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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Brahms por Ellinor D’Melon (Real Filharmonía de Galicia)

Santiago de Compostela - 06/11/2019

Ellinor D’Melon pasó por la Escuela Superior Reina Sofía, en la que tuvo como maestro a Zakhar Bron y disfrutó de becas de las fundaciones Helena Revoredo y Albéniz. Recibió galardones como el International Wieniaski (2012), el  VIII Concurso Novossibirski (2016). Dispone de un G. Battista Guadagnini, de 1743.

El Concierto para violín en Re M. Op. 77 es obra que exige una técnica excepcional, el virtuosismo está totalmente excluido como fin en sí mismo. Para el maestro, la idea artística fue siempre de suprema importancia; al igual que en sus composiciones sinfónicas le inspiraba tan solo parcialmente el timbre de los instrumentos, así también en los Conciertos no estuvo nunca interesado particularmente en escribir pasajes que gratificaran al solista e impresionar al auditorio.

No obstante su escasa relación con la técnica del violín, tácitamente admitida tanto por Brahms como por su amigo Joachim, esta obra enfrenta al solista con una serie de dificultades y de nuevos problemas, aunque no insolubles de modo alguno, que gravitan casi todos sobre la mano izquierda de la violinista, salvo pocas excepciones. Las mayores exigencias se plantean con respecto a las dobles cuerdas, la capacidad para abarcar amplios intervalos y la seguridad en el ataque al tocar notas agudas después de las más graves. D’Mellon tradujo los requerimientos de manera irreprochable, acudiendo al uso de la cadenza de F. Kreisler en el Allegro non troppo, expresando con musicalidad el diálogo de entrada con el oboe en el Adagio, para destacar en la imaginación de las variaciones. No menos mérito concedió en la riqueza idiomática, tan poderosamente temperamental, que demandaba el Allegro giocoso: ma no troppo vivace. Puro nervio desde un profundo conocimiento de la obra del hamburgués.

El músico trabajó durante mucho tiempo en su Sinfonía en Do m. Op. 68 y las primeras ideas, surgirán, en cuanto a su primer tiempo, en el período Sturm und Drang. Apenas puede pasar inadvertida en esta obra, la estrecha afinidad con Beethoven, en especial en sus dos sinfonías en tonos menores. Afinidad que no se limita al ligero parecido temático, ni tampoco a la intimidad y sutileza de la elaboración musical, sino más bien en la similitud de los contenidos poéticos. Todo el último movimiento, parece precipitarse hacia una catástrofe, hasta que repentinamente, un solo de trompa canta el mensaje de salvación.

Michail Juroswski fue el reconocible veterano maestro, marcando nítidamente ese Un poco sostenuto: Allegro entre timbales, chelos, contrabajos y contrafagotes, auténtico listón en la evolución del discurso sonoro. Un poco allegreto e grazioso- tercer tiempo-, fue el eje de cuidadosos entrelazados  armónicos para confirmación de una orquesta confiada en sí misma y en el espíritu brahmsiano que resultaría irresistible desde la consumación en el Adagio: Piu andante; Allegro non troppo, ma con brio, encauzado por la mentada entrada de trompa. 

Ramón García Balado

Ellinor D’Melon. Real Filharmonía de Galicia / Michail Jurowski.
Monográfico Johannes Brahms.
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela.
Teatro Afundación, Vigo.

Foto © Xaime Cortizo

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