"Bastien und Bastienne" es una de las obras más precoces del genio mozartiano, compuesta cuando tenía apenas doce años. Pese a su juventud, Mozart ya desplegaba una maestría compositiva sorprendente, con melodías elegantes y una comprensión dramática que anticipaba su futuro esplendor operístico.
La versión de LittleÓpera Zamora y Ópera Dreams para el Festival Ópera a Quemarropa de la Comunidad de Madrid actualiza inteligentemente la trama original, trasladando la acción pastoral del siglo XVIII a un ambiente contemporáneo de adolescentes urbanos. Los antiguos celos y desamores bucólicos se reinterpretan ahora a través de las dinámicas de las redes sociales y la comunicación digital, donde los mensajes instantáneos y las interacciones virtuales condicionan los amoríos juveniles.
Esta modernización resulta especialmente acertada porque revela la universalidad de los sentimientos que Mozart supo captar: los celos, la inseguridad amorosa y los conflictos del corazón mantienen su vigencia tanto en el mundo pastoral como en el digital, acercando la obra al público joven sin traicionar su esencia emocional.
La escenografía de Alejandro Contreras resulta especialmente acertada y convincente, articulando con inteligencia los elementos contemporáneos y la tradición operística. El diseño se estructura en torno a un piano de cola ubicado en el centro del escenario, que actúa como eje compositivo y símbolo de la primacía musical en la propuesta. Este instrumento, realzado mediante un sobre-escenario que subraya su protagonismo, establece desde el primer momento la centralidad de la música mozartiana en el conjunto del espectáculo.
Los elementos escénicos complementarios se integran con naturalidad en esta estética híbrida: unas estructuras filigranas que evocan la arquitectura teatral clásica dialogan armoniosamente con una motocicleta que se convierte en el elemento fetiche de Bastian, símbolo de la rebeldía adolescente y del mundo contemporáneo al que se ha trasladado la acción. Esta yuxtaposición entre lo tradicional y lo moderno no genera disonancia, sino que refuerza la atemporalidad de la propuesta.
Particularmente logrado resulta el trabajo lumínico, donde la iluminación y el color se coordinan a través de un ciclorama que interactúa fluidamente con proyecciones de vídeo. Este recurso tecnológico aporta profundidad visual y dinamismo escénico sin resultar invasivo, manteniendo un equilibrio que respeta la escala íntima de la obra. Los cambios cromáticos acompañan sutilmente las transiciones musicales y dramáticas, creando atmósferas que potencian la expresividad vocal sin competir con ella.
El conjunto escenográfico demuestra una comprensión madura de las necesidades específicas del género operístico, donde la música debe mantener siempre su primacía.
La música y dirección musical corrió a cargo de la pianista Rosa Blanco que en todo momento supo desgranar con facilidad y buen oficio la partitura del maestro salzburgués. Hubo precisión y fluidez en el acompañamiento de las voces y en todo momento se mostró flexible y expresiva, asumiendo con solvencia su tarea de directora musical.
La soprano Rosa Miranda encarnó convincentemente a Bastiana en su versión modernizada, desplegando una voz ajustada y precisa, aunque de proyección algo tenue para las dimensiones del espacio. Su labor teatral resultó especialmente destacable, mostrando un compromiso escénico notable que enriqueció significativamente la función. Miranda supo construir un personaje creíble y matizado, aportando naturalidad a los momentos dramáticos y un esfuerzo interpretativo que se tradujo en una presencia escénica sólida y convincente.
Francisco Javier Sánchez supo captar la dualidad del Bastian adolescente —entre la chulería aparente y la inseguridad subyacente—, si bien su emisión vocal mostró cierta irregularidad que desdibujaba ocasionalmente su presencia sonora. Por su parte, el bajo Alberto Camón ofreció la interpretación más sólida del trío, encarnando un Colás divertido y caricaturesco que navegaba entre la afectación teatral y la chulería de barrio. Su voz, directa y bien timbrada, aportó la consistencia vocal necesaria para vertebrar el conjunto.
La presencia de niños entre el público, que siguieron la representación con atención sostenida y sin muestras de inquietud, constituyó la mejor prueba del éxito de la propuesta. Esta respuesta del público infantil confirmó que el objetivo se había cumplido plenamente: acercar la ópera a todos los públicos sin sacrificar la calidad artística ni la integridad de la obra mozartiana.
Paulino Toribio
Texto: F. W. Weiskern
Compositor: W. A. Mozart
Dirección de escena: Diego Carvajal
Dirección musical: Rosa Blanco
Bastiana: Rosa Miranda
Bastián: Francisco Javier Sánchez
Colás: Alberto Camón,
Dirección musical y pianista: Rosa Blanco
Director de escena: Diego Carvajal
Escenógrafo: Alejandro Contreras
Vestuario: Ana Ramos
Jefe técnico: Cristian Santo
Sábado 5 de julio de 2025. Teatro Auditorio San Lorenzo de El Escorial
ÓPERA A QUEMARROPA - Festival de Ópera de Cámara de la Comunidad de Madrid