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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Desafío dispar (Sinfónica de Madrid - Pablo Heras-Casado)

Madrid - 11/02/2019

Nueva entrega bruckneriana de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Bajo la batuta del maestro granadino Pablo Heras-Casado, la Sinfonía Núm. 1, WAB 101, y la Sinfonía Núm. 2, WAB 102, fueron las obras escogidas para esta ocasión.

La Sinfonía Núm. 1, en su ‹‹versión de Linz de 1868››, tuvo en este concierto su primera interpretación por la formación orquestal madrileña. La expectación causada por esta novedad se vio en parte truncada debido a una lectura que, aunque correcta, no llegó a bucear en los niveles más profundos de esta temprana obra de Anton Bruckner, muy sólida en cuanto a su arquitectura sonora y que presenta rasgos inequívocos de su particular estilo compositivo.

El Allegro inicial resultó fluido pero se echó en falta una mayor recreación en el fraseo de los inspirados motivos temáticos que lo configuran. La sección de cuerda se mostró falta de aliento vital, sobre todo en los violines. Los contrastes dinámicos y rítmicos entre los distintos bloques sonoros estuvieron expuestos de forma acertada por maestro y formación pese a la falta de tensión en la construcción de los crescendi, resueltos con cierta brusquedad en sus puntos culminantes. Cabe destacar las intervenciones del oboe y flauta solista en la exposición melódica del primero o las figuraciones acompañantes de la segunda.

El Pathos propio de los tiempos lentos brucknerianos, con los amplios fraseos y respiraciones en la sección de cuerda, no llegó a alcanzar su plenitud en el Adagio aunque tuvieron remarcables actuaciones los solistas de flauta, oboe y fagot. La interpretación de la sinfonía volvió a recuperar algo de vigor y asertividad en el Scherzo pero adoleció de la energía y contraste apropiados entre sus secciones, enturbiado, además, por algunas imprecisiones de la trompa solista en el trío.  El Finale discurrió con pulso rítmico adecuado y el maestro Heras-Casado sacó a relucir la filigrana contrapuntística desplegada en todo el movimiento.

En la segunda parte del concierto los dos agentes sonoros principales de la velada, algo vacilantes en su actuación anterior, dieron un salto cualitativo que pudo observarse ya desde los primeros compases de la Sinfonía Núm. 2. Heras-Casado, mucho más atento a los cambios dinámicos y al fraseo, con gesto elegante, conciso y mostrando pleno conocimiento de la partitura, logró un gran aliento en el tema adjudicado a los violonchelos dando impulso a la interpretación. También resultó más convincente a la escucha la estructura formal del Moderato al separar, con adecuadas respiraciones, sus bloques temáticos. De nuevo, los solistas de madera resaltaron por su precisa intervención a pesar de algunas imprecisiones de emisión por parte de la trompa. Los continuos crescendi alcanzaron la tensión apropiada en todo momento y el devenir sonoro fluyó con empuje y brío.

A partir del Andante, orquesta y director encontraron el punto justo de equilibrio y compenetración para afrontar los retos de esta partitura: las cuerdas exhibieron esa elasticidad, sonido expansivo y carácter nostálgico muy propios en Bruckner; la trompa solista obtuvo un sonido redondo, envolvente y de delicado color tímbrico en sus intervenciones, destacando también el inspirado fraseo del violín y la flauta en el dúo de la coda; los puntos climáticos fueron diseñados con certera convicción e intensidad expresiva.

El Scherzo se ejecutó con suma firmeza y flexibilidad siendo expuestos de forma  grácil los incesantes juegos contrapuntísticos presentes en él. Con el Finale se cerró brillantemente la interpretación de la sinfonía. Director y orquesta sacaron el máximo partido al distinguir sus múltiples secciones contrastantes mediante las bien planteadas cesuras. A pesar de cierta pérdida de pulso antes de la reexposición del tema principal, el crescendo acumulativo y final triunfante en modo mayor -donde los metales resplandecieron con total plenitud- determinaron enérgica y resolutivamente esta espléndida versión de la obra.

El enorme reto que supone abordar el ciclo sinfónico bruckneriano hacen de la Orquesta Sinfónica de Madrid  y el maestro Pablo Heras-Casado  un valiente tándem del que esperamos obtener futuros radiantes logros.    

Juan Manuel Ruiz

Orquesta Sinfónica de Madrid / Pablo Heras-Casado.
Sinfonías Núm. 1 y 2 de A. Bruckner.
Ciclos Musicales de la Orquesta Sinfónica de Madrid.
Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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