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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Bach en el Día Mundial de la Paz

Madrid - 07/02/2020

La Universidad Autónoma de Madrid celebró el Día Mundial de la Paz con un homenaje al profesor Francisco Tomás y Valiente, dentro del XLVII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes del CSIPM. Curiosamente, ha confiado al grupo británico Dunedin Consort la labor de  interpretar a uno de los compositores que alcanzó la universalidad, entre otras cosas, gracias a la fusión de los estilos nacionales y que forma parte como pilar indiscutible  del patrimonio cultural europeo, Johann Sebastian Bach. Y justamente con los Conciertos de Brandemburgo, el corpus de obras que en la libre y cortesana Weimar, lo guio hacia los canales de la música europea

La colección data de 1721 y fue dedicada por Bach al Margrave Christian Ludwig como Concerts avec plusieurs instruments. Y en efecto, constituyen el más completo muestrario de distintas combinaciones instrumentales puestas al servicio del moderno concierto grosso creado por Corelli y perfeccionado por Vivaldi, compositores (especialmente este último) que Bach conocía muy bien de etapas anteriores. Las dos características principales del modelo italiano, la estructura de tres movimientos, rápido-lento-rápido y el contraste entre el tutti y un grupo de dos o más instrumentos solistas, sirven para Bach como un mero soporte donde hilar a través de un riquísimo contrapunto, una casi infinita inventiva melódica. La claridad formal (sólo se permite la ligera digresión del doble trío del minueto del Concierto nº 1) y el colorido contraste tímbrico que consigue la variada plantilla de instrumentos elegida,  hace de los Conciertos de Brandemburgo el mejor conjunto de concerti grossi del Barroco.

El Dunedin Consort tiene una completa trayectoria de grabaciones y premios con interpretaciones históricamente informadas que abarcan un amplio arco cronológico que va desde el Renacimiento hasta Mozart, con especial dedicación a Bach. Asimismo, John Butt es una de las referencias mundiales sobre la figura del kantor de Leipzig y su registro al frente del Dunedin de estos mismos conciertos fue nominado en 2013 para el Gramophone Awards. Con estas mimbres musicales e interpretativas, el conjunto escocés abrió la serie con el Concierto nº1 BWV 1046, escrito para once partes instrumentales, de las cuales dos trompas naturales (corni di caccia), tres oboes, fagot y violino piccolo forman el concertino o grupo solista. Con un intérprete por parte y de pie todos, incluido John Butt en el clave, mostraban cómo debió interpretarse en la época de Bach, con una dotación pequeña de instrumentos y un concepto más solístico o independiente en cada “voz”.

El dinamismo y buen dominio de la técnica, salvo las  desafinaciones de las trompas naturales y del violino piccolo en el comienzo del segundo movimiento, fueron evidentes en los continuos y bien llevados contrastes del minueto, trio y polonesa del último. Le siguió el Concierto nº 6 BWV 1051 que pese al intrincado diseño del diálogo entre las dos violas y las violas da gamba, resultó fluido, emotivo, sedoso. La pareja de violas solistas, Jordan Bowron y John Crockatt, destacó en el tercer movimiento con una destreza más que notable para un instrumento de afinación tan ingrata. La primera parte la cerró el concierto nº 5 BWV 1050 con el violín, flauta travesera y clave como grupo solista. La intervención de Katy Bircher con el traverso fue ágil, acertada, pero resultó excesivamente liviana dentro del conjunto, que se adaptó como pudo. El tempo comedido y el fraseo algo plano hizo que la tensión decayera hasta que remontó con la fabulosa intervención de John Butt en el dificilísimo solo del clave obbligato.  

La segunda parte recuperó el interés del público en parte por las excelentes intervenciones de los solistas,  por la instrumentación más brillante y por el carácter extrovertido de los conciertos 2, 3 y 4 que fueron los que se presentaron en este bloque. Comenzaron con el Concierto nº 3 BWV 1051 con un formado por dos violines, dos violas y dos violonchelos, escrito en un estilo más italianizante y construido sobre pequeñas células melódicas que avanzaron con empuje y brío saltando del tutti a los solistas. El tempo vertiginoso del último movimiento fue salvado con apabullante virtuosismo por Cecilia Bernardini en el solo de violín primero, acompañada por un grupo de continuo en el que destacó de nuevo el excepcional dominio del clave por parte de John Butt.

En los dos últimos conciertos el peso de los solos recayó sobre el viento, elemento característico de la música alemana del momento. En el Concierto nº 2 BWV 1047 con trompeta, oboe, flauta de pico y violín como solistas, tiene un imposible solo de trompeta clarino del que el virtuoso Maurice André dijo que “Bach no lo escribió para la trompeta, sino contra la trompeta” y que David Blackadder salvó con arrojo pero no sin ciertos desajustes de afinación. Mucho más limpios resultaron Alexandra Bellamy con el oboe en el segundo movimiento y László Rózsa con la flauta de pico, quien de nuevo volvió a destacar junto a Bernardini a lo largo del trepidante Concierto nº 4 BWV 1049.

La elección del conjunto escocés y la integral de los Conciertos de Brandemburgo ha sido una buena elección por parte del Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música. No hay nada que reconcilie más que la música de Bach. Y el Dunedin Consort ofreció lo mejor de sí mismo: intérpretes altamente cualificados bajo la dirección doblemente excepcional de John Butt, como profundo conocedor de la interpretación de Bach (es referencia su libro Bach Interpretation para la OUP) y como virtuoso del clave. No cabe duda de que lo que escuchamos esa noche es un acercamiento muy próximo a lo que pudo sonar en época, acercamiento fruto del estudio de las fuentes primeras, de una rigurosa  documentación musicológica y de la experiencia musical de un grupo que lleva trabajando este repertorio desde 1995. Pero tampoco cabe duda que en ocasiones, una interpretación históricamente informada puede no funcionar del todo o no conectar con el público. La escueta plantilla del Dunedin y el delicado cuando no excesivamente contenido fraseo puesto en práctica por Butt no se adaptaron bien a las dimensiones de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional. El sonido se perdió por los vericuetos de la sala y con él, la magia o la chispa que prende al público.

Mercedes García Molina 

HOMENAJE A FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE. UN BACH PARA LA PAZ.
Dunedin Consort.

Integral de los Conciertos de Brandemburgo de Johann Sebastian Bach.
UAM, XLVII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música. Auditorio Nacional de Música, Madrid. 01/02/2020.

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