Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
Haciendo "clic" en el título de cada disco o sobre la foto, accederá a su ficha y a la crítica publicada en Ritmo y, cuando es posible, a las diferentes tiendas donde podrá adquirir el disco físico, o a las plataformas digitales desde donde podrá escucharlo en "streaming" o descargarlo online.

Ritmo OCTUBRE 2013 - Núm. 867

WAGNER: El oro del Rin.

 

Pape, Buchwald, Jentzsch, Rügamer, Kränzle. Eastman Ballet Company. Orquesta del  Teatro de la Scala / Daniel Barenboim. Director de escena: Guy Cassiers. Director de TV: Emanuele Garofalo.
Arthaus, 101693 (DVD)

 



La crítica

IMPONENTE VERSIÓN MUSICAL

Los que pensamos que el disco ha jugado un papel absolutamente único e irrepetible para la “pesca” de aficionados a la ópera, así como para la formación de estos, hace ya tiempo que estamos de luto (véase el editorial de este mismo número). Me estoy refiriendo al disco de audio, en sus múltiples presentaciones históricas desde la pizarra (sí, también) hasta el vinilo o el cedé. Gracias al disco de audio (y más en este país, pobre primero, falazmente rico luego, pobrísimo después) una gran parte de los aficionados hemos podido adentrarnos en la auténtica alma de la ópera, su música, antes de poder tomar el toro por sus cuernos, es decir, añadir a nuestro conocimiento otra esencia del espectáculo  operístico no precisamente menor: la escena. Y la industria del disco, en las aproximadamente dos últimas décadas, cuando todavía no estaba muerta aunque sí ya en clara caída libre, fue añadiendo determinados remedios; por ejemplo, pluses como la imagen, tan determinante para las grabaciones operísticas modernas: tras el fallido intento del láser-disc se materializó el soporte DVD.

Toda una solución (en principio) para la industria, pero una tragedia para los discófilos consumidores habituales de grabaciones de ópera (no se olvide, los que han mantenido a aquella durante décadas), porque el resultado de todo el proceso ha llevado a que en los DVDs solo veamos y escuchemos una función; las grabaciones de estudio de óperas, o sea aquellas que nos deslumbraron con sus resultados musicales, hace tiempo que han desaparecido, debido a su inmersión en la crisis general del disco. ¿Algún valiente pudo pensar en posibles nuevas producciones para el DVD?

Más preguntas: ¿y qué tiene que ver todo ello con la valoración de este Oro del Rin?Pues bastante: de un director de orquesta tan crucial para Wagner hoy solo podemos o bien escuchar versiones de concierto o producciones teatrales en vivo. Daniel Barenboim dejó en disco su primer Anillo en una versión en semi-vivo. Ahora, con la nueva producción de La Scala, que comenzó con este Oro en 2010, va a suceder lo mismo (o peor, porque es un vivo–vivo).

No se me malentienda. Es estupendo que podamos comprarnos un DVD con una ópera así, con lo que ha sucedido en la función. Pero de lo que hablo es de otra cosa. Hablo de que a un genio como Solti se le dio la oportunidad de meterse en un estudio para hacer un Anillo; Barenboim no la va a tener. ¿Y qué? Pues mucho: fijémonos en lo que hizo Solti con Wagner fuera del estudio, en teatro puro y duro, y seguramente apreciaremos notables diferencias con sus registros de estudio. Hipotéticamente, podrían existir diferencias similares entre posibles Tetralogías de Barenboim en teatro y en un estudio. Pero eso nunca lo sabremos. Lo que es muy lamentable, porque si un señor que en vivo es capaz de obtener unos resultados musicales tan alucinantes como los que se pueden apreciar en la grabación que comento, ¿qué sucedería si lo metieran en un estudio de grabación y le dejaran hacer? Esto no va a suceder. Y los que ya tenemos en las estanterías de nuestras discotecas la cuarentena larga de Tetralogías nos lo vamos a perder. Muy lamentable.

Un DVD este muy recomendable. A pesar de una puesta en escena errónea en su intento. Guy Cassiers, su autor, ha querido dar una vuelta de tuerca a la revolución Chéreau de 1976. Pero su excesivo celo sicoanalítico lo ha traicionado. Lo que entonces fue política ahora es doble plano; proyección del interior. Y a mi juicio tal planteamiento le ha fallado por una cuestión de forma y otra de fondo. La primera se refiere a la simultaneidad de bailarines y cantantes para que, presumiblemente, los primeros expliquen, aclaren o refuercen lo que hacen, piensan o dicen los segundos. La coreografía, totalmente pasada de moda y muy histérica, no consigue nada de ello. Y además, molesta. Pero peor respuesta tiene  la cuestión de fondo: el doble plano sicológico de lo que hacen, piensan o dicen los personajes está ya en la obra, por gracia de un Wagner que lo sitúa en la propia orquesta. No es necesario añadirlo, porque, es más, el director musical, Barenboim, se sabe esto de memoria y así lo pone de manifiesto. El espacio escénico, sin embargo, sí funciona, y la dirección de actores es excelente. Así que, una vez más, lo que sobra es la pedantería de la reinterpretación. La cruz de (casi) siempre.  Afortunadamente, la cara es una versión musical absolutamente maravillosa.        

P.G.M.

La versión

Se escogió para esta producción un espectacular equipo de cantantes, al que añadido el trabajo de Barenboim, la convierten en una de las más interesantes versiones musicales existentes en disco. El argentino ofreció una versión de tono más lírico de lo que cabría esperar, pero de gran carácter y precisión conceptual. Barenboim es cada vez más fiel al espíritu y la letra wagnerianos, lo que causa sorpresa por la gran distancia que siempre estableció entre su wagnerismo sanguíneo y el de los grupos de acólitos más reconocibles. Su Wagner es cada vez menos político y más musical y objetivo. No hay “guerras” en él; solo música, y dicha con un amor insólito. En este último aspecto, le está sucediendo lo mismo con Mozart, al que cada día ve desde una más larga distancia.

René Pape, en un inconmensurable Wotan, se puso al frente de Doris Soffel y Anna Larsson, extraordinarias Fricka y Erda; Stephan Rügamer, Johannes Martin Kränzle y Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, probablemente los mejores Loge, Alberich y Mime del momento, y de las ondinas Aga Mikolaj, Maria Gortsevskaya y Marina Prudenskaya, un lujo vocal y escénico total. Lo más flojo del reparto fue el Fafner de Timo Riihonen y el Froh de Marco Jentzsch. Kwangchul Youn como Fasolt, bien, a pesar de su persistente vibrato, y correcto el Donner de Jan Buchwald.

P.G.M.

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