Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo FEBRERO 2013 - Núm. 860

R.STRAUSS: Salome.

Peter Bronder. Iris Vermillion. Nadja Michael. Orquesta del Teatro de la Scala / Daniel Harding. Escena: Luc Bondy. Dirigido por Emanuele Garofalo.
Arthaus, 107323 (DVD)



La crítica

Rojo intenso

Salome, en pocas palabras, o en dos, es ópera de director y de la soprano protagonista. Si alguno de estos dos elementos no está como debe de estar, en sí, ya no interesa. Y punto. Pocas óperas pueden sujetarse como Salome en estos dos básicos pilares, que son esenciales para cualquier título, pero aun mayor en este caso. Si Jochanaan o Herodias flojean, no importa, mientras Salome y el director estén a la altura.

Recordemos algunas Salomes y veremos que tanto soprano como director son sus principales pilares. Karajan (Emi) cuenta con su descarnada batuta, ideal para el sutil drama que se expone, de una (en exceso…) brillante toma sonora, que permite descubrir una escritura y dirección orquestal fascinante en los obsequios que pretende ofrecer Herodes a Salome, en lugar de la cabeza del Bautista. Behrens, sin duda, firma una excepcional princesa, casi tanto como la de Nilsson, una Salome prima hermana de Elektra, muy en sintonía con la dirección orquestal de Solti, en una de sus primeras incursiones a todo gas en el repertorio operístico en Decca. Una clásica protagonista como Liuba Welistch contó con un gran maestro como Fritz Reiner (Walhall y Myto), mientras que la particular (muy criticada) Gwyneth Jones se alió con la sabiduría straussiana de Karl Böhm, que posteriormente, junto a una ideal Teresa Stratas, especialmente si no se le quita el ojo de encima, realizó la Salome más aconsejable de las disponibles en DVD (escena de Gotz Friedrich).

Se ha hablado tanto de la Salome de Caballé (RCA), que a veces se olvida o se omite que la dirección de Leinsdorf es todo un prodigio, curiosamente en la estela de la interpretación de la catalana. Sinopoli, excepcional, contó con una Salome (DG) de extraña morbosidad, una Studer a la que difícilmente uno se la imagina calentándose ante la presencia inamovible del profeta. Su grabación en DVD, con inteligente y teatral escena de Petr Weigl (tomé nota, señor Bondy), tuvo a la Malfitano como joven princesa en cuerpo de madura intérprete, como le ocurre con Dohnányi en la misma puesta en escena de la que hablaremos seguidamente, del ineficaz Luc Bondy. Finalmente, la excepcional Jessye Norman contó con la comedida interpretación de Ozawa (Philips), que recuerda y mucho a la interpretación del joven Daniel Harding en la Scala.
 
Scala, Milán, 2007

Proveniente del Festival de Salzburgo, la escena de Luc Bondy para Salome, conocida ya para el aficionado por la grabación editada en Decca desde la Royal Opera House de Londres, con fantástica dirección musical de Dohnányi, discreta protagonista de una veterana Malfitano, poco creíble y de nalgas blandas, con “secundarios” de lujo como el Jochanaan de Terfel, el Herodes de Riegel, la Herodias de Silja o el Narraboth de Gambill, hizo las maletas para viajar a Milán en el año 2007, con la dirección del aun desconocido Daniel Harding. Bondy nos presenta una oscura estancia del Palacio, un palacio en declive, sin atisbos de lujo asiático, el mismo que se describe en el maravilloso texto de Wilde. Ruinoso, sucio y oscuro, la presencia de Salome, a la que Strauss dibuja con su música una silueta que solo puede describirse con el movimiento al unísono de los brazos y manos, para Bondy es como una sangrienta pesadilla, centrada en la red tejida en torno al opresivo encaje familiar, sustentado gracias al vino que el mismo Cesar ha enviado a Judea. Despistada o no, esta escena de Salome tiene mucho que ver con la neurótica Elektra, que actúa con un férreo sentido de la venganza, el mismo que parece querer demostrar esta Salome ante su madre, alcoholizada y dando traspiés copa en mano, y un padrastro que sus pensamientos sexuales los emplea en como ocupar la cama de la hija antes que la de la madre.
 
Musicalmente, Daniel Harding, aun muy joven, dirige con cuidado y atención a los cantantes, sin cargar de decibelios la orquesta y tendiendo a cierta sequedad (decepciona en la primera aparición en off de Jochanaan). Tal vez encontramos sus mejores momentos cuando acompaña la curiosidad inicial de la princesa en saber quien se esconde ahí abajo. Nadja Michael es una muy atractiva y atlética Salome, de canto cuidado pero con falta de matización y volumen, pero suficiente. Struckmann, sin llegar a logros mayores, es un gran profeta, mientras que Bronder, todo un habitual straussiano en papeles como este, cumple con su Herodes, magníficamente teatralizado. Aunque el logro mayúsculo es la Herodias de Iris Vermillion, potente físicamente e inteligente en el canto. El Narraboth de Matthias Klink, todo un caramelo.
 
G.P.C.

 

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