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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Leticia Moreno: The Door in the Wall, de Casablancas - por Ramón García Balado

A Coruña - 26/03/2023

Crítica / Leticia Moreno: The Door in the Wall, de Casablancas - por Ramón G. Balado

La Orquesta Nacional de España, dirigida por su titular David Afkham incluyó en su programa del concierto ofrecido en A Coruña, el Concierto para violín y orquesta The Door in the Wall, de Benet Casablancas,  en interpretación de Leticia Moreno, en el que tuvimos también la Sinfonía nº 6, de Anton Brucker, un concierto que en su evolución, han tenido bastante que decir tanto el autor como la solista.

Leticia Moreno, había seguido para su formación el método Suzuki, antes de profundizar conocimientos en la Escuela Reina Sofía con Zakhar Bron, ampliando en la Köln Musikhochschule y en la Guildhall School of Musik and Drama, con Maxim Vengerov y David Takeno. Recibió asesoramientos de Dmtri Shostakovich a partir de 2003 y fue galardonada con el Premio del Concurso F.Kreisler, realizando la  confirmación de su estima con el Concierto para violín OP. 99, de Dmtri Shostakovich, con la Wiener S. Orchestra, compositor del que grabaría en transcripción los Preludios Op. 34, en principio para piano y en esta ocasión para violín y piano, un registro que se completaba con otro dedicado a compositores españoles, Granados y Joaquín Turina, por el Poema de una Sanluqueña. En sus  manos, actualmente, dispone de un Nicola Gagliano, de 1782.

David Afkham, actual titular de la ONE, se forjó como director en Friburgo con James Avery, comenzando su carrera con excelentes resultados tras la concesión del Concurso de la Jugend Musiziert, en 2002,  puente hacia una vida profundamente profesional que se asentará tras la graduación con Nikolas Pasquet, en la Escuela Franz Liszt, en Weimar, y esta evolución ascendente, tendrá una fecha clave tras conseguir el Donatella Flick. Fue asistente durante un tiempo del prestigioso Valery Gergiev, en la London Symphony O., especialidad que mantendrá también en la Jugend O. Gustav Mahler. Un director que estuvo también frente a formaciones como la Chicago S.O.; la Orquesta de los Ángeles, la Royal Concertergebow o la KHG S.O. de Fribuergo.

Benet Casablancas, presente en la sala, anunció este Concierto para  violín y orquesta (The Door in the Wall), en primicia, con Leticia Moreno, obra que en su evolución fue compartida por ambos artistas, por la profunda relación entre ambos. Al fondo, una insinuación de H.G.Wells, de ahí su título sobre un relato con tintes que nos acercan a Dickens, en una sórdida historia. En resumen y sin solución de continuidad, cinco tiempos de tensión descriptiva a partir de la Intrada. Tranquillo (quasi senza tempo), para engarzar con el Allegro Capriccioso, el  templando  Notturno. Canto-  evocación de un melodismo  soñado, en el que la solista, arropada por las cuerdas se expresaba en una lectura en pianissimo- ; un Finale.Con motto scorrevole. Ni un momento sin fisuras ni relajamientos.

Casabalancas tuvo tiempo de profundizar tendencias de vanguardia con Josep Soler, quien le facilitó el traslado a la Wien Hochschule für Musik, a comienzos de los ochenta, llegando a conocer las docencias de Friedrich Cerha, en composición y en análisis con K.H. Füssi e  instrumentación con O. Suitner. En medio, queda la pujanza de los colegas marcados por la Segunda Escuela Vienesa, de la que no estarán exentas las corrientes abiertas, que coparon sus preferencias. Nos remitimos a aquellos comienzos de los ochenta, con trabajos como Exéquies, para gran orquesta o Harmonies banals. Una necesidad irrenunciable marcada por la flexibilidad del discurso sonoro, auspiciada por sutiles transformaciones que surgían de la grafía y los elementos tomados de las propuestas aleatorias. Los trabajos en el espacio musicológico han sido un permanente estímulo en esa carrera y en propias palabras, la urgencia de la composición que estará condicionada por esa doble vida que le apura a  crear a un ritmo especialmente intenso, con compromisos recientes como la ópera L´enigma de Lea, sobre libreto de Rafael Argullol.

Benet Casablancas es también ese compositor que se aproxima con denuedo a las artes plásticas y literarias, incluyendo incisivos epigramas, los haikus o los aforismos, claves en su evolución. Esos homenajes permanentes a Zurbarán, Muñoz Molina, Cees Nooteboom, o los paisajes cervantinos, una de sus obsesiones. Un estímulo estético que se refleja en trabajos como The Dark Backwards of Time, divulgado  a través de las emisiones de Radio Clásica, con direcciones de Martínez Izquierdo o el Concierto de cámara nº1, para clarinete y ensemble (Homenaje a Picasso), condicionado por los permanentes contrastes rítmicos, obra  excitante y poderosa. Siempre con esa idea de la experimentación que se reflejará en el conjunto de sus obras. Un Casablancas en el que ingeniosos especialistas, encuentran afinidades en confluencia con Picasso y Rothko. Compone con las pretensiones de hallar un punto de encuentro con el oyente, partiendo de las actitudes que comparte con sus compañeros de travesía.

Anton Bruckner, con la Sinfonía nº 6, WAB (106), obra completada en 1881 y nunca revisada, siendo los movimientos intermedios los únicos interpretados en vida del autor, bajo la tutela de Wilhelm  Jahn, antes de la completa de 1899, con Gustav Mahler, en el año de la edición de Cyrill Hynais, publicada por Doblinger y posteriormente por Eulenburg, con sus dudas de autenticidad. La del autor, fue repuesta  por la Sociedad Bruckner y editada por Haas, aunque la edición Nowark- la elegida para este concierto-, volvería a utilizar las planchas del anterior, con pequeñas modificaciones en aspectos de la plantilla de clarinetes, contrabajos, oboes y violines.

Discrepancias casi imperceptibles que curiosamente condenaban a esa primera edición, aceptando  que los errores de lectura acabarán corregidos en ambas. Se acepta la edición de 1881. El Maestoso de entrada, fue el movimiento amplio en el que los chelos expresaron en piano, con caída de cuerdas en quintas, su función esclarecedora. La flauta obedecía un segundo tema indicado Bedeutend langsamer (muy lento), una ostensible pulsación para ceder a un fortissimo y un unísono en tresillos que manifestaban el temple de la obra. El Adagio Sehr feirlich, lento por excelencia, gracias a la amplitud de fraseo, recibió el toque de gracia motivado por el tema expresado por los violines en piano, de pinceladas misteriosas. Con un oboe que respondía en tratamiento elegíaco y las trompas con las maderas, que acentuaban la renovada transición hacia los violines en apacible serenidad.  La  coda se apoyó en las cuerdas en actitud similar.

El Scherzo Nicht schnell (sin apuro), resultó de una belleza sobrecogedora, típica en la actitud creativa del autor, breve y concisa en su desarrollo y embargada por un reconocible talante fantástico de evocaciones legendarias, marcadas por la cuerda grave y con respuesta en las maderas, además de los primeros violines, que contribuían a recrear un ámbito preciso e  intenso. Destacó el breve trío Langsam, propiciando el protagonismo sonoro de las trompas, aliciente irrenunciable de quien firmaba la obra, genuino sello que para especialistas, recurriría al primer movimiento de la Quinta sinfonía.

Tiempo de disfrute, por esas sonoridades, preparando el Final Bewegt doch nicht zu schnell, intenso en sus pretensiones y modelo de posicionamiento tripartito con el primer tema que enfrentaba a los violines, sobre pizzicato de las cuerdas graves, con un trémolo de las violas. Destacaría en especial el grupo de metales agresivos, ofreciendo las trompas un tema animado y rítmico, antes de un final lírico en oposición a la sección de cuerdas, con una coda a cargo de los trombones de absoluto protagonismo.

Ramón García Balado         

 

Leticia Moreno. Orquesta Nacional de España / David Afkham

Obras de Benet Casablancas y Anton Bruckner

Palacio de la Ópera, A Coruña   

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