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Crítica / Al filo de la navaja (Orquesta Nacional de España) - por Luis Mazorra

Madrid - 01/06/2021

Obra de gran lirismo en su inicial presentación por el grupo selecto de sus primeros atriles, Galdosiana de Laura Vega abocó pronto a una resolución más rítmica basada en breves motivos. Una escritura en bloques claramente identificables y permanente sentido “cantabile” aún dentro de las enérgicas bases rítmicas planteadas, con las que culminaría "en punta".

Con esta partitura, encargo del Gobierno de Canarias y de la Orquesta y Coro Nacionales de España con ocasión del centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós, arrancó el concierto de la orquesta de la citada "unidad de producción", como gusta decirse en propiedad por los corrillos administrativos del Ministerio, dirigida por Carlos Miguel Prieto.

Un concierto que se siguió de la Fantasía para un Gentilhombre de Joaquín Rodrigo. Bueno, de Rodrigo con permiso de nuestro genial compositor y guitarrista de finales del siglo XVII, Gaspar Sanz, de quien se sirve sin recato de principio a fin, en todo el rico arsenal temático desplegado y a quien, de paso (era lo mínimo), rinde tributo desde el título mismo: su particular "Gentilhombre" (¡… con mayúscula!).

Un espíritu "cantabile" que aquí ya fuera norma, con tamaña gigantesca y ubicua fuente. Limpieza de líneas y claridad de exposición en todos los atriles y, en especial, en su solista Pablo Sainz Villegas.

Un sonido conjunto diáfano y, ante todo, equilibrado, donde la homogeneidad de las diversas líneas de su pulcra escritura, nutrieron una versión absolutamente referida al solista e incluso a aquel, más lejano, origen temático y estético, en un concepto muy cercano a la música de cámara (orquesta dimensionada sobre la base de dos contrabajos: 7/5/4/3/2, con las violas con los contrabajos detrás, en proscenio derecho).

De propina, en un colorista romanticismo "alhambrista" marca de esta casa patria y decimonónica: Capricho árabe de Francisco Tárrega.

Y, así las cosas, a vueltas con este espíritu de bendita transparencia melódica, se contagiaron las, habitualmente comprometidas, Variaciones concertantes de Alberto Ginastera. Eso sí, con un plantel algo superior (cuerda: 8/7/6/5/3...).

Unas Variaciones que, en este, o cualquier otro, espíritu, ponen en brete excepcional a diferentes atriles de la orquesta, como el propio título indica, ya sea por la ajustada concertación, puesta a prueba a menudo, o por la propia afinación requerida, en un arranque especialmente arriesgado y elocuente. Más aún con las distancias exigidas en la actualidad.

Obra singular con una brillantez que debe ganarse a pulso, donde todos se sienten, en algún momento, expuestos, ya explícita e individualmente, o por secciones o "cuerdas".

Excepcional solo del primer atril de violas que abarcó con dinamismo y prestancia una amplia tesitura, bajo etéreo y perturbador colchón armónico propuesto por un innovador e inspirado Ginastera.

Una obra que devuelve con creces estos esfuerzo y riesgo atril por atril, pero que exige mucho, y en contextos comprometidos, para alcanzar dicho umbral.

Un espíritu de valiente transparencia hasta su brillante final, que nos regaló momentos de franca musicalidad... en el alambre. O como diría el escritor y Nobel...: "al filo de la navaja".

Luis Mazorra Incera

Pablo Sainz Villegas, guitarra.

Orquesta Nacional de España / Carlos Miguel Prieto.

Obras de Ginastera, Rodrigo-Sanz, Tárrega y Vega.

OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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