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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Agua clara a través del cristal (V. Ólafsson, CNDM)

Madrid - 28/11/2019

Salió al escenario Víkingur Ólafsson con su aspecto de pulcro alumno de conservatorio de otra época, trajeado, con gafas y un rubio flequillo indómito, y no pudimos menos que evocar a Glenn Gould, no por ningún parecido externo, salvo una vaga aura de excentricidad, que los dos intérpretes comparten.

En la mente del joven pianista, dos músicos muy diferentes, J. S. Bach y P. Glass, a los que conoce muy bien (ha grabado sendos discos dedicados a cada uno de ellos). De ambos, obras en su mayoría de carácter didáctico: preludios y fugas, invenciones y sinfonías compuestas para el clave por J.S.Bach para iniciar a los alumnos en la composición; y ya en la segunda parte estudios para piano de Philip Glass, basados en una dificultad técnica que se repite.

Ólafsson pidió que no se aplaudiera entre obras (ninguna de gran duración), con lo que el continuum de cada parte del concierto se convirtió en un collage de efectos musicales y de impresiones sensoriales. Para quien esto escribimos, las músicas de Bach y de Glass tienen una curiosa cualidad invernal. Mientras que en Bach hay una especie de cálida frialdad en la rigidez, en la geometría de sus formas, que conduce a fuertes emociones, Glass posee un carácter más ‘gélido’, aunque los mínimos quiebros de sus composiciones también tienen la capacidad de generar sutiles sensaciones.

Vikíngur es un artista con buena técnica, que no despega los pies de los pedales, usándolos para conseguir diferentes sonoridades tímbricas pulsando con el izquierdo sobre una, dos o tres cuerdas en toda la gama de las dinámicas desde el pianísimo hasta el fortísimo. Pero, más allá de méritos técnicos, la mayor virtud del pianista en este recital consistió en su capacidad para transmitir con claridad un discurso poco habitual. Y cuando decimos claridad nos referimos a homogeneidad de sonido, pero también a convencimiento en el mensaje.

Son Bach y Glass dos autores cuya música para tecla evoca de manera casi inevitable la comparación arquitectónica. En las obras de este concierto hubo poca melodía. Las notas se sucedieron como  ladrillos colocados uno sobre otro, a veces con sobriedad, a veces con mayor exuberancia, desarrollando edificios diferentes en cada parte del recital, pero, como hemos mencionado antes, curiosamente homogéneos merced a la voluntad del pianista.

Y decimos curiosamente, porque en realidad nos estábamos enfrentando a mundos opuestos. La severa música de Bach no refleja ningún optimismo, sino simplemente la falta de duda, la seguridad de un mundo sin fisuras en el que Dios está para apuntalarlo todo. En cambio Glass, cuya música tampoco es optimista, habita este mundo post casi todo, donde no existen las certezas, en el que ni siquiera la repetición de patrones proporciona seguridad, solo una sombra de ella. Donde antes había al menos clara confianza, ahora solo queda sombría esperanza.

Gran éxito del pianista islandés, que arrancó fuertes aplausos del público que llenó la sala pequeña del Auditorio Nacional. 

Sol Bordas / Blanca Gutiérrez Cardona

Víkingur Ólafsson, piano. Ciclo Fronteras. CNDM
Obras de Johann Sebastian Bach  y Philip Glass
Sala de Cámara del Auditorio Nacional.

Foto: V. Ófafsson durante el concierto. (c) Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) - Elvira Megías

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