Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / El equilibrio perfecto - por Esther Martín

Madrid - 23/10/2022

Este fin de semana (21 al 23 de octubre), en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional, la Orquesta Nacional de España interpretaba uno de sus conciertos más exigentes de la presente temporada. Dirigidos por David Afkham y acompañados del pianista Seong-Jin Cho, el programa se caracterizaba por ser uno de esos que se califican como “peligrosos” por la popularidad de las piezas y la dificultad que entraña su ejecución. El viernes fue el primero de los tres que tendrían lugar repitiendo programa e intérpretes y desde las butacas, ocupadas casi en su totalidad, se percibía la expectación propia del primer día y de los minutos anteriores al concierto. Una plantilla de orquesta más grande de lo habitual, enorme incluso, anticipaba el sonido y situaba la música en el contexto histórico.

El comienzo del concierto n. 3 para piano de Rachmaninov sonó tímido en un principio, apenas se percibían las familiares notas de una de las obras más virtuosísticas para este instrumento, pero sería mejor confiar en Seong-Jin Cho, de origen surcoreano, con uno de los currículum más brillantes de su generación, que no estaba haciendo sino medir sus fuerzas. Con las cuerdas tomando protagonismo y la percusión preparada, el primer movimiento “Allegro ma non tanto” terminó de forma intensa, y, sin apenas un instante de descanso, comenzó el “Intermezzo”, momento en el que, ahora sí, Seong Jin pareció llegar al 100% de sus capacidades y prepararse para el salto mortal de la última parte.

La introspección del tempo lento, donde sigue apareciendo el tema principal pero con la sensación de que es una música lejana, fue reflejada magistralmente por el piano y acompañada por la orquesta, un perfecto baile a dos que mantuvo al público embelesado. Tanto que no se oyó ni una tos.

El “Finale” del concierto de Rachmaninov tiene una envergadura monumental al que se llega tras casi media hora de intrincadas escalas y acordes imposibles. Y fue el movimiento que aprovechó la OCNE y su director para recoger y aupar al solista de manera magistral.

La orquesta comienza la temporada en plena forma y el viernes lo demostró en varios momentos, siendo este uno de los más espectaculares. Su director, David Afkham, ha conformado una agrupación homogénea, cuyo sonido tiene un carácter rotundo con infinidad de matices y rango dinámico. El pianista supo apreciar el apoyo y fue ganando intensidad y dramatismo durante  los tres movimientos, hasta llegar al finale, en el que se le percibía seguro, grande y convencido. Los acordes con los que acaba la obra sonaron como siempre le gustaría al público que sonaran, y, por ello, aplaudió sin parar hasta conseguir un bis.

La segunda parte la protagonizaba la grave Sinfonía nº 12, “El año 1917”, de Shostakovich, una obra de intención programática dedicada a Lenin, que consta de cuatro movimientos interpretados de manera ininterrumpida. El comienzo en directo es muy atractivo, los violonchelos y los contrabajos inician el tema principal, que se repite constantemente a lo largo de toda la obra. Tanto esta como las diferentes melodías que van apareciendo se han inspirado en canciones revolucionarias que contextualizan la intención del compositor. La gravedad del principio se oscurece durante el Adagio y se transforma en fuerza y determinación en el tercer y cuarto movimiento, provocado en gran medida por la presencia de los sonidos graves, que se alternan entre las cuerdas, los vientos y la percusión y crea una atmósfera oscura. Eso, si se ejecuta bien, como fue el caso de este concierto. De nuevo, se disfrutó de una orquesta expresiva, que trabaja en conjunto y que confía en su batuta, la de Afkham, un director que va aumentando su presencia en la sala según va avanzando el concierto.

La cita de este fin de semana contiene varios aciertos: la selección de obras para el programa, el trabajo de la OCNE, la dirección de Afkham y la interpretación de Seong-Ji Cho.

Esther Martín

 

Orquesta Nacional de España / David Afkham

Seong-Jin Cho, piano

Concierto para piano n. 3 Rachmaninov & Sinfonía n. 12 de Shostakovich

Auditorio Nacional, Madrid

198
Anterior Crítica / Preludio, estreno, sinfonía y… ¡tres propinas! - por Luis Mazorra Incera
Siguiente Crítica / El testamento de Shostakovich - por Juan Carlos Moreno