Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Apoteósica percusión - por José Antonio Cantón

Alicante - 15/07/2021

Dentro del ciclo de conciertos “ADDA Joven” que brinda la oportunidad de actuación a las numerosas formaciones musicales tanto provinciales alicantinas como comunitarias de la región valenciana, ha intervenido la JOGV con un atractivo programa sinfónico bajo la dirección de su titular el valenciano Pablo Rus Broseta para dar contenido de preparación y trabajo a su encuentro de verano, que organiza la orquesta para la formación de sus componentes.

Ha tenido el doble aliciente del estreno absoluto de la obra Furia & Lamento, concierto para viola y orquesta del compositor ayelense Marc García Vitoria, profesor de composición del Conservatorio Superior ‘Joaquín Rodrigo’ de Valencia y compositor residente de la JOGV desde 2018, y la intervención de uno de los más destacados violistas españoles como es el murciano Joaquín Riquelme miembro titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín desde hace doce años.

Fue la Tanz Suite Sz 77 de Béla Bartók la que abría el programa, percibiéndose desde los primeros sonidos el grado de máxima atención que ha conseguido el director en la orquesta para afrontar las dificultades que tiene la estructura de esta obra. Fue llamativo en este sentido las evoluciones del fagot en el Moderato de apertura, logrando una exposición clara del cromatismo interválico que recogen sus pentagramas. La sensación era más que grata por la musicalidad exhibida en tal instrumento y el recogimiento posterior del registro alto de la cuerda. Un manifiesto carácter magiar supo transmitir el maestro a la orquesta en el Allegro molto que le sigue, creciendo con él el siempre deseable efecto de conjunto en el grupo. Se mantuvo en aumento la expresividad en las diversas referencias folclóricas de la danza consecuente marcada con un aire de viva alegría antes de unirse sin solución de continuidad con la que ocupa el cuarto lugar, un tiempo tranquilo de acentos orientales que serenaban tensiones. El contraste entre los dos movimientos finales fue la intención a destacar por el director como remate de una versión global muy conseguida de esta preciosista obra.

La dignidad estética lograda con el concierto de Marc García Vitoria, encargo  del Institut Valencià de Cultura, ha sido de muy alto rango, debido a la atenta entrega de la orquesta, la inestimable intervención del solista y al haber asumido el director todo el mensaje que encierra con la autenticidad recreativa a la que lleva siempre un acertado análisis. Es manifiesto el papel centrípeto y a la vez centrífugo de la viola como desencadenante de esta pieza concertante, en la que el autor parte del instrumento como generador de inspiración y razón de ser última. Según el compositor, sus tres movimientos, que se interpretan sin solución de continuidad, “representan momentos de estallido, furia y violencia” que paradójicamente se manifiestan desde el  aterciopelado sonido del instrumento solista. Joaquín Riquelme asumió su protagonismo con muy alto grado de autoridad técnica y enorme musicalidad, aportando una naturalidad discursiva realmente portentosa. De este modo se pudo disfrutar de una interpretación que seguramente quedará como referencia de cara a la futura proyección de esta composición en las salas de conciertos.

El momento espectacular de esta velada sinfónica vino propiciado por la música para cine del mejicano Silvestre Revueltas convertida en la suite orquestal, La Noche de los Mayas, en cuatro partes por el músico mejicano José Yves Limantour el año 1960, con el añadido de una cadencia de percusión de su compatriota el también compositor y director Enrique Diemecke. Fue precisamente este pasaje, con una marcada descripción sacrificial como cierre de la última parte de la obra, que lleva por título Noche de encantamiento y donde llegan a intervenir hasta trece percusionistas, el que determinó el momento estelar de la noche, llegándose a alcanzar una controlada y acertada desmesura en ritmo y color orquestal. Sólo montar su complejidad sonora y rítmica en sus diferentes gradaciones dinámicas y diversidad de ajustes métricos deja de manifiesto el portentoso trabajo realizado por el maestro Pablo Rus Broseta, pudiéndose sentir orgulloso del compromiso de los jóvenes músicos y el resultado artístico alcanzado. El entusiasmo de la JOGV contagió al público, que estalló en un largo aplauso, impactado por la bondad de contenido y de ejecución de un programa de los que hacen orquesta.

 

José Antonio Cantón

 

Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). 12-VII-2021.

Joven Orquesta de la Generalitat Valenciana (JOGV).

Solista: Joaquín Riquelme (viola).

Director: Pablo Rus Broseta.

Obras de Béla Bartók, Marc García Vitoria y Silvestre Revueltas.

 

Foto: Joaquín Riquelme (viola) / © Josep Molina

845
Anterior Crítica / Obras son amores (Homenaje a Celibidache) - por Luis Mazorra Incera
Siguiente Crítica / A lomos de gigantes (Coro RTVE) - por Luis Mazorra