Escuchábamos por primera vez en el Ciclo de Lied del CNDM en el Teatro de la Zarzuela a la soprano Katharina Konradi. Se trata de una cantante que, con sus 33 años, está situándose como una prometedora intérprete de lied.
Sus actuaciones operísticas parecen hoy estar centradas en personajes tales como la Susanna de las Bodas de Fígaro, de Mozart, Zdenka de Arabella y Sophie del Caballero de la Rosa, de Strauss y el pequeño papel del Pastor de Tannhäuser de Wagner, todos ellos que le van como anillo al dedo a sus características vocales actuales.
Una voz fresca, lírica casi ligera, una impecable línea de canto y una emisión de voz natural, sin fisuras.
El recital de su presentación fue ecléctico con obras francesas, alemanas, argentinas y españolas, con tintes cubanos.
Se desenvolvió con soltura en todas ellas, pero soltura no quiere decir dominio. Toda la velada mostró un exceso de control que, para mí, deslució su actuación. Se notaba que quería estar en el estilo adecuado para cada canción, y lo estuvo, pero de una forma tan evidente que su actuación perdió espontaneidad.
Sorprendentemente en lo que me pareció más acertada fue en “Las cinco canciones populares argentinas” de Ginastera, con las que se mostró mucho más suelta y que, como en tres “De las Cinco canciones negras” de Montsalvatge, hizo gala de un sobresaliente español, como lo había hecho anteriormente con el francés y el alemán.
Como propinas ofreció una buena recreación del Fischerweise (La sabiduría del pescador) de Schubert y una discreta de la Nana de Falla.
Hay tiempo y mimbres, eso es indudable.
Malcolm Martineau, como es habitual en él, fuera de serie y, por cierto, más feliz que nunca.
Francisco Villalba
XXVIII Ciclo de Lied
Teatro de la Zarzuela, Madrid
Katharina Konradi, soprano. Malcolm Martineau, piano.
Obras de Fauré, Schumann, Debussy, Ginastera y Montsalvatge
Foto © Rafa Martín