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Crítica / El Diario de Ana Frank, una magistral interpretación operística - por Paulino Toribio

Madrid - 17/07/2025

El Festival de Ópera de Cámara "Ópera a Quemarropa 2025" de la Comunidad de Madrid ha presentado una producción extraordinaria de "El Diario de Ana Frank", una obra que marca un hito tanto por su contenido emocional como por su calidad artística. Basada en los conmovedores textos de Ana Frank y con música del compositor ruso Grigori Frid, llega a Madrid tras su estreno mundial en Moscú en 1972, ahora bajo la concepción y dirección escénica de Bruno Berger-Gorski en una producción del Musiktheater de Viena.

La ópera "El Diario de Ana Frank" fue compuesta por Grigori Frid entre 1968 y 1969, cuando el compositor ruso leyó por primera vez el diario de la joven judía. La obra se estructura como una ópera monólogo en dos actos y 21 escenas, requiriendo únicamente una soprano y orquesta de cámara (aunque en esta ocasión se presentó con acompañamiento de piano). La partitura combina magistralmente elementos tonales y seriales, creando un lenguaje musical que refleja la complejidad emocional del texto original.

El texto de Ana Frank narra una secuencia profundamente dramática: la espera angustiante de una adolescente judía durante la ocupación nazi, enfrentando lo inevitable, la desesperación, pero también manteniendo viva cierta esperanza y conservando sus sueños juveniles. En la versión operística de Bruno Berger-Gorski, todo este universo emocional se desarrolla a lo largo de aproximadamente cincuenta minutos de intensidad pura.

La soprano y actriz israelí Miriam Hajiyeva ofrece una interpretación que trasciende lo meramente vocal para convertirse en una experiencia teatral completa. Durante cincuenta minutos, conduce al público por un laberinto de pasiones, emociones, miedos, esperanzas y sueños rotos, realizando un trabajo magistral tanto en la parte vocal como en la interpretativa.

Con una economía de medios que demuestra el poder del teatro de cámara, la producción utiliza únicamente una maleta y una silla como elementos escénicos. Sin embargo, estos objetos simples se convierten en poderosos símbolos bajo la dirección de Berger-Gorski y la interpretación de Hajiyeva. Los distintos planos horizontales del escenario evocan los diferentes estados de ánimo de Ana Frank:

  • El suelo: Donde yace tumbada, mostrando su abatimiento y vulnerabilidad
  • La silla: Símbolo de la realidad que se acerca, del presente que debe enfrentar
  • De pie: Cuando su energía juvenil se hace más palpable
  • Subida a la silla: Buscando alcanzar un halo de esperanza
  • El equilibrio sobre un pie: Momento de máxima fragilidad y duda

Toda esta gama expresiva se desarrolla mientras la intérprete canta e interpreta con un dominio absoluto tanto de la voz como de la escena, demostrando que el teatro de cámara puede ser tan poderoso como las grandes producciones operísticas.

La integración con el pianista Almog Aharoni resulta perfecta, desenvolviéndose con fluidez y manteniendo un sonido equilibrado en todo momento. Aunque su ubicación entre bambalinas limitó su presencia visual, su contribución musical fue fundamental para el éxito de la producción. Esta decisión, posiblemente condicionada por las dimensiones reducidas del teatro, plantea una reflexión sobre la importancia de la presencia visual del músico en estas producciones íntimas de cámara.

La música de Grigori Frid (1915-2012), compositor formado en el Conservatorio de Moscú, se caracteriza por su expresividad y su posición entre la tonalidad y el serialismo. Su lenguaje musical muestra claras influencias de gigantes como Schönberg, Hindemith y especialmente Shostakovich, creando una paleta sonora que refleja perfectamente la complejidad emocional del texto de Ana Frank.

La partitura original está concebida para orquesta de cámara, con especial relevancia de los instrumentos de viento y, sobre todo, metal y percusión, muy en la línea del gran compositor soviético Dimitri Shostakovich. Aunque en esta ocasión se presentó con piano, lo que evitó escuchar la riqueza de sonidos y la brillantez de la paleta orquestal completa, la adaptación logró transmitir la esencia emocional de la obra.

Bruno Berger-Gorski, director alemán de origen polaco nacido en 1959, aporta a esta producción su amplia experiencia en el redescubrimiento de compositores injustamente olvidados. Formado en la Universidad de Viena con un máster en Estudios de Teatro, Cine y Medios, Berger-Gorski es el fundador del Musiktheater de Viena y se ha especializado en la música contemporánea y en recuperar obras de compositores que merecen mayor reconocimiento.

Su trabajo con "El Diario de Ana Frank" demuestra su capacidad para crear producciones que honran tanto el texto original como la música, sin caer en sentimentalismos fáciles, pero manteniendo la profundidad emocional que la obra requiere.

El éxito de esta producción fue palpable: entradas completamente agotadas y una ovación final extensa y merecida. La obra logró ese equilibrio difícil entre el respeto a la memoria histórica y la creación de una experiencia artística genuina y conmovedora.

Esta producción del "Diario de Ana Frank" representa lo mejor del teatro de cámara: economía de medios, intensidad emocional, excelencia interpretativa y un profundo respeto por el material original. Es una demostración de que las mejores producciones operísticas no siempre necesitan grandes despliegues escénicos, sino artistas comprometidos y una dirección clara que sepa extraer toda la potencia dramática de la obra.

Esta producción forma parte del Festival de Ópera de Cámara "Ópera a Quemarropa 2025", una iniciativa de la Comunidad de Madrid que busca acercar la ópera al público a través de producciones íntimas y de alta calidad. El festival se caracteriza por su apuesta por obras menos conocidas del repertorio operístico y por producciones que privilegian la intensidad dramática sobre el espectáculo visual.

La inclusión de "El Diario de Ana Frank" en la programación demuestra el compromiso del festival con obras de relevancia histórica y social, que trascienden el mero entretenimiento para convertirse en experiencias de reflexión y memoria colectiva.

Una mención especial al Corral de Comedias de Alcalá de Henares, teatro del siglo XVII (1601-1602) que conserva su estructura original del Siglo de Oro. Mantiene el tablado sin telón, patio central descubierto y galerías en tres niveles. La restauración ha respetado las técnicas constructivas históricas y la acústica natural.

Funcionó ininterrumpidamente hasta finales del siglo XIX. Tras diversos usos durante el siglo XX, fue restaurado en los años 80 y forma parte del patrimonio que contribuyó a la declaración de Alcalá como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Pese al cuidadoso tratamiento del espacio escénico, no deberían venderse entradas sin garantizar la visibilidad necesaria de la proyección de textos en alemán de la ópera. Un espacio tan significativo debe asegurar que todos los espectadores puedan disfrutar plenamente de las representaciones.

Esta puesta en escena de "El Diario de Ana Frank" trasciende el mero homenaje a Ana Frank para convertirse en un testimonio artístico que preserva la memoria colectiva. La obra logra ese equilibrio delicado entre el respeto al testimonio histórico y la creación estética, convirtiendo el testimonio del horror en una experiencia que nos interpela sin explotar el sufrimiento, sino dignificándolo a través del arte como vehículo de conciencia y renovación espiritual.

Paulino Toribio

Concepto y dirección escénica: Bruno Berger-Gorski
Dirección musical / Piano: Almog Aharoni
Ana Frank: Miriam Hajiyeva (soprano)
Vestuario: Christine Böhm-Mayerhofer
Dramaturgia: Sandra Broeske, Bruno Berger-Gorski
Una producción de: Musiktheater Wien e.V. (Austria)

Con la colaboración del Foro Cultural de Austria y la Embajada de Israel en España

Sábado 12 de julio de 2025. Teatro Corral de Comedias de Alcalá de Henares

ÓPERA A QUEMARROPA-Festival de Ópera de Cámara de la Comunidad de Madrid

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