T. Hakala, J. Hynninen, J. Kortekangas (barítonos); S. Isokoski (soprano); P. Kuusisto, J. Storgårds (violín). Finnish Philharmonic Choir, Polytech Male Choir, Ylioppilaskunnan Laulajat (YL Male Voice Choir), Tampere Philharmonic Orchestra, Turku Philharmonic Orchestra, Helsinki Philharmonic Orchestra / Leif Segerstam.
Ondine ODE1500-2Q (15 CD)
Un Sibelius excepcional: pasión, energía e idiomatismo
Merecido homenaje fonográfico dedicado al compositor y director finlandés Leif Segerstam (1944-2024), rubricante de un Sibelius orquestal modélico que aparece recopilado en este Box Set (octubre de 2025). Recoge las grabaciones que Segerstam realizó entre 1994 y 2015 para el sello Ondine (12 CD), en la mayoría de las ocasiones al frente de la Helsinki Philharmonic Orchestra. Como complemento, se ofrecen 2 CD con obras de T. Kuula y E. Melartin, y un tercer CD con breves piezas orquestales de diversos autores también finlandeses.
Resulta complicado sobresalir con un ciclo sinfónico tantas veces grabado, ofrecido de tan diversas maneras y que disfruta de un abanico tan amplio de referencias discográficas. Pero Leif Segerstam lo consigue. Si algo no le falta a Segerstam es personalidad. Recordemos que, como compositor, este músico nacido en Vaasa cuenta en su haber con ¡352 Sinfonías!, obras en las que se puede reconocer la sombra de Sibelius.
El conocimiento, la inteligencia y la sensibilidad de Segerstam en torno a las 7 Sinfonías de Sibelius confluyen en los años 2002-2004, en los que se efectuaron las grabaciones de estas 7 joyas sinfónicas (con bastante más tino, por cierto, que en su registro previo para Chandos). A ello unimos una inspirada Filarmónica de Helsinki y, en lo técnico, la presencia y claridad del sonido Ondine.
La más contenida Tercera de Sibelius esconde en realidad una catedral y Segerstam la saca a la luz. Es sobre todo apreciable en la segunda sección del conclusivo Moderato, un ostinato que crece y crece hasta imponer su nobleza interior. La Quinta de Segerstam logra que el complejo primer movimiento parezca transparente, que el sencillo Andante transmita exuberancia en cuanto al significado y que el célebre y magnífico tercer movimiento estalle con grandeza. A la Primera se le da un tratamiento de hermana mayor: no se avergüenza del Romanticismo del que proviene y se la dirige con pulso seguro hacia la coronación.
La Séptima de Segerstam nace en un lugar sombrío, continúa el viaje con tensión e ímpetu durante las dos siguientes secciones y, en su desenlace, resulta emotiva y liberadora, sin exageraciones. La Segunda reincide en la idea de que los tiempos rápidos y la claridad en la exposición pueden ir de la mano de la afectividad: los pasajes tensos, dramáticos, incluso violentos, dan paso con convicción al enunciado afirmativo. La Sexta, que no es tan emocional como la Séptima ni tan contrastada como la Quinta, es expuesta en toda su gélida belleza. Recurriendo a una metáfora más bien cursi pero adecuada: una Sexta como el agua cristalina de un lago finlandés. La Cuarta de Segerstam es otra maravilla: enigmática, introvertida, de colores oscuros y atmósfera inquietante. También encontramos versiones referenciales de dos obras gigantescas y menos difundidas que las 7 maravillas sinfónicas que incluyen numeración: Kullervo Op. 7 y la Suite Lemminkäinen Op. 22.
Kullervo es una sinfonía programática y monumental a la que durante décadas se la trató de juvenil (como sinónimo de inmadura, impresión fomentada por el mismo Sibelius, que evitó llamarla “sinfonía”), pero en los últimos años ha alcanzado otro estatus. Introducción misteriosa, casi cinematográfica. Imponente la progresión del motivo en ostinato que domina La juventud de Kullervo (mov. II). Segerstam contó con la participación de la soprano Soile Isokoski, el barítono Tommi Hakala y el coro masculino Ylioppilaskunnan Laulajat para los movimientos III (Kullervo y su hermana) y V (Muerte de Kullervo): épicos en el doble significado de la palabra, heroicos al cantar lo que es una epopeya y extraordinarios como intérpretes.
De los 4 movimientos de la Suite de Lemminkäinen, el más conocido es el tercero (El cisne de Tuonela), interpretado muchas veces separado del resto. Es injusto desgajar a este famoso cisne de la obra completa, conocida también como Cuatro Leyendas del Kalevala, de inspiración wagneriana pero con un resultado que ya en 1896 apunta hacia la marcada personalidad de Jean Sibelius. Una versión apasionada de estas 4 estampas, vibrante, con pasajes muy sensuales y episodios de una majestuosidad impresionante. De nuevo, un Segerstam ágil en los tiempos escogidos y de texturas cristalinas. Muy recomendable.
Las obras orquestales La hija de Pohjola, Finlandia, Tapiola, Karelia, El festín de Belshazzar, Las Oceánidas, La Tempestad y, por último, Cabalgada nocturna y Amanecer (desperdigadas en los CD 4, 6, 7 y 8), conocen interpretaciones de nuevo extraordinarias e idiomáticas. Esto último, en el caso de Sibelius, no apunta simplemente a un lugar de nacimiento, sino que se traduce en un enfoque apasionado y a la vez reservado, elegante en la expresión, diáfano, sin torbellinos ni motines orquestales.
La colección se completa con un interesante CD de cantatas académicas y dos CD (también con una estrella menos) destinados a una selección de canciones orquestales, el primero con el barítono J. Hynninen y el segundo con la soprano S. Isokoski.
Daniel Pérez Navarro