Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Pares románticos - por Juan Gómez Espinosa

Madrid - 28/02/2023

Como viene siendo habitual, el ciclo Círculo de Cámara del Círculo de Bellas Artes ofreció este domingo un programa atractivo y poco convencional. En este caso, en torno a dos apellidos: Mendelssohn y Schumann. Empecemos por el primero. Según Barenboim, existen compositores prescindibles; no porque sean malos, sino porque no aportan nada a la evolución de la música. Por ejemplo, Mendelssohn. Totalmente de acuerdo, pero ¿qué Mendelssohn? Felix aportó obras que se escuchan con el mayor de los agrados, pero desde luego no trajo nada nuevo. Vamos, que no fue Liszt (ni Chopin). Además, sus discursos caen demasiadas veces en lo sentimentaloide, quizá por gusto personal, quizá por gusto de la época. Esta última razón tiene bastante peso, puesto que, como buen artista mainstream, compuso demasiado de cara a la galería.

Fanny no estuvo de cara a la galería. De hecho, le negaron la posibilidad que sí tuvo su hermano. Este ostracismo la dejó fuera del gran público, y aquello que no se difunde, obviamente, no puede influir en nada. Queda así algo tan rancio como el “canon” totalmente sesgado.

En el concierto del domingo, el Cuarteto Schumann mostró (e, irremediablemente, contrastó) a ambos hermanos. Tenía bastante tazón Goethe cuando le soltó al niño Felix que se vestía con demasiada ropa. A las lagrimillas melosas que mencionaba más arriba se le suman episodios de puro relleno.

Fanny, sin embargo, es una creadora que va a lo esencial. Ni un parche ni un fragmento superfluo. Al igual que su hermano, dominó absolutamente la polifonía, y cada instrumento del cuarteto desarrolla unas líneas tan interesantes como bien trabajadas. En Felix, existen voces que invitan al aburrimiento del instrumentista.

El Schumann ofreció cuartetos de ambos hermanos con solvencia y una coordinación extrema. Sin embargo, su sonido apuesta más por lo áspero que por lo intenso y falta imaginación y juego en el fraseo y las articulaciones. Estos defectos se mitigaron algo en la segunda parte, dedicada al apellido que tres de los músicos comparten con otros dos compositores: Clara y Robert. Mucho se ha escrito sobre la influencia del segundo en su mujer. Tal vez sea cierta, tal vez no. Puede que la diferencia de edad sea un elemento a favor de Robert, pero Clara fue una niña prodigio educada en un hogar absolutamente musical, así que podía poseer tanta o más formación que alguien mayor que ella.

Las series de lieder que fueron interpretadas mostraron elementos comunes, claro, empezando por la sensibilidad magistral con la que la pareja abordó este género poético-musical, aunque algo del característico timbre de los Schumann (timbre colorido e impredecible) pierde en su transcripción para cuarteto.

La joven soprano Katharina Konradi acompañó a la pareja en este bucear dentro de la poesía. Su actitud dramática fue la de una narradora experta, y desplegó una voz hermosa, de timbre bastante maduro para su edad, pero con pequeños problemas de apoyo en los graves y de gestión del aire.

El Schumann, en estos Schumann vocales, se mostró más cuidadoso en el sonido, aunque en alguna ocasión tendió a tapar a la soprano. En la obra final, el Cuarteto nº 3 de Robert, los instrumentistas, aunque sin abandonar del todo la aspereza, alcanzaron su máximo nivel de inspiración y disfrute. Una suerte, porque esta pieza maravillosa es, además, una de las más controladas del autor, llena de luz. Si Felix a veces resulta desproporcionado formalmente por su exceso de vestimenta, Robert suele caer en la desproporción emocional, salvo en excepciones como esta.

Cuarteto y soprano regalaron un bis: el tercer lied de Clara (“Ihr Bildnis”). Y se hizo la magia. El sonido de las cuerdas fue una caricia, y el aire de la soprano viajó con toda fluidez. Nada como relajarse. Por último, una felicitación para el público: ni una tos de tuberculoso histérico (y eso que era programa romántico), ni un móvil y ni un aplauso fuera de lugar. Se nota que no cualquiera le dedica una tarde de domingo a la música de cámara.

 

Por Juan Gómez Espinosa

 

Cuarteto Schumann, Katharina Konradi (soprano).

Obras de: Fanny Mendelssohn (Cuarteto de cuerda en mi bemol mayor), Felix Mendelssohn (Cuarteto de cuerda en Fa menor, op.80), Clara Schumann/Aribert Reimann (Drei Heine-Lieder, transcripción para soprano y cuarteto de cuerdas) y Robert Schumann / Aribert Reimann (Sechs Gesänge Lieder, op. 107 y Cuarteto de cuerda nº 3 en La mayor op. 41 nº 3).

Círculo de Cámara. Temporada 2022/2023.

26 de febrero de 2023. Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

 

Foto © Círculo de Bellas Artes

125
Anterior Crítica / Bajo la sutileza mozartiana - por Luis Suárez
Siguiente Crítica / Rutilante Solomon de Haendel - por Jerónimo Marín