¡Pobre Hans Sommer! Nacido en Braunschweig en 1837, sólo encontró su camino como compositor casi con cuarenta años, siendo su profesión hasta ese momento un científico, de cierto renombre, sobre sistemas de lentes, y obligado por su padrastro, pionero en la producción de cámaras fotográficas, a ser el natural heredero de la empresa a ello dedicado. Alumno de Franz Liszt, sus primeras composiciones (canciones) de 1876 son su presentación, y su primer éxito su ópera Lorelei Op. 13 completada en 1889, que fuera dirigida en Weimar por un jovencísimo Richard Strauss en 1892. Si añadimos que no quiso entrar en los circuitos editoriales al uso, autoeditándose su música, explica su falta de trascendencia en los días de hoy. Su último periodo creativo, de 1912 en adelante, está dominado por canciones orquestales, mayormente de Goethe.

Y este disco está a ellas dedicado, para lo cual cuatro de los mejores cantantes actuales se entregan a regalarnos estos textos tan conocidos con este nuevo ropaje posromántico que tan bien le cuadra. Guillermo García Calvo, muy conocido en nuestro país por ser el director musical actual del Teatro de la Zarzuela, nos ofrece unas versiones elegantes y preciosistas, muy atentas al detalle de la orquestación tan cuidada de Sommer, dando lugar a un disco bello de música que debiera formar parte de las programaciones habituales, disco donde las 22 canciones se presentan en primicia mundial. Hete aquí al antecesor de las Cuatro canciones finales de Richard Strauss.

Jerónimo Marín