Samuel Hasselhorn, barítono. Ammiel Bushakevitz, piano
Harmonia Mundi HMM 902747 (CD)
LUCES Y SOMBRAS
En 2028 conmemoraremos el bicentenario de la muerte de Franz Schubert y seguro que no faltarán las celebraciones de la música del compositor. Pero podemos hablar de un proyecto que ya está en marcha: The Schubert 200 Project, desarrollado por el barítono Samuel Hasselhorn y el pianista Ammiel Bushakevitz, que incluye la grabación de cinco discos que recogen una selección de los Lieder que Schubert escribió en los últimos años de su vida. Al 1823 le correspondía La bella molinera, y ahora tenemos entre manos el disco Licht und Schatten, con obras de 1824 y 1825, soberbio.
En marzo de 1824, Schubert escribía una carta donde explicaba que estaba componiendo pocos Lieder, pero se estaba dedicando intensamente a la música de cámara; en esa misma carta explicaba que se sentía tan desgraciado que cada noche, cuando se acostaba, esperaba no despertarse. De aquí las luces y las sombras del título del disco, que incluye Lieder tanto de 1824 (unos pocos, entre ellos dos imprescindibles del repertorio, Auflösung y Abendstern) como de 1825 (la mayoría), así como una pequeña selección de breves danzas compuestas también en esos dos años que reflejan igualmente las luces y las sombras.
Licht und Schatten es un disco muy meditado; se percibe una aproximación muy intelectual por parte de los artistas, al mismo tiempo que interpretaciones profundas y emotivas, un equilibrio difícil, pero muy logrado, que necesita un dúo tan sólido como este (uno de los más sólidos de la actualidad). Samuel Hasselhorn es un barítono de voz preciosa y técnica segura que le permite arriesgar con una paleta de colores y un juego de dinámicas amplísimos, mientras que Ammiel Bushakevitz no se queda atrás en técnica, colores e imaginación.
Hasselhorn no se arriesga solo cantando, lo hace también eligiendo el repertorio: el disco se abre con Die junge Nonne, una canción que no había escuchado antes cantada por un hombre. Es un buen momento para recordar que el Lied no va de personajes sino de voces poéticas, y para relajarnos y disfrutar de la sensible interpretación de este lied. Todavía en el terreno espiritual, el dúo hace una impresionante versión de Die Allmacht y transmite una emocionante intimidad en Im Abendrot o Wandrers Nachtlied II. Que la selección responda a criterios cronológicos nos lleva a escuchar canciones contemporáneas célebres, como la mayoría de las mencionadas junto a otras menos habituales (entre ellas, Normans Gesang y Lied des gefangenen Jägers, que acompañan en el ciclo a partir de La dama del lago de Walter Scott, a la que seguramente es la canción más conocida de Schubert, Ellens Gesang III), y a contrastar como Schubert proponía osadas soluciones para determinados textos a la vez que escribía piezas de sencilla belleza como Wiedersehen, la canción que cierra el disco.
Licht und Schatten es una grabación para escuchar despacio y paladeándola, diría que imprescindible para schubertianos (o imprescindible para amantes del Lied, en general). Si hemos de juzgar por esta entrega y la anterior, el resto de las propuestas del proyecto Schubert 200 promete ser más que estimulante.
Sílvia Pujalte Piñán