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Crítica / La vida breve - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 25/01/2023

La vida breve de Manuel de Falla no es una ópera que solamos ver representada con demasiada asiduidad.

A bote pronto, recuerdo, recordaba de facto mientras la volvía a escuchar en este marco, una reposición hace dos años largos que disfrutamos en el Teatro de la Zarzuela en una cuidada versión escénica alternada, día sí día no, con La Tempranica de Gerónimo Giménez, bajo común manto granaíno.

Su reposición en versión de concierto, como ésta en la sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid, está siempre justificada al margen de la ausencia de los demás ingredientes escénicos para una ópera, relativamente breve, como la vida que narra (pero ópera, al fin y al cabo… "si breve… ¡dos veces buena!")

Pese a la mutilación de estos ingredientes (esenciales, es verdad…), con música de este calibre, se mantiene también cierta sustancia dramática sobre este (quizás ya demasiado) recurrente formato.

La Orquesta y Coro Nacionales de España dirigidos por Jaime Martín, con los solistas Nancy Fabiola Herrera, soprano; Joel Prieto, tenor; María Toledo, cantaora; Juan Manuel Cañizares, guitarra y las voces del CNE: Ana Mª Ramos, Federico Gallar, Víctor Cruz, Manuela Mesa, Ariel Hernández, Pablo Alonso, Francesca Calero, Mª José Callizo y Paloma Friedhoff, dieron buena cuenta de esta conmovedora partitura.

Era la segunda parte de un concierto que arrancaba con Ravel y una fluida versión de gesto amplio en la transitada Mi madre la oca, con una efectiva generación de leves atmósferas armónicas en los interludios, como el que sirviera de nexo e introducción de la más popular de aquellas piezas de origen pianístico: Laideronnette, Impératrice des pagodes (Niñita fea, Emperatriz de las Pagodas)

Pero era hoy La vida breve el centro de todas las miradas. De todos los oídos más bien, como ya señalé, por la condición de concierto. Una opción práctica que, a falta de los alicientes escénicos, depende sobremanera de sus cualidades musicales, y de las vocales en particular.

Y sí, puede destacarse el convincente poder vocal  en papeles centrales de relativa, difusa y peculiar dicción y vibrato con un canto de exigentes tesituras y acendrado carácter: por citar un momento álgido, el vibrante dúo de Salud y Paco.

Amplisima tesitura y, tambien, intenso registro grave por momentos, en este exigente rol (Salud). Un rol donde se unieron excepcional conjunción de proyección vocal y carácter para un personaje central de esta cruda y reveladora trama, con una, ciertamente, difícil dicción pareja.

Entretanto, los célebres pasajes orquestales y sus consabidas danzas, expuestas hoy con ampliada dosis dinámica, especialmente la primera, y, los característicos tránsitos flamencos versados por los citados cantaora y guitarrista, que recibieron algún punto adicional de reconocimiento en los aplausos finales.

Al paso de este último tema, soy de la opinión personal de no mezclar con sonido directo instrumental y vocal en estos conciertos en vivo, sonido microfónico que vaya más allá de un simple apoyo a la sombra del sonido real para situaciones de acústica precaria relativa de algún instrumento en concreto (... el que todos tenemos en mente, vaya… y poco más). Opinión que, como digo, siendo personal, tiene en cuenta los estrictos aspectos "decibélicos", espaciales y de espectáculo implicados en el negocio, tanto en contra como a favor.

Una nueva oportunidad, pues, de escuchar el, siempre complejo montaje de una partitura patria, intensa y emotiva, en unas condiciones, las de concierto, siempre más centradas en lo puramente musical.

Luis Mazorra Incera

 

Elenco: Nancy Fabiola Herrera, soprano; Joel Prieto, tenor; María Toledo, cantaora; y Juan Manuel Cañizares, guitarra. Voces del Coro Nacional de España: Ana Mª Ramos, Federico Gallar, Víctor Cruz, Manuela Mesa, Ariel Hernández, Pablo Alonso, Francesca Calero, Mª José Callizo, Paloma Friedhoff.

Orquesta y Coro Nacionales de España / Jaime Martín.

Obras de Ravel y Falla.

OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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