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Crítica / Un espectáculo completo (Macbeth) - por Juan Francisco Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 23/06/2021

El Macbeth de Verdi fue el encargado de finalizar esta atípica temporada de los Amigos Canarios de la Ópera marcada por la Covid. Afortunadamente asistimos a una de esas escasas ocasiones en las que todos los elementos intervinientes se conjugan para proporcionar un espectáculo redondo  de alto nivel.

En el apartado canoro contamos con un grupo de voces verdianas con los roles bien rodados en escenarios internacionales. Especialmente la pareja protagonista. George Gagnidze, Macbeth, es un auténtico barítono verdiano, de voz robusta y timbre broncíneo, que pese a ciertos cambios de color en el paso al agudo compuso un Macbeth muy completo, mostrando las múltiples facetas del protagonista sin limitarse a derrochar volumen, culminando en una doliente aria final Pieta, rispeto, amore, de escalofriantes pianísimos.

Anna Pirozzi, pese a no ser estrictamente una soprano dramática, es desde hace años una Lady Macbeth de referencia por su notable materia prima y la inteligencia con que la maneja.

Su frecuentación del personaje le permite conocer los recovecos del mismo, atendiendo tanto a la furia extrovertida de sus dos primeras arias, como al carácter confabulador de los dúos con Macbeth, la escena del brindis, donde superó con holgura las difíciles coloraturas o los concertantes que dominó con unos agudos impactantes aunque algo duros y faltos de armónicos.

La intensidad de su fraseo y su excelente caracterización le permitieron ofrecer una escena del sonambulismo veraz, pese a la imposibilidad de culminarla con el agudo final en pianísimo que demanda la partitura.

Marko Mímica fue un Banco infrecuentemente juvenil, que impresionó por la nobleza y rotundidad de su voz de bajo-barítono mientras Fabián Lara aprovechó su único momento de lucimiento, el aria Ah, la paterna mano, para desplegar su voz de tenor lírico y un fraseo marcadamente dramático.

Adecuados los secundarios Francisco Corujo, Estefanía Perdomo e Iván Figueira en sus cortos cometidos.

La escena, obra de Alfonso Romero consistió en un escenario totalmente negro del que destacaban un prado de flores blancas en primer plano y siete puertas blancas en el fondo, sobre las que se proyectaron tanto imágenes fijas como escenas con movimiento, lo que unido a la muy estudiada iluminación, proporcionó un marco de pesadilla que permitió resolver brillantemente escenas como las de las brujas, las alucinaciones de Macbeth o la procesión fantasmal de los herederos de Banco, que en otras producciones resultan risibles.

Espléndida dirección musical de Francesco Iván Ciampa, de intensa expresividad, plagada de detalles y pequeños matices, que huyeron de la brocha gorda a la que tantos recurren con Verdi, graduando con mano maestra tensiones y distensiones, como en el concertante que finaliza el primer acto, donde remarcó la alternancia de los tutti en forte del conjunto y los pianísimos de los solistas o el famoso coro Patria Oppressa donde trazó un arco perfecto piano-forte-piano, para lo cual implicó tanto a solistas, a los que espoleó con una marcación detalladísima, al Coro de los Amigos Canarios de la Ópera y a la Filarmónica de Gran Canaria, de los que obtuvo un admirable desempeño pese a lo exiguo de sus integrantes.  

Juan Francisco Román Rodríguez

George Gagnidze, Anna Pirozzi, Marko Mimica, Fabían Lara, Francisco Corujo, Estefanía Perdomo, Iván Figueira.

Coro de Amigos Canarios de la Ópera.

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Francesco Iván Ciampa.

Escena: Alfonso Romero. Producción Amigos Canarios de la Ópera.

Auditorio Alfredo Kraus, Las Palmas de Gran Canaria

Foto © Nacho González

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