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Crítica / "Muero porque no muero" - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 04/10/2022

La vivaz Sinfonía (BWV 120a) que se ha hecho hueco en lo más granado del Bach inmortal para violín solo, tuvo en esta versión, un vibrante órgano positivo protagonista que sirvió de eficaz preludio de concierto. Pero fue la exquisita suavidad y tempo giusto del aria de tenor con oboe solo "Die Liebe zieht mit sanften Schritten" (BWV 36) ("El amor se mueve con paso suave") el verdadero arranque vocal de esta velada bachiana protagonizada por los solistas citados bajo estas líneas.

Una nueva propuesta, bachiana en su totalidad, la primera de este curso, en el ciclo Satélites de cámara y polifonía de la Orquesta y Coro Nacionales de España en su Auditorio Nacional de Música.

Vivo contraste con la dinámica aria de soprano con solo de violín "Jesus soll mein erstes Wort" (BWV 171) ("Jesus debe ser mi primera palabra") enérgica y decidida, haciendo honor a la asertividad de texto y titular.

Un triduo canoro inicial que se completaba con la, no menos enérgica y comprometida aria para barítono con violonchelo (siempre con continuo realizado al órgano): "Das Brausen von den rauhen Winden" (BWV 92-6) ("El rugir de vientos iracundos"). Un aria resuelta con especial énfasis en su cantante, precisión y arrojo.

La, no menos célebre que la pieza inicial, Sinfonía (BWV 156), queda y melancólica con oboe sopra, fue de nuevo gustosa articulación de un programa, a su vez, subdividido en tres bloques.

Una ágil aria de soprano con violonchelo, violín y oboe en su remate "Mein gläubiges Herze" (BWV 68)... ("Mi corazón creyente…") dio paso al dúo de tenor y barítono: "Ein unbegreiflich Licht" (BWV 125) ("Una luz imposible") qué volvió por aquellos fueros de energía inextinguible, "imposible" a tenor de un título poético, para culminar este bloque.

Nueva articulación instrumental en un programa perfectamente delineado, con la más calmada Sinfonía (BWV 21) que, así, diera inicio al último bloque en el que se conjugaron todas las voces hasta un jovial terceto final.

La contenida aria de tenor con violín solo: "Ich traue seiner Gnaden" (BWV 97) ("Confío en su Gracia") era su emotivo inicio, de tenor, que recuerda otros repertorios barrocos y violín con destacadas dobles cuerdas.

La sustancial aria de barítono con oboe solo: "Ich habe genung" (BWV 82-1) reflejó (en el intenso lenguaje espiritual de Bach) aquel "muero porque no muero" teresiano, nuestro. Bella aria sin parangón que preparaba los dúos y terceto con que se rubricaba este aquilatado concierto.

El dúo de soprano y tenor: "Barmherzinges Herze der ewigen Liebe" (BWV 185) ("Corazón misericordioso de amor eterno"). Amor eterno, a lo religioso en la escritura de un Bach que llena de coherencia y progreso armónicos, contrapunto común en autores coetáneos más aparentes.

El dúo de soprano y barítono: "Mein Freund ist mein" (BWV 140)... Toda una afirmación casi (y sin casi) tautológica: "Mi amigo es mío…", también por amor entre el Alma, soprano, y Jesús, bajo.

Un terceto más festivo, con soprano, tenor y barítono: "Die Katze lässt das Mausen nicht" (BWV 211) ("Un gato nunca deja su ratón... como la joven bebe café". "A las madres les encanta tomar la infusión, las abuelas también la bebían con gusto, entonces... ¿Quién censurará ahora a las hijas?") rompió, así de drásticamente, al cierre del programa, con aquella visión mística.

Luis Mazorra Incera

 

Francesca Calero, soprano; Ariel Hernández, tenor; Víctor Cruz, barítono; José Ferrero, oboe; Joan Espina; Alejandra Navarro, violines; Paula García, viola; María Alejandra Saturno, violonchelo; Brais G. Maceiras, órgano positivo

Beatriz González Calderón, dramaturgia

Francesca Calero, Movimiento escénico y diseño de luces

Obras de Bach

OCNE-Satélites. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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