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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Honor a Respighi (Sinfónica de Castilla y León)

Valladolid - 11/06/2019

Los 140 años del nacimiento del boloñés Ottorino Respighi, sirvieron a la OSCyL para montar un monográfico suyo en el 18º de abono de su temporada, con Antoni Wit como Director invitado 1ª vez en su podio, y la colaboración del neoyorkino Eric Silberger, solista del “Concierto gregoriano” para violín y orquesta (P 135, 1921), primicia para la Orquesta como Arias y danzas antiguas: Suite nº1 (P 109, 1917) que abrió el programa, rematado con Fiestas romanas (P 157, 1928).

Este repertorio de los años romanos del compositor, refleja su habilidad sensual para la orquestación, tanto en transcripción de música antigua, como en el manejo de los modos o en el reflejo de actividades festivas urbanas de uno u otro tiempo. La plantilla de cuerdas fue pasando de los 32, a los 40 y 56, respectivamente, según el aparato instrumental que cada obra fue exigiendo.

Antoni Wit, el veterano polaco, se mostró conocedor y riguroso en los tempi, y muy energético en la comunicación de ellos a unos músicos que lo sirvieron con escrupulosidad espartana y total acierto en la múltiple intervención de todas las cabeceras, bien llevadas por el concertino Cizmarovic.

La Suite nº 1, basada en el “Balletto del Conde Orlando”, la “Gallarda” de Galilei y dos danzas anónimas, tuvo al oboe en el ballet como ejemplo del buen gusto que vistió toda la interpretación, destacando los violines imitando a la gaitilla sobre el bajo de los cellos en la “Villanella” y la elegancia del “Passo mezzo”, con clave, arpa, concertino, oboe y cello, en lento y piano. El Concerto gregoriano, así apodado por la utilización que el compositor hace de los modos y citas de esa época, tuvo muy buen planteamiento desde la prestación inicial del oboe y la expresividad de Eric en su 1ª cadenza y en su diálogo con el cello; Silberger tuvo el mérito de haber asumido el Concierto en unos pocos días, paliando la baja por lesión de la prevista Danailova, lo que le obligó al uso de partitura en detrimento de soltura y unión con la orquesta; no obstante exhibió un sonido noble en su cadenza con timbal y a solo, brillando en el “Alleluja” como antes hicieron celesta y arpa. El público agradeció el esfuerzo y, como si el neoyorkino quisiera desquitarse de su contenida actuación, regaló un fulgurante Capricho 1 de Paganini, pleno de técnica y menos de música.

La 2ª parte fue para esa pítima de sonido orquestal que son las Fiestas romanas, tanto en las “Circenses” con sus 16 metales en el sacrifico de los cristianos, como en la llegada de peregrinos al Jubileo con excelente prestación del trompa, o en Fiestas urbanas de Octubre y Epifanía, que recogen ambientes populares romanos, en orgía orquestal con 10 percusionistas, que Wit aprovechó para enardecer al Auditorio y premiar a toda la plantilla por su entrega, precisión y buen sonido.

José María Morate Moyano

Eric Silberger. Sinfónica de Castilla y León. Antoni Wit.
Obras de Ottorino Respighi.
Auditorio “Jesús López Cobos” en el CCMD de Valladolid.

 

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