Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / De Mar a Mar, de Jacobo Gaspar, frente a Stravinsky y Schumann - por Ramón García Balado

Santiago de Compostela / Vigo - 15/03/2024

La alemana Johanna Malangré dirigió a la Real Filharmonía de Galicia contando con la colaboración de alumnos de la EAEM en sesión compartida con la musicóloga Rosa Fernández, para las obras de Jacobo Gaspar y Stravinski, poniendo en atriles el estreno de la obra De Mar a Mar, de Jacobo Gaspar, y las Danzas Concertantes de Igor Stravinski, completando la Sinfonía nº 2, en Do m. Op. 61, de Robert Schumann. La directora ejerció recientemente como titular de la O. N. de la Picardie, tras probar como asistente de la Köln C.O. y realizar masters con la City of Birmingham S.O., espacio que le valdría para probar con formaciones como la Wuppertaler Sinfonieorchester, la Orchester Lamoureux, la Wiener Kammerorchester, la Orchester de Bretagne, además de promover el Lucerne Festival Contemporary O., siendo merecedora de la concesión del Primer Premio del Concurso  MAWOMA, en un jurado presidido por Dominique Meyer, director del Teatro alla Scala. La ópera atrajo su atención en producciones para el Staatstheater Cotbus O. y el Meininger Hoffkapelle. En sus referencias, siguió las docencias de Johannes Schlafli (Zurich), Bernand Haitink, Paavo Jarvi, Nicolas Basquet y Reinhard Goebel.

Jacobo Gaspar volvía con estreno tras otro anterior  como había sido Via Láctea. Haiku espiral, en una cita dirigida por Paul Daniel, que incluía también de Antón Alcalde su obra…That pale blue dot Op. 22, entre la suite Los Planetas de G.Holst y una selección de La guerra de las Galaxias, de John Williams. Jacobo Gaspar fue premio en la XX edición de Jóvenes Compositores por Ambar, en una convocatoria celebrada en el Museo Reina Sofía, ante un jurado presidido por Carlos Cruz de Castro, Zuriñe Fernández Guerenabarrena, Agustín Charles, Sofía Ramírez e Iñaki Alberdi, galardón que se añade al premio Xavier Montsalvatge, de la Fundación Autor CDMC; el del VI Int. Jurgenson Competition for Young Composers (Moscú); el del Público del Isang Yun Int. Competition Prize (Seúl), recibiendo también la Mención de Honor del Valentino Bucchi-Parco della música (Roma) y un Segundo del Póvoa de Varzim (Portugal).  Fue alumno de Carlos Cambeiro, Joam Trilho y Pablo Beltrán, realizando un posgrado con J. M. López López.  El espectro sonoro en gran amplitud se incluye en sus ambiciones creativas, materializándose en el conjunto de las obras que da a conocer.  Las complejidades de los recursos acústicos son igualmente un estímulo a tener en cuenta dentro de esa dimensión creativa y para dar fe esta pieza De Mar a Mar, preciso Mar de fondo en lo sonoro: la acentuación de las tímbricas, el ensanchamiento de la paleta orquestal en cuanto a los armónicos y enarmónicos que no duda en los apuntes microtonales para decidirse por una actitud que tanto inquieta y para bien, a nuestros creadores actuales. En ello, pudimos apreciar los breves comentarios de Rosa Fernández, que también sabría transmitirnos en la obra del ruso.

Igor Stravinski con las Danzas concertantes, obra nacida mientras se entretenía con otros compromisos debidos al mundo del cine a través de trabajos alimenticios. Eran tiempos en los que la Orquesta de Werner Janssen, de Los Ángeles, se aprestaban a ofrecerle la posibilidad de un encargo puramente camerístico y que completaría entre 1941/2, obra con posibles pretensiones escénicas con el aliciente añadido del título, para estimular el ingenio y que en definitiva, será su objetivo el mundo del ballet, confiando en el mundo recreativo de Ballanchine y sus Ballets Rusos, establecidos en Montecarlo. Para Stravinski, nada más tentador, basculando entre sus ambiciones rompedoras y la necesidad de tratar los valores rítmicos hasta sus máximas posibilidades. Un trabajo que para mayor fortuna, dispondrá del complemento escénico de los decorados de Eugène Berman, entonces uno de sus colegas en California. Las Danzas concertantes, quedan confiadas a una plantilla de 24 músicos y que como resultado, no dejaría de suscitar rechazos entre los entusiastas de La consagración de la primavera o Las Bodas. Obra que ganó enteros con el paso del tiempo, detalle consumado por su eclecticismo y vistosidad que resumía el destino de la pieza. Una Marche- Introduction, enmarcada en el talante de un concerto grosso, destacaba apuntes de la trompa a la que respondía un violín, antes de ceder al Pas d´action, que se manejaba con variadas yuxtaposiciones, siempre sorprendentes. Cuerdas y maderas, resultaron un idóneo contrapunto, con un silencio descriptivo y un añadido  de citas imaginarias  desde lo burlesco a lo grotesco. Un Thème  varié, alegre y resultón, especie de collage de episodios opuestos, nos traslada a un Pas de deux, preparando la Marche-conclusion,  tomada de la primera y que resumió lo que es una composición encuadrable dentro del neoclasicismo en boga. Excelente oficio de comprensión de la pieza con evidente destino final y que nos ofreció Johanna Malangré, quien habrían de abordar en el juego de sus obsesiones lo que vendría a continuación.

Robert Schumann- Sinfonía nº 2, en Do M. Op. 61-, fruto por propia confesión de uno de sus períodos de caída emocional y ofuscación mental, reflejado en una obra que desde el Allegro ma non troppo, no disimuló una entrada solemne a cargo de trompas, trompetas y trombones a través de un primer tema que recuperaría  luego en la  coda de este movimiento, para recuperarlo en el segundo tiempo, Scherzo: Allegro vivace,   permitiendo un desarrollo extenso y elocuente con respecto a la idea de la obra, auspiciado por la tonalidad del movimiento. Curiosamente, su comienzo parecía  desmentir el mentado estado de ánimo del compositor. Tiempo  de sólida consistencia que se manifestó  como un perpetuum mobile, en clara respuesta al Allegro, destacando el planteamiento elaborado a través de sus dos tríos en ansiado contraste que desmentía  el imaginable segundo tiempo en forma de Adagio espressivo,  que se desplazaba  al tercer tiempo, uno de los más sensibles de su estilo y escrito en una tonalidad menor. La melancolía manifiesta, sirvió para aceptar la evolución de la sinfonía que concluyó en un Allegro molto vivace,  de obsesiva afirmación rítmica entre oposiciones binarias y ternarias, dejando un breve apunte con una cita del Adagio.

Ramón García Balado

 

Real Filharmonía de Galicia / Johanna Malangré

Obras de Jacobo Gaspar, I. Stravinski y R. Schumann

Teatro Afundación, Vigo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

98
Anterior Crítica / Siempre a la postre - por Luis Mazorra Incera
Siguiente Crítica / Nuevos talentos bajo la tradición pianística rusa aterrizan en Iberia - por Luis Suárez