Último volumen de los dedicados por Naxos a los Cuartetos de Taneyev. Una vez más los Carpe Diem muestran su solidez como agrupación perfectamente equilibrada en todas su voces. En este último registro se dan cita quizás dos de las obras más conocidas de las que el compositor concibió para su contribución al enriquecimiento de la música de cámara en la Rusia de entre siglos. Perfectamente encorsetada en el carácter y gusto decimonónicos, a la vez que alejada de cualquier intención de renovación, esta música desprende en cambio buen oficio y conocimiento por parte del compositor. Los integrantes del Cuarteto Carpe Diem aciertan, en todo caso, en su intención de disimular el gran componente retórico que inunda estas partituras, transformándolo en fluidez y transparencia. Este mismo concepto parece ser compartido por James Buswell en su aportación como viola en el Quinteto n. 2. En esta última obra, el ya experimentado y maduro viola se integra a la perfección en esa fresca iniciativa que se halla presente en el joven cuarteto en todo momento. No abundan las versiones de estas obras por estas latitudes, más aún con carácter de integral como es el caso. La opción del Carpe Diem ofrece una alternativa al concepto bastante más retórico de formaciones clásicas como la del Cuarteto Taneiev de Leningrado, por ejemplo.

Rafael-J. Poveda Jabonero