Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo Enero 2019 - Núm. 925

ANDRIS NELSONS

BERG: Concierto para violín. MENDELSSOH: Sinfonía n. 3 “Escocesa”.
SCHLEIERMACHER: Relief para orquesta.

Baiba Skride, violín. Gewandhausorchester Leipzig / Andris Nelsons.
Accentus ACC20443  (DVD)



La crítica

El 21, tocado por los dioses

Para Andris Nelsons, el 22 y 23 de febrero de 2018 fueron fechas especiales. De manera oficial, su nombre se grabó en la ilustre galería de directores titulares de la Gewandhausorchester Leipzig; exactamente como el 21 Kapellmeister, sucediendo a Riccardo Chailly. Compagina su actividad con la Boston Symphony, recordando un poco o un mucho el trasiego transoceánico en el que se encontraba Bernstein durante buena parte de su vida, de Viena a Nueva York, de Boston a Munich, etc. Posiblemente, Nelsons les hará contagiar lo mejor de la una a la otra y viceversa; ambas orquestas están de suerte, habitualmente no suele haber un director como este. Porque el 21 está tocado por los dioses.

Para este concierto especial, además de programar la Escocesa de Mendelssohn en Leipzig (estrenada en la misma ciudad sajona en 1842), que es como ir a Italia y no comer pasta fresca, la gran tradición se unió con la modernidad, escogiendo una obra del compositor Steffen Schleiermacher (1960), muy vinculado a la ciudad, con el estreno de Relief (encargo de la Gewandhaus y la Boston Symphony), partitura brillante, con ideas (nada de soportes armónicos constantes por donde fluyen timbres sin ton ni son) y un uso del ostinato muy penetrante, que puso a prueba el engranaje perfecto de la orquesta, en plena forma con el 21. Schleiermacher afirmaba que sabía que a su obra le seguiría el Concierto para violín “A la memoria de un ángel” de Alban Berg, y escribió el final en consecuencia. Menudo reto saber que después de ti surgirá el canto del alma más bello de todo el siglo XX, y la transición funcionó, dotando a Relief de una “coda” que parece flotar sobre una pesadilla de Wozzeck. Es decir, un tributo en toda regla, más que una transición.

Una mirada no engaña. Baiba Skride, la violinista letona a la que escuché hacer música de cámara en Dresde liderando a un grupo de grandísimos solistas, dirige sus ojos azules a Nelsons para iniciar al unísono un acto de concentración y comenzar la prodigiosa música. No hay exhibición virtuosística alguna, no hay manierismos, hay verdad y una concepción absoluta del Concierto: se pasea por los arriesgados acantilados del expresionismo, mientras recorre los campos del post-romanticismo; ambas ideas están recogidas en esta admirable interpretación, con un violín solista que no lo es, está dentro de un todo. El Adagio final, con la cita y el empleo de “¡Es ist Genug!”, coral de la Cantata BWV 60 de Bach, quizá no ha sonido más limpio, más puro, más emocionante.

Y Mendelssohn… cómo no hacerlo el día que te eligen como 21 en Leipzig. Supongo que quienes escucharan en la misma sala de la Plaza de Augusto (tercera oficial de la orquesta en su historia) lo que hizo su predecesor Chailly con esta música y ahora escuchen lo que hace Nelsons, parecerán dos compositores distintos. Chailly eligió el camino de la tradición, pero “lo clásico es lo que no se puede hacer mejor”. Suprimiendo repetir la exposición del colosal primer movimiento, con algunas frases sin vibrato en sus conclusiones, Nelsons imprimió un poderoso pulso rítmico, intensidad expresiva y un desarrollo de la estructura muy potente (típico de él), haciendo que El holandés asomara como una inevitable figura invisible en la partitura. Su gestualidad y su carisma influyen mucho en el resultado, pero este hombre descifra la música de manera especial; el Scherzo tuvo momentos de ensueño (las frases de los cellos recuerdan a Klemperer) o el irrepetible Adagio, de intensa profundidad y belleza, sin perder el norte deleitándose en ciertas frases (al estilo Currentzis) y con dinámicas que dejan sin habla por la acumulación de efectos. El 21 dará paso algún día al 22, pero no será lo mismo.

Gonzalo Pérez Chamorro

 

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