Navona, de desarrollar un ejercicio como intérprete en solitario, con los 12 Caprichos para cello de Piatti (puede leerse la crítica de Esther Martín en enero de 2015), a envolverse de todo un aparato orquestal para dos obras cimeras del repertorio para cello y orquesta, como son los Conciertos para cello de Schumann y Dvorák. Del primero ya nos habla de su peculiar diálogo entre sus “ocultos habitantes”, mientras que del segundo, seguramente el concierto para cello más prodigioso de la historia de la música, Carmine consigue crear una interpretación de reposada belleza (Adagio) y encendido lirismo (Allegro inicial), cuidando todos los detalles de fraseo y equilibrio con una orquesta y director que entienden muy bien esta música. Hay un entendimiento muy natural entre solista y orquesta-director, los tempi son muy acertados en el complejo mundo que envuelve al Adagio, siempre rondado por la intensidad romántica de los cambios de “humor”. En Schumann, obra que encierra otra poesía menos explícita (el mismo Schumann desarrolló en su creación el camino inverso del poeta, cada vez se hizo más introvertido), el violonchelo del venezolano habla un idioma repleto de pasión, desde su arco y su fuerte presión para llegar al alma del de Zwickau con una fluida naturalidad.

Gonzalo Pérez Chamorro

Foto: El cellista venezolano Carmine Miranda ha grabado los Conciertos de Schumann y Dvorák.
Acred: Cody Vickers 

http://www.carminemiranda.com/

 

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