William Christie no da jamás una puntada sin hilo. Y lo demuestra una vez más rescatando joyas escondidas como este Titon et l’Aurore de un autor tan poco conocido como Jean-Joseph Cassanéa de Mondonville. Mondonville era violinista y maestro de música de Madame de Pompadour y muy conocido por sus grands motets. Titon et l’Aurore (1753) fue su segunda ópera y el enorme éxito que obtuvo en el momento, inclinó la balanza en la famosa Querelle des Bouffons hacia el bando de los partidarios de la tragédie lyrique francesa frente a los partidarios de la ópera bufa italiana. Curiosamente, esta bellísima ópera reúne características de la ópera seria francesa, aunando la maestría armónica de Rameau y su jugosa instrumentación, con la inventiva melódica italiana.

La plantilla vocal escogida por Christie cuenta con algunas voces habituales en sus producciones como Emmanuelle de Negri (Palès) y Marc Mauillon (Éole), y otras nuevas como Reinoud van Mechelen (Titon) y Gwendoline Blondeel. Si bien son todas voces ligeras (demasiado en el caso de Mauillon), son flexibles y dominan perfectamente la difícil ornamentación francesa. Les Arts Florissants (orquesta y coro) participan con el altísimo nivel de excelencia al que nos tienen acostumbrados. La original escenografía de Basil Twist realizada con marionetas le da un toque naif a la representación, que casa muy bien con el carácter bucólico y pastoril de la ópera. Un delicioso epítome del Grand Siècle.

Mercedes García Molina