En Anne-Sophie Mutter se produce una singular convergencia entre la indisimulada explotación del aura asociada al virtuoso, ya un tanto anacrónica frente a las nuevas generaciones de solistas, con un decidido apoyo a la creación contemporánea, que se ha concretado en el encargo de un espléndido conjunto de partituras de autores como Lutoslawski, Gubaidulina, Moret, Currier, Rihm o, en el caso de este doble álbum, Penderecki, sin duda quien ha escrito más páginas para la violinista austríaca.

Coincidiendo con el 85 aniversario del compositor, DG ha recuperado la totalidad de sus grabaciones previas, entre las que destaca Metamorphosen, el extenso concierto de mediados de 1990 en el que se exalta con especial eficacia el inmaculado virtuosismo y las singulares facultades de la solista (los registros agudos, la tensión del vibrato, las gamas dinámicas). A ellas se ha añadido el primer registro de La Follia, una sonata para violín solo escrita en 2013 donde Penderecki recupera el modelo de la chacona barroca y la actualiza con una escritura que, sin renunciar a sus estilemas (escalas descendentes, bruscos contrastes, una suerte de hiperexpresividad claustrofóbica un tanto afectada), no puede, dada la asombrosa interpretación, sino resultar en una atenta e impresionada escucha. Un inmejorable tributo, pues, a una relación artística que se ha extendido a lo largo de dos décadas.

David Cortés Santamarta