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Crítica / Strauss y "un tal" Schmidt - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 07/02/2023

El carácter profundamente poético inicial de Muerte y transfiguración de Richard Strauss invadió pronto la atmósfera de una repleta sala sinfónica del Auditorio Nacional de Música, en la versión que realizara David Afkham al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid.

Una sala con una afluencia fiel de público, quizás en la sana pero intrigante expectativa de un concierto que, si bien partía de la garantía de un revisitado Strauss, llegaba a su plato fuerte tras el descanso, con una obra y autor de rarísima programación por estos pagos: la Cuarta sinfonía de Franz Schmidt. Una intriga que se notó en la desigual reacción, algo "transfigurada" tras el primer Strauss.

Y es que, como dije, la obra inicial del muniqués se desplegó en una versión que osciló desde la dulce fragilidad del comienzo y final, con sutiles detalles concertantes, a la robustez y tempi giusti con que acometió los momentos más  poderosos que se suceden.

Momentos extrovertidos de intenso fraseo, nobleza y convulsión romántica, externa pero sobre todo interna (la más difícil de realizar con precisión, bajo la envolvente melódica y armónica), de este poema sinfónico de Strauss. Una intensidad que viniera favorecida por un nutrido elenco orquestal hoy, construido cabalmente sobre la base de ocho contrabajos.

La Cuarta y última sinfonía de Franz Schmidt, una obra digna heredera del "aula-Bruckner" dispuesta en un solo trazo y con guiños hacia lo poemático sinfónico, era el plato fuerte de este programa presentado, pues, en dos partes claramente diferenciadas: repertorio y novedad (relativos ambos, eso sí).

Una obra de destacable sensibilidad estética en la órbita de un postromanticismo más conservador que el del propio Strauss. Sus mejores frutos, en línea con la vorágine bruckneriana de la que parte, se mostraron en los amplios segmentos más reposados de logrado lirismo. Sin olvidarse de algún episodio fugado, amplio también, en tareas de Scherzo, con cierto tono marcial intercalado y abrupto final.

Los arranques más enérgicos, especialmente aquéllos sobre base de perturbadora marcha fúnebre, trataban de romper con la sensación bonancible (tan del carácter personal bruckneriano por otro lado), desde cierto desgarro emocional y tímbrico que aquí tenía mucho más sentido que en el "trascendente" Strauss que precediera.

Una compacta intensidad que no fue óbice para integrar solos de muchos de los atriles, empezando por el inicial y final truncado de trompeta, o, sobre todo, los múltiples del violonchelo (instrumento de Schmidt), de flauta y clarinete al alimón, o el concertino sin ir más lejos, entre otros… o el tan comprometido de trompa del tramo final, al que se une toda la sección junto al timbal en otro momento memorable, por sorprendente, de una partitura que, así, de seguido, volvía a reexponer a los postres, con trompeta de nuevo y en tono desolado, aquel tema, aquel hilo vital desgarrado por el funesto ánimo definitivo de la parca.

Luis Mazorra Incera

 

Orquesta Sinfónica de Madrid / David Afkham.

Obras de Schmidt y (Richard) Strauss.

OSM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

 

Foto: El director David Afkham / © Gisela Schenker

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