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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Sokolov, el ruso… - por Juan Berberana

Madrid - 02/03/2022

Tiene mérito que la visita anual de Grigory Sokolov, al ciclo madrileño de Grandes Intérpretes, no se haya interrumpido incluso como consecuencia de la pandemia. Nos visitó en 2020, en 2021 y lo hace en este 2022, cuando otro drama podía hacernos pensar en una posible cancelación.

Porque, aunque nuestro pianista siempre se ha mostrado ajeno al mundo “no musical” (sobre todo en los medios de comunicación), el inexplicable drama que estamos viviendo en Ucrania y las sucesivas cancelaciones (o expulsiones) de compatriotas suyos en las salas de concierto de occidente, abrían el riesgo de que Sokolov fallara este año.

No lo hizo, como no lo hizo en el resto de su gira por España (cada vez más amplia), a lo largo de las últimas fechas. El público le recibió con los brazos abiertos, como ha hecho siempre en Madrid en los más de 20 años de visitas ininterrumpidas. Y a uno se le queda la duda de si algo (de su parte o de la nuestra) hubiera sido necesario en reconocimiento del inhumano sufrimiento del pueblo ucraniano. Porque Sokolov, no podemos negarlo, es ciudadano del mundo, pero también es ciudadano ruso.

Que la pandemia va quedando atrás (esperemos que definitivamente…) se reflejó en un Auditorio Nacional abarrotado (no lleno) frente a los semillenos de los años anteriores. El programa de este año creo que resultó especialmente atractivo. Dos clásicos en su repertorio, Beethoven y Brahms, y un Schumann juvenil, aparentemente más ajeno a la columna vertebral de sus programas.

El arranque de las Variaciones Heroica resultó algo frío. Con una exposición del tema de escasa premura e incluso con alguna nota falsa. Pero en poco tiempo Sokolov nos volvió a transportar a la magia de su Beethoven. Repleto de entendimiento. Buscando y logrando que escucháramos con claridad todas las notas, gracias a esa pulsación única donde prevalece la mano sobre el pedal. Lo que conduce a un sonido tan identificable como transparente, pero, asombrosamente contundente. La variedad emocional de esta obra (por cierto, muy visitada últimamente con magníficos resultados, por otros colegas como Kissin o Aimard) nos hizo olvidar las dudas iniciales.

Para terminar la primera parte nuestro pianista volvió al Brahms crepuscular, esta vez con los Tres Intermezzi, opus 117 (en 2020 interpretó el opus 118 y 119). Es un mundo donde se mueve como pocos (Lupu…). Donde la ensoñación se entremezcla con la nostalgia. Donde Brahms expresa la inevitabilidad de la vejez como pocos músicos lo han hecho en la historia de la música. Soberbio.

Sokolov dejó para la segunda parte la Kreisleriana, opus 16 de Schumann. Optó por la calma y la objetividad, frente a la frecuente explosión romántica que muchos pianistas (más jóvenes, habitualmente) utilizan como medio de exhibición técnica. El Schumann de Sokolov conecta en, las piezas más lentas, con el Brahms de los Intermezzi. Algo que deviene de la madurez del intérprete, sin duda. Nuevamente la pulsación cristalina del ruso nos permitió entender esta obra con una perspectiva distinta. Quizás como ya hace muchos años solo lograba otra grande, como Claudio Arrau.

Disfrutamos del recital paralelo de propinas (nuevamente Brahms, pero, sobre todo, Rachmaninov y Bach para concluir…) y nos fuimos a casa con el regusto agridulce por no acabar de entender si podríamos hacer más, desde el mundo de la música, para mejorar este mundo. Las palabras de Daniel Barenboim, en el Concierto de Año Nuevo pasado, nos iluminaron un poco. No acabo de ver claro que el concierto de ayer lo hiciera.      

Juan Berberana

 

Grigory Sokolov, piano

Obras de Beethoven, Brahms y Schumann

Ciclo de Grandes Intérpretes (Fundación Scherzo)

Auditorio Nacional, Madrid

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