Por más que uno se haya preparado para escuchar la obra del joven prodigio Erich Wolfgang Korngold, el impacto sigue siendo innegable. Dos obras en este disco, la primera escrita a los 12 años, el Trío con piano Op. 1, y el Sexteto Op. 10 a los 17 años con innegable referencia a los dos sextetos brahmsianos, y tienen tal aliento sinfónico, tan magistral utilización de los recursos tímbricos de la cuerda, tal invención melódica con un lirismo que será una de sus huellas musicales, tal audacia armónica, que no acierta a comprender de dónde viene una precocidad que da la sensación de innata. No debemos engañarnos con esa facilidad, pues el chaval anotaba de manera inspirada los temas de sus obras, pero la elaboración y urdimbre que hacia con esas melodías está muy meditada.

Si a la belleza de la música, le añadimos la pericia del fantástico Spectrum Concerts de Berlín, creado en 1988 con el propósito de unir la música contemporánea norteamericana con la tradición europea, especialmente aquella prohibida por el régimen nazi, la excelencia de la toma sonora, y las magníficas notas de Habakuk Traber que nos da las claves para una escucha informada, no nos cabe sino recomendar su compra y deleite (este disco es el primero de dos registros por el Spectrum Concerts dedicado al Korngold camerístico en Naxos).

Como curiosidad, cuando se estrenó en Viena, Arnold Rosé estaba al violín, y Bruno Walter al piano, ¡y era su Opus 1!

Jerónimo Marín