Con el estreno absoluto de la obertura Ítaca del compositor alicantino Ximo Cano (La Nucía, 1963) se ha iniciado la temporada de conciertos de la Orquesta ADDA-Simfònica de Alicante, con la que ha quedado de manifiesto, desde su primer compás, la funcionalidad estética que desarrolla este autor a partir de una interpretación brillante de la orquesta, como fue el caso, a través de la analítica lectura de su director titular, el maestro Josep Vicent, músico muy avezado en los lenguajes musicales de vanguardia, como ejemplarmente lo tiene más que demostrado con la rara y extraordinaria musicalidad del referencial compositor del siglo XX, Iannis Xenakis, lo que significaba una garantía para el descubrimiento de esta obra que, desde su engranaje modular, es una muestra esencial de la inquietud experimental que siempre denota la personalidad musical de su creador.
Presentándose con un manifiesto planteamiento minimalista, en Ítaca Ximo Cano desarrolla su sólido conocimiento orquestal haciendo que las distintas secciones vayan entrando en acción con sus propias señas de identificación tímbrica, como es el caso de los metales a modo de un superpuesto coral en el inmediato desarrollo de la primera parte de la obra, que termina derivando en distintas manifestaciones melódicas de la cuerda y pasajes contrapuntísticos del viento madera. Sin solución de continuidad, se presenta un pasaje central que deja la sensación de mantenida quietud lírica en el oyente, sólo contrastada por las intervenciones de la batería de platillos y el vibráfono, que irradian una coloración sonora de especial atractivo. Concluye con una progresión dinámica de toda la orquesta, sustentada por la sección de cuerda, muy bien liderada por la concertino japonesa Ayako Tanaka, cuya misión esencial es reencontrarse con las fijaciones y referencias armónicas que se mantienen en todo momento, en manifiesto o no tanto, del discurso de esta obertura. La orquesta, con un intenso grado de atención a las indicaciones de Josep Vicent, brilló en la exposición dejando patente, una vez más, su virtuosismo de conjunto.
Otro interés de este concierto ha sido la presencia de una de las figuras recientes del teclado español como es Martín García García, distinguido en tercer lugar en el XVIII Concurso Internacional de Piano Federico Chopin de Varsovia el año 2021, hecho que le ha significado el lanzamiento de su carrera como concertista internacional. Nada mejor que una de las obras más significativas del gran compositor polaco como es su Segundo Concierto para piano y orquesta en Fa menor, Op. 21 para apreciar la identificación que posee el pianista gijonés con el particular pensamiento musical de este autor, una de las cumbres del romanticismo. Empleó una articulación mozartiana en la interpretación del Maestoso que abre la obra, que supo derivar con resolutiva expresividad y limpieza al característico rubato chopiniano. En el tiempo lento central, cantó con cuidada oposición a la orquesta, resaltando el sentido lírico de este característico larghetto, apoyado en un cadencioso tempo. Finalmente, demostró su fluido mecanismo en el Allegro vivace con el que concluye este concierto, predominando la velocidad de la mano derecha sobre una mayor hondura de pulsación en la izquierda necesaria para el sustento armónico del discurso, como hubiera sido deseable, que pudo en algún momento desequilibrar el balance de voces que pide este movimiento, siendo suplido por un preeminente acompañamiento orquestal muy bien impulsado desde el pódium. Ante los aplausos de un público identificado con su lectura de Chopin, ofreció una de las piezas más líricas perteneciente al ciclo de piano Las Estaciones, Op. 37ª de Tchaikovsky, Canción de otoño (Octubre), con la extrajo las mejores y más motivadas esencias que propicia su tonalidad menor de Re.
El concierto entró en su parte más espectacular con la Cuarta Sinfonía en Fa menor, Op. 36 del mismo compositor del bis que interpretó el solista. Con la expansión expresiva que es tan propia al sentimiento musical de Josep Vicent, éste se dispuso a sacar el máximo partido a su orquesta determinando con su absorbente a la vez que meticulosa comunicabilidad todas las posibilidades expresivas que depara el intenso andante que abre esta magnífica creación sinfónica, anunciando una interpretación que, a lo largo de los restantes movimientos, devendría en una absorbente ejecución para el oyente que sentía cómo cada uno de ellos superaba al anterior en construcción sonora, convirtiéndose en verdaderos impactos emocionales. Fue el caso del obstinado pizzicato que irrumpe en el tercero y el fogoso allegro final que provocaron que numerosos espectadores se levantaran de su butaca en un gesto de irrefrenable exaltación ante la bondad de una versión desafiante tanto en el aspecto técnico como apasionante en el planteamiento estético, que confirmaba la progresiva proyección de ADDA-Simfònica como instrumento de primerísimo nivel.
José Antonio Cantón
Orquesta ADDA-Simfònica Alicante
Solista: Martín García García (piano)
Director: JOSEP VICENT
Obras de Ximo Cano, Frédéric Chopin y Piotr Ilich Tchaikovsky
Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). 03-X-2025