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Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo Febrero 2020 - Núm. 937

RAVEL: Jeux de Miroirs

La alborada del gracioso (versiones para piano y para orquesta). Le Tombeau de Couperin (versiones para piano y, parcialmente, para orquesta). Concierto en sol mayor. J
Javier Perianes, piano. Orquesta de París / Josep Pons.
Harmonia Mundi 902326 (CD)



La crítica

Al asalto de una enfadada París

Habita nuestro país una generación de pianistas jóvenes muy notable. Pero no se puede afirmar algo así de Javier Perianes (portada de RITMO del mes pasado); no por joven sino porque su impronta va más allá de esa nota. (Un profesor que tuve hace tiempo decía que notable es una nota para tontos). Está pasado de moda ahora calificar con notas; se habla más con adjetivos como excelencia o sustantivos como empoderamiento (que odio particularmente, por sobado hasta la hartura). Los que amamos la música desde siempre no somos tan finos: con decir extraordinario tenemos suficiente. Es el caso. Estamos ante un pianista así clasificable, del que se puede afirmar que se trata del más completo de esa generación. Y desde luego su arte es, en muchos repertorios vitales, homologable a los pocos que andan por ahí, fuera de nuestra querida España, tomándose esto en serio. Frente a “rompepianos”, impostores, friquis varios e iconoclastas de diverso pelaje, Perianes está entre esos pocos de su tiempo cuyo único objetivo al sentarse al piano es hacer música como se ha hecho toda la vida, desde la propia verdad de las notas, sin añadidos que la hagan “más fácil y asequible” o inventos que la transformen en “algo nuevo”. Es fiel al pasado de la historia de la interpretación pianística, lo vive desde un presente pleno de gozo, y parece que desea abrir ventanas a un futuro que, definitivamente, debe de recuperar las normas clásicas. Dicho de otra manera: madurez pura y dura.

Tras las grabaciones de Schubert, Beethoven, Mendelssohn, Grieg, Chopin o Debussy, ahora recala en Ravel. ¿Qué ve en Ravel? Pues a mi entender una oportunidad para realizar una serena pero apretada reflexión introspectiva, distinta (que no distante) a la realizada con Debussy. Si su Debussy se elevaba hasta la génesis del sonido, ahora, acertadamente, desciende al mundo de Ravel de manera paralela, pero a través de un modelo expresivo diferente o, si se quiere, diferenciado al del maestro que dictó las normas; más inocuo, más entrañable, más humano y quizá más imaginativo.

Perianes logra matizar esta idea como pocos haya podido escuchar nunca, porque su inmersión en el tenue pero fantasioso lenguaje sonoro de Ravel es sencillamente perfecto. Su Tombeau no puede tocarse ni sonar de otra manera. Es una cuestión de lógica; de la lógica que une línea y color en una misma idea (y en eso sí sigue los pasos de Debussy casi como regla). De alguna manera, el catón de Ravel, que tantas veces resulta aburrido o aparentemente insustancial cuando el intérprete no es capaz de hacer aparecer esa especie de milagrosa fusión, una especie de unión entre belleza melódica, línea de canto y color. Perianes lo tiene claro en el piano a solo de La Tombeau de Couperin y la Alborada del gracioso, de las que traza auténticas versiones de referencia.

El disco se titula Jeux de Miroirs, porque incluye la orquestación de la cuarta de las cinco piezas del cuaderno Miroirs: Alborada del gracioso; junto a la de cuatro de las piezas de La Tombeau de Couperin. Con lo que se produce un juego de espejos entre el piano y la orquesta que Perianes y Josep Pons han ideado de forma original, pues entre medias han colocado el maravilloso Concierto para piano y orquesta en sol mayor, del que componen una no menos satisfactoria interpretación. Probablemente algo más impávida, pero de resultado total brillante e indiscutible, pues si el pianista de (la recientemente maltratada) Nerva se siente como en casa tocando esta música, Pons no está menos cómodo en ella. Pero lo sustantivo es poder disfrutar de todo el programa del disco con la alta calidad interpretativa alcanzada, haciéndolo por partida doble en versiones para piano y para orquesta. La Orquesta de París, que está sencillamente soberbia, ha puesto a su frente a dos españoles asaltando los cielos en la revolucionaria y enfadada ciudad. Parece que España avanza en una Europa que retrocede.

Pedro González Mira

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