Siempre será escaso el reconocimiento que le podamos tributar a Manuel de Falla, autor de una obra parca en número pero de una originalidad tal que ha servido de modelo y copia a varias generaciones posteriores de autores españoles. Cada obra suya explora un territorio nuevo, como si se hubiera propuesto trazar un nuevo mapa con caminos siempre renovados. Acostumbrados a la suite posterior de El Amor Brujo, pocos aficionados conocen la original de 1915, donde la riqueza tímbrica y de síntesis entre lo popular y lo vanguardista se amalgaman para crear una joya nueva y única.

En cuanto a la mini ópera El retablo de Maese Pedro, aúna, en palabras de Antonio Muñoz Molina, “la mejor prosa y la mejor música española” (precisamente el escritor presentó esta grabación junto a los intérpretes en la Residencia de Estudiantes). 

La versión de ese paladín de la música hispana que es Ángel Gil-Ordóñez desde su atalaya neoyorquina junto al Perspectives Ensemble es impecable, con una naturalidad en su impulso rítmico destacable, y solistas excelentes como el oboe dentro del grupo, o vocales como la cantaora Esperanza Fernández, habitual en esta obra, o el sólido Alfredo García, garantías de buen hacer. Con una toma sonora excelente, este disco se hace necesario para tener siempre bien presente al mejor autor de la música española, Don Manuel de Falla.

Jerónimo Marín