Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

CRÍTICA / De lugares e órganos (Igrexa da Universidade, Santiago de Compostela)

Santiago de Compostela - 01/09/2020

En Ferrara, se había creado el Concerto di Donne, con Laura Guarini y Livia d´Arco, a la cabeza, cuyo prestigio ganará la atención de la Duquesa de Ferrara Margarita Gonzaga. En 1583, se añadirá  Tarquinia Molza, en esa corte en la que recibieron un trato privilegiado gracias a la belleza de sus voces. La idea del grupo, había sido del duque Alfonso d´Este y de Laura Peverara, su prima donna. No actuaban delante del público en general en la cappella di musica, sino en los conciertos aparte en los que se llamaba musica privata, musica reservata o musica secreta. Ocurre entonces la separación entre oyentes e intérpretes y el prestigio del Concerto di Donne traspasará las fronteras de Italia, hacia otras cortes italianas y del sur de Alemania. En 1582, la corte de Mantua, mantendrá ese ideario estético gracias al príncipe Vincenzo Gonzaga y que se ampliará a Florencia para celebrar el segundo intento de boda entre Vincenzo y Leonora de Medici, en una gala tutelada por Giulio Caccini.  También Lucrezia d´Este, en 1589, formó su propio Concerto di Donne, en el palacio de Ferrara, año en el que las damas del círculo de María de Medici y de Flavia Peretti, esposa de Virginio Orsini, crearon el suyo en Roma.  

Nombres para este programa, premeditados a conciencia y expuestos con magisterio, fueron los de Francesca Caccini, por su ópera La liberazione di Ruggero dall´ isola di Alcina, de la que se ofreció la obertura, vivo ejemplo de la Seconda pratica. Además de una sinfonía. La ópera, única conocida, se estrenó el 3 de febrero de 1625, en la Villa del Poggio Imperiale en las festividades de carnaval, para la visita del príncipe Wladislaw de Polonia y como encargo de la Archiduquesa Regente Maria Maddalena.   Isabella Leonarda, amplió con varias sonatas instrumentales. De familia noble, llegaría a ser abadesa, procurando mantener su vinculación con la sociedad. En el género sacro, de especial relevancia, destacará por su cuidado sentido expresivo, con atención a las obras a cuatro voces, con acompañamiento de órgano.  Con ella, se había creado una atmósfera favorable a la creatividad musical. Era el órgano el instrumento destacable y con vientos a favor.

Barbara Strozzi. Con la adaptación instrumental de Che si può fare, hablar de ella es hacerlo de Venecia, con sus ocho volúmenes de obras vocales, entre madrigales, arias y cantatas, superiores en calidad a las de Giaccomo Carissimi, Luigi Rossi o Antonio Cesti. Fue su padre quien veló por su instrucción, procurándole un profesorado propicio y en su carrera, pudo presentarse como cantante en la Accademia degli Unisoni, perteneciente a la histórica Accademia degli Incogniti, fundada en 1630, epicentro de la vida cultural veneciana de la época, entre miembros entregados a la filosofía del libertinaje, procedente del aristotélico Cesare Cremoni de la Universidad de Padua. Con todo, Barbara, no quedará exenta de ciertas sátiras  anónimas o de ciertas representaciones pictóricas.

Élisabeth Jacques de La Guerre, en el apartado francés, contaba  con dos trío sonatas, una suite y la obertura de Céphale et Procris,   el uso de una sabia armonía, a veces rebuscada, y con una elegancia visible en las líneas melódicas, se complementaba con una variedad rítmica  y el equilibrio de en las formas que certifican en los modismos, una brillante disposición en las composiciones instrumentales. Una época en Francia, rica en excelentes músicos, tanto para el clave como para el órgano, beneficiados por la abundancia de encargos oficiales, aunque a ella no le llegase el reflujo de ese manantial benefactor. Otra dimensión de Élisabeth, la tendremos en la música para la escena- nos quedamos  con una obertura- , y en lo que atañe a las sonatas, al igual de sus contemporáneos Couperin o Rebel, mezclan la tradición francesa con características del estilo italiano, en la fisionomía de los temas. 

Ramón García Balado

DE LUGARES E ÓRGANOS

Elena Vázquez (violín barroco), Ana Pazos (corneto y trompeta), C. García Amigo (chelo barroco), Mª J. Pámpano (violín barroco y dirección), Alexandra Escolante (órgano).

Obras de Francesca Caccini, Isabella Leonarda, Barbara Strozzi y Elisabeth Jacques de La Guerre.

Igrexa da Universidade, Santiago de Compostela

 

Organscape: Xoán-Xil López y Andrés Cea Galán

Xil López, aportaba piezas propias como Organscape, repartida en cuatro espacios, engarzados con piezas de la tradición ibérica: Pedro de Araujo, José Herrando y dos detalles de William Byrd y Girolamo Frescobaldi. Este investigador parte de la investigación relativa de registros especiales, que nos encontramos en órganos del barroco, que imitan otros sonidos como los pájaros, abundando en los contornos audibles a través de una serie de  piezas escritas para este instrumento, en diálogo con otras parecidas de la herencia histórica y con una instalación sonora. En esencia Variacións para o Rei-Lúa-título genérico-, alude a un texto de Guillaume Apollinaire, El poeta asesinado,  recreando un encuentro imaginario con Luís II de Baviera- el Rey Loco y protector de R. Wagner-, que partiendo de una serie de grabaciones de campo, propias y ajenas, realiza diferentes localizaciones geográficas, componiendo un ciclo de piezas breves, mediante procesos de síntesis y análisis, adaptando la realidad a la peculiaridades del órgano, instrumento que es tratado como lo que en el arte sonoro se denominaría una instalación Site-specfic.

De tradiciones al uso, William Byrd, por The Bells, variaciones sobre un basso obstinato de dos notas (Do y Re), con inspiración en las sonoridades de un acto solemne entre repique de campanas. En el conjunto, sus piezas instrumentales quedarán impregnadas  por el estilo imitativo, marcado por un trabajo contrapuntístico basado en motivos cortos, aunque el desarrollo que dio a la técnica de la variación resultaría novedoso, combinando un contrapunto rico y personal, realzado con un conjunto de técnicas armónicas y rítmicas, que le convertirá en uno de los primeros representantes de esos modismos.

G.Frescobaldi, cuenta con el Capriccio sopra in Cucho, una forma imitativa multiseccional, que con delectación imita el canto de un pájaro (tercera menor descendente Re-Si). Órgano y clave dominan el capítulo de su legado, aunque no llegó a inaugurar nuevas formas instrumentales acostumbradas- la tocata, la fantasía, la canzona, el capriccio, el ricercar o las variaciones, fue autor de aceptables piezas como los balletti, en calidad de suite de danzas- courantes, gallardas, pasacalles y chaconas-, que destacan por la cuidada conjunción de la gran variación sobre bajos obstinados, a los que se califica como de melodía acompañada.

José Herrando (1720-63) con una obra de trazo reseñable, El jardín de Aranjuez en tiempos de Primavera, con diversos canto de pájaros y otros animales, obra en tres tiempos con un primero Allegro de curiosos piares: el canario, el cuco, el ruiseñor, revoloteando entre aguas y árboles. Un arreglo para el teclado y modelo de pinceladas descriptivas, al estilo hispano del XVIII. Herrando ofició en el medio teatral madrileño y de su estro, la comedia Manos blancas, no ofenden, de Calderón de la Barca. Fue primer violín de la Real Corte de la Encarnación y tuvo trato con el castrato Carlo Broschi Farinelli, en el Coliseo del Buen Retiro. Manejaba una estética de talante italianizante, sobre una línea vigorosa y una frescura de invención. Pieza para violín y bc, se recibió en arreglo de Andrés Cea. El portugués Pedro de Araujo (1640- 1715), añadió sonoridades de relumbrón con la Batalla de sexto tom, en un destacado protagonismo otorgado a las trompetas horizontales. 

Ramón García Balado

DE LUGARES E ÓRGANOS

Andrés Cea Galán y Xoán Xil López.

Obras de Xoán Xil López, William Byrd, G. Frescobaldi, J. Herrando y Pedro de Araujo

Igrexa da Universidade, Santiago de Compostela

Foto: Igrexa da Universidade, Santiago de Compostela / © Sandra Alonso

724
Anterior CRÍTICA - Puerta al futuro (Quincena Musical)
Siguiente Crítica / La verbena de la Paloma, con mimbres de la tierra