Coro y Orquesta de la Fundación J.S. Bach/ Rudolf Lutz.
J. S. Bach-Stiftung C629CD (CD)
Cincuenta. Número redondo con cierto aroma a hito, a cosa de celebrar. Así que la gente de Bach Stiftung, con el inefable Lutz a la cabeza, escogen unas Cantatas de especial fuerza, impulso de celebración y espíritu celestial… compartido con las otras 49 entregas, siendo honestos.
Así, la BWV 205 se presenta como puro éxtasis, gozosa e ineludible urgencia de destrozar los muros de la tumba, que Bach nos describe con frenesí de semicorcheas y unos graves cuyo empuje deja en evidencia a cualquier tuneladora. Y uno piensa que si Bach sabe hacer llegar su definición del gozo del creyente a los más irredentos ateos, el batacazo emocional para quien sí cree debe de ser cuanto menos indescriptible.
Coger después la BWV 196, morir de gusto con ese coro inicial, degustar la delicia para el corazón del aria de soprano y reconciliarse con la humanidad a través del dúo de tenor y bajo, para ratificar todas esas sensaciones con el coro final, cuyo Amen establece el orden de las cosas.
Y si siguen receptivos al universo Bach, al cierre llegan los fuegos artificiales con la bélica BWV 19, donde Bach reserva una instrumentación particularmente grandiosa para hablarnos de la batalla celestial entre el arcángel Miguel y Satanás, con un coro monumental que prescinde de cualquier introducción orquestal y comienza directamente con una fuga turbulenta.
No tengo conexión directa con Bach, pero estoy convencido de que felicitaría esta interpretación de su música. Y recuerden: Bach no se escucha, Bach se vive.
Álvaro de Dios