Frente a la grandiosa llamada del destino, formada por las cuatro primeras notas del Allegro con brio, Currentzis construye un movimiento en el que no hay tregua alguna; su “llamada del destino” no es tal, es más bien una semilla que deriva en un continuum inapelable, de virtuosismo sin igual, en el que los 6’42’’ suceden como un imprevisto y devastador ataque aéreo. Nadie ni nada queda a salvo… Esta es la carta de presentación de una interpretación diferente pero magnética como pocas, que huye de la tradición pero no la evita (por ejemplo, en la coda del Allegro con brio, que retoma las dinámicas de Bruno Walter o Klemperer, por ejemplo). Su humanidad beethoveniana dista de ser la más genuina, de hecho el fraseo del Andante con moto no se engarza con este matiz tan fundamental a la hora de interpretar a Beethoven, que Furtwängler o Barenboim han entendido como pocos directores. 

Uso de vibratos muy medidos, acentuación precisa y hasta caprichosa (sección central y final del Andante), y unas dinámicas muy estudiadas, así como fuertes contrastes entre fortes y pianos, mantienen el nivel de sorpresa al máximo.

Pero quién es Currentzis para que su grabación de la quinta de las quintas venga sola en un solo CD, sin otra Sinfonía como complemento u oberturas o lo que sea que rellene el espacio desaprovechado. Currentzis quiere que el oyente solo tenga oportunidad de escucharlo en la Quinta, que no se olvide de ella cuando acabe y comience otra música, que tras ésta venga, por consecuencia, un silencio reflexivo. Y para el otoño próximo, solo la Séptima. Es más que un divo.

Gonzalo Pérez Chamorro