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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - B’rock Orquestra (Oratorio de Navidad / Ibermúsica)

Madrid - 19/12/2019

La presente temporada de Ibermúsica celebra sus 50 años de existencia, algo que el público general debe valorar como un hecho extraordinario, puesto que hace medio siglo, ¡en 1970!, España carecía de las mínimas infraestructuras aceptables para acoger temporadas de conciertos que ofrecieran en su programación a lo más granado del panorama musical internacional. Pues bien, el intrépido Alfonso Aijón fue el responsable entonces de remediar ese páramo musical consiguiendo traer a nuestras fronteras a los más destacados intérpretes, solistas, orquestas y directores, del mundo. Para la celebración de estas fiestas navideñas, Ibermúsica ha sabido actualizarse y ha programado dos conciertos protagonizados por dos agrupaciones de renombre en la interpretación historicista: King’s Consort y B’Rock Orchestra, interpretando dos de las obras más representativas de estas entrañables fiestas, Mesías, de Georg Friedrich Haendel, y Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach.

El Oratorio de Navidad BWV 248 es un pastiche, al igual que su hermana Misa en Si menor, que el genio de Eisenach logra convertir en un prodigio de unidad, belleza, celebración y reflexión, reutilizando algunas de sus composiciones profanas más logradas, como son las cantatas que celebraban los cumpleaños de altas autoridades nobiliarias, como Tönet, ¡ihr Pauken! Erschallet,Trompeten!, BWV 214, Laßt uns sorgen, laßt uns wachen, BWV 213, o la cantata Preise dein Glücke, gesegnetes Sachsen, BWV 215, que conmemora el primer año en el trono de Augusto III, Elector de Sajonia. No obstante, cada cantata del oratorio, de las seis que lo componen, está ideada realmente para ser interpretada en un único día, y estos son: para la Fiesta de Navidad, 25 de diciembre, para la Anunciación a los Pastores, 26 de diciembre, para la Adoración de los Pastores, 27 de diciembre, para el Día de Año Nuevo, 1 de enero, para el Primer Domingo de Año Nuevo y para la Fiesta de la Epifanía, 6 de enero.

Sea como fuere, en la actualidad habitualmente esta obra se ejecuta fuera de todo contexto religioso, interpretándose como una obra única, que muchas veces es recortada por la alta duración del concierto. En esta ocasión pudimos escuchar las cantatas I, II, III y VI, privándonos de las delicias de las cantatas IV y V.

Pudimos asistir a una velada protagonizada por dos agrupaciones que muy raramente se prodigan por estos lares: B’Rock Orchestra, prestigioso conjunto instrumental belga y Chorwerk Ruhr, uno de los coros alemanes más en boga de la actualidad.

Comenzó el concierto, tras una escueta presentación a cargo de Clara Sánchez, con el primer y glorioso coro del oratorio, Jauchzet, ¡frohlokket! auf, preiset die Tage!, muestra de los mejores momentos interpretativos de la velada, ya que en donde más se lucieron los músicos fue en los grandes y sonoros tuttis festivos, dando muestra de una notable conjunción en la forma impuesta muy inteligentemente por Florian Helgath, quien es asimismo el maestro titular del coro, muy empastado, afinado y equilibrado, con voces jóvenes que aportaron frescura y luminosidad, destacando el bello color del timbre de unas sopranos carentes de vibrato. La orquesta sonó aquí rotunda y enérgica, con un brillo especial de las trompetas, la percusión y las flautas.

El tenor Fabio Trümpy demostró una gran labor como Evangelista, con una dicción y prosodia del texto asombrosas, ofreciendo además una gran expresividad con su instrumento ligero, pero a la vez potente. El propio Trümpy se encargó también de las arias, fatigosa doble labor que no le impidió resolverla con gran desempeño e inteligencia, cambiando totalmente el modo de cantar en estos recitativos y arias no pertenecientes al Evangelista, en donde mostró una línea de canto mucho más en legato y con un muy buen fiato.

Marie Henriette Reinhold, mezzosoprano poseedora de un timbre muy bello y homogéneo, también nos hizo entender a la perfección el texto, aunque echamos en falta una mayor implicación emocional. El barítono André Morsch, de voz timbrada y potente, se lució en su triunfal aria Großer Herr, o starker König, aunque debió moderar su volumen sonoro en los dúos y números de conjunto, como el recitativo final o el dúo con la soprano Sarah Wegener, de voz ligera pero no carente de vibrato, quien estuvo siempre atenta a las dinámicas, tempi y fraseos impuestos por el director.

B’Rock Orchestra se mostró como un notable conjunto instrumental, en donde los violines lograron esa sensación de unidad muy manifiesta, mediante el empleo de la misma cantidad de arco, con una afinación pulcra y un sonido hermoso. El bajo continuo fue un pilar muy importante durante todo el concierto, con un sonido rotundo y muy seguro, gracias a los dos violonchelos muy firmes y a un contrabajista, Tom Devaere muy seguro, enérgico y preciso. En los recitativos fue muy reseñable la actuación del tiorbista Karl Nyhlin, muy seguro y con un sonido poderoso, mientras que el organista Andreas Küpers ofreció momentos imaginativos en el desarrollo armónico, jugando en ocasiones con motivos melódicos instrumentales y vocales. La cellista Kate Bennet Wadsworth fue la base sólida en donde se apoyó el devenir de los recitativos, permitiéndose momentos creativos, glosando algunos finales de frase.

La sección de viento contó con buenos intérpretes, tanto en las flautas, Tami Krausz y Sien Huyberechts, como en los oboes, Jean-Marc Philipe y Stefaan Verdegem, muy seguros y pulcros e iguales en los números a dúo. El fagotista Tomasz Wesolowski fue un seguro de vida para los oboístas en los números en donde el bajo contínuo se limitaba a órgano y fagot, acompañando férreamente a los oboes.

Los tres trompetistas dieron ese jubiloso e impetuoso color a los números de tutti, destacando a la primera trompeta, Fruzsi Hara, quien mostró una gran energía y vitalidad, pero a quien ese instrumento tan endiabladamente difícil como es la trompeta natural, traicionó, provocando los inevitables ‘gallos’ en no pocos trinos y notas agudas.

Se debe reseñar la extraordinaria labor del percusionista Koen Plaetinck, quien derrochó sentido del ritmo, fuerza y musicalidad a lo largo de toda la velada.

Florian Helgath, director del concierto, mostró grandes ideas de dirección del fraseo y en ocasiones una buena sensación de los tempi, sobre todo cuando el tactus era llevado a la negra, a 3 o a 4. Asimismo, tuvo momentos de bastante inestabilidad, sobre todo en los momentos ternarios a 1, que provocaron un tempo inestable y desajustes dentro de la orquesta. Aunque logró bellos planos sonoros en piano, como en ciertos corales muy bellamente ejecutados, el balance de la orquesta fue demasiado fuerte con respecto a casi todos los solistas, salvo cuando estos no mostraron sutilezas en la tímbrica.

Terminó el concierto con una gran ovación del público, quien podrá disfrutar de esta misma obra en la misma sala, curiosamente con los mismos recortes, dentro de cuatro días a cargo del Collegium Vocale Gent.

Simón Andueza

B’Rock Orchestra, Chorwerk Ruhr, Florian Helgath, director. Sarah Wegener, soprano, Marie Henriette Reinhold, mezzosoprano, Fabio Trümpy, tenor, André Morsch, barítono.
Johann Sebastian Bach: Oratorio de Navidad BWV 248 (selección).
18 de diciembre de 2019, 19:30 h. Ibermúsica, Serie Arriaga.
Auditorio Nacional de Música, Madrid.

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