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Crítica / Al Ayre Español y nuestros grandes villancicos (por Simón Andueza)

Madrid - 05/12/2020

El pasado 9 de febrero el maestro Eduardo López Banzo, después de un precioso concierto de Al Ayre Español dedicado en exclusiva a las sonatas de Georg Friedrich Haendel, me mostraba su especial entusiasmo por el próximo concierto que realizarían en el mes de marzo en el Ciclo Universo Barroco del CNDM en Madrid dentro de una gira que les llevaría por otras cuatro ciudades españolas con un repertorio dedicado a las figuras de José de Torres y Juan Francés de Iribarren. Lo cierto es que después del primero de estos conciertos, ofrecido el 11 de marzo en Oviedo, la gira fue suspendida por un virus descontrolado que dejó al mundo de la cultura mudo. Afortunadamente, Paco Lorenzo y su equipo lo han retomado y recuperado nuevamente, permitiendo que este extraordinario proyecto siga su andadura diez meses después.

José de Torres (ca. 1670 – 1738), primero organista y después Maestro de Capilla de la Capilla Real de Madrid, supo conjugar en sus obras el estilo italiano que introdujo en la corte, con las populares y briosas piezas españolas, dotando a sus composiciones de una alegría y viveza ejemplares que fueron muy apreciadas por sus contemporáneos. Su alumno Juan Francés de Iribarren (1699 – 1767) supo captar perfectamente esta fusión de estilos, traduciéndolo en sus fastuosas jácaras navideñas y villancicos, que el pueblo adoraba.

Ya desde el comienzo del concierto, con la primera pieza, Mirad y admirad portentos, de Torres, pudimos comprender la admiración de López Banzo hacia este repertorio.  La exuberancia en las texturas instrumentales y vocales -doble coro con violines, oboe y bajo continuo-, así como sus vigorosos ritmos de marcada raigambre popular, desbordan al oyente con su profuso carácter festivo y monumental.

La calidad de la música es realmente extraordinaria, como bien pudimos comprobar en otros dos villancicos de Torres, también a dos coros y con la misma plantilla instrumental, De la pobreza a las puertas y Luciente y vagante estrella, que poseen una estructura compleja con introducciones, estribillos, arias o coplas, que redundan en la grandiosidad de su concepto debido a las solemnidades para las que fueron escritas, como las festividades del Tiempo de Navidad, Reyes o Calendas, o para el Corpus Cristi.

En las obras ofrecidas de Juan Francés de Iribarren pudimos reconocer claramente la influencia de su maestro, sobre todo en la arrebatadora y espectacular jácara Digo, que no he de cantarla, al tratarse de una pieza que conjuga excepcionalmente bien el carácter explícitamente popular y festivo con la alegría de la celebración religiosa del día de Navidad. Sin embargo, Iribarren nos muestra el rumbo que la música en España comenzaría a tomar a partir de 1715, con un alejamiento de las tradiciones populares españolas que irían asimilando fuertemente la influencias italianas, como bien vislumbramos en Cesen desde hoy los profetas, ya desde la misma Introducción, que se asemeja más a una obertura a la francesa más propia de cantatas u oratorios italianos que al comienzo de un villancico español, pasando por la deliciosa y compleja aria de soprano Ya mi ser desde hoy fallece con la típica forma italiana A B A’, y concluyendo con una fuga a doble coro que permite al compositor hacer muestra de sus conocimientos y concluir de un modo rotundo la pieza.

Vozes del Ayre, el conjunto vocal profesional de López Banzo, conformado en esta ocasión por ocho cantantes de reconocida trayectoria en nuestro país, estuvieron especialmente rotundos en los pasajes homofónicos y en los masivos tuttis, desplegando una gran riqueza tímbrica de espléndida afinación. Destacaron sobremanera la soprano María Espada y el barítono Víctor Cruz.

María Espada, la cantante con más carrera internacional del elenco, sigue mostrando sus fantásticas cualidades en perfecto estado de forma. Pudo exhibirlas especialmente en la preciosa aria Ya mi ser desde hoy fallece, con un bellísimo timbre, extrema facilidad en el agudo, fraseo impecable, dominio de los complejos pasajes melódicos y de sus enrevesados adornos, así como un excelente fiato y una potencia sonora que no desdeñó los sutiles pasajes en piano. Asimismo, su expresión y dicción estuvieron en un nivel muy alto en toda la velada.

El barítono Víctor Cruz supo destacar en todo el recital por su potencia vocal, excelente pronunciación del texto y su timbre natural y homogéneo, pese a la compleja tesitura de baritenor a la que tuvo que enfrentarse, algo típico de la voz grave del Coro I de las obras del Barroco español. No obstante, demostró poseer asimismo unos graves envidiables como en la cadencia final de Pues el cielo y la tierra. Mención aparte merecen sus magníficos desparpajo, teatralidad y buen humor de la obra que cerraba el programa, la fantástica y espectacular jácara Digo, que no he de cantarla, que encandiló a toda la audiencia.

Al Ayre Español ha sabido conformar una plantilla estable en sus conciertos camerísticos de uno por parte con excelentes instrumentistas nacionales, y esto es algo que se percibe inmediatamente. Tuvieron dos obras en las que estos pudieron lucirse especialmente, la preciosa Sonata nº 10 en la menor, op. 3 de Arcangello Corelli, donde los formidables violinistas Alexis Aguado y Kepa Artetxe desplegaron su magnífica expresividad y técnica con el arco, manteniendo un constante diálogo entre ellos con preciosos pasajes tanto en las sonoridades plenas y rotundas como en los momentos más dulces y sutiles.

El bajo continuo conforma un eje estable y rotundo con unos extraordinarios Guillermo Turina Y Xisco Aguiló al violonchelo y al contrabajo, con una conjunción tal que parecieran ser un único instrumento de dos octavas al unísono. Turina aporta la dulzura y la expresividad, mientras que Aguiló es capaz de dar una profundidad digna de todo un tutti orquestal a este pequeño grupo de cámara. Por su parte, Juan Carlos de Mulder al archilaúd y a la guitarra supo combinar perfectamente los caracteres distintos de cada obra para otorgarles el debido afecto correspondiente.

El oboísta Jacobo Díaz Giráldez interpretó de forma exquisita la Sonata para oboe en do menor del compositor portugués Carlos Seixas, contemporáneo de Iribarren, desplegando un amplio espectro de recursos musicales, como un legato ensoñador, o unos delicados pasajes en stacatto, destacando también el precioso diálogo mantenido con el cello en el Largo, además de la formidable conjunción con un férreo y vital bajo continuo en la Giga.

Eduardo López Banzo demostró de principio a fin su apasionamiento por el proyecto y por el repertorio. Dotando al conjunto de voces e instrumentos de una suprema vitalidad, no dudaba en dejar de tocar el órgano en cualquier momento para dedicarse atentamente a la dirección de cada frase, entrada, articulación o dinámica cambiante. Mantuvo una concentración rigurosa en toda la velada y supo contagiarla al resto de intérpretes. Su realización del bajo continuo fue, seguramente por este entusiasmo, especialmente colorista e imaginativa, efectuando arriesgadas imitaciones de los pasajes melódicos más ágiles, pero también sabiendo mantener largos y profundos acordes en los momentos más sutiles o tranquilos.

Tras la última y espectacular obra, el público respondió con entusiastas bravos y cálidos aplausos a la actuación de estos formidables músicos, y que lograron arrancar un emocionado, ameno y docto discurso de López Banzo sobre estas extraordinarias músicas de nuestro patrimonio musical, seis de las cuales han sido recuperadas de nuestros archivos por el propio Eduardo López Banzo para la ocasión.

Simón Andueza

Vozes del Ayre. María Espada y Lucía Caihuela, sopranos, Sonia Gancedo, mezzosoprano, Gabriel Díaz y Jorge Enrique García, contratenores, Víctor Sordo, tenor, Víctor Cruz, barítono, Javier Jiménez Cuevas, bajo. Al Ayre Español. Jacobo Díaz Giráldez, oboe, Alexis Aguado y Kepa Artetxe, violines, Guillermo Turina, violonchelo, Xisco Aguiló, contrabajo, Juan Carlos de Mulder, archilaúd y guitarra. Eduardo López Banzo, órgano y dirección.

‘¡Ay, bello esplendor!’ Grandes villancicos barrocos. Obras de José de Torres, Juan Francés de Iribarren, Carlos Seixas y Arcangelo Corelli.

Ciclo Universo Barroco del CNDM. Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 3 de diciembre de 2020, 19:30 h.

Foto fuente twitter @OruMigue

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