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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / La importancia de un buen director musical - por Juan Francisco Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 01/06/2021

Las funciones de Cavalleria Rusticana programadas por los Amigos Canarios de la Ópera  sufrieron dos importantes modificaciones sobre lo inicialmente previsto: la sustitución del director musical Karel Mark Chichon y la Santuzza de Ekaterina Semenchuk por Daniel Oren y Yulia Matochkina. Afortunadamente no afectaron a la calidad de las funciones, que estuvieron presididas por la formidable labor de Daniel Oren.

Muy implicado a lo largo de toda la velada, el veterano director israelí trazó vehemencia y finura las distintas situaciones dramáticas que se sucedían sobre el escenario, algo que no suele ocurrir con el verismo italiano donde muchos confunden intensidad pasional con trazo grueso, modelando con destreza tanto a una dúctil Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, de la que obtuvo una notable prestación por la exuberancia y multiplicidad del sonido, pese a contar con una treintena de músicos por exigencia de la Covid, como al Coro de los Amigos Canarios de la Ópera, a los que hizo cantar con sutileza y empaste, prodigando etéreos pianísimos que el coro no suele frecuentar, regulando con seguridad los grandes crescendos como el que culminó un espectacular Himno de Pascua, sin forzar el sonido en los fortísimos, lo que mitigó el amplio vibrato de las sopranos, logrando la mejor prestación del coro en lo que va de temporada.

Yulia Matochkina fue una Santuzza poderosa y temperamental, celosa y acosada por los remordimientos, bien pertrechada por una voz de mezzo con cuerpo, sonoros graves que superaban sin dificultad la masa orquestal y agudos emitidos con seguridad. Sergio Escobar encuentra en Turiddu una parte que se adapta bien a su canto valiente y extrovertido, que no terminó de redondear por desigualdades en la emisión y un fraseo escasamente imaginativo. Young Jun Park, ayudado por una recia voz de barítono y un físico apropiado al papel, fue un Alfio implacable, mientras Andrea Gens compuso una acertada Mamma Lucía y Abenauara Graffigna, como Lola, estuvo más cómoda en lo escénico que en lo vocal. La Escena de Carlo Antonio de Lucía trasladó la acción a mediados del siglo XX sin que la historia perdiera verosimilitud, utilizando un esquemático escenario único que enmarcó convenientemente la acción sin grandes alardes.

Juan Francisco Román Rodríguez

Yulia Matochkina, Sergio Escobar, Young Jun Park, Abenauara Graffigna, Andrea Gens. Coro de Amigos Canarios de la Ópera. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Daniel Oren

Escena: Carlo Antonio de Lucia

Producción Amigos Canarios de la Ópera

Auditorio Alfredo Kraus, Las Palmas de Gran Canaria

Foto © Nacho González

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