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Crítica / Accademia del Piacere y su fiesta mestiza - por Simón Andueza

Madrid - 12/03/2024

Accademia del Piacere es un grupo singular, como lo es su fundador y director, Fahmi Alqhai, quien siempre ha destacado por ser un músico inquieto, innovador, activo, amante de su trabajo polifacético, que genera reacciones que nunca son de indiferencia sobre sus funciones y actividades. Y es que el ciclo ‘Fronteras del Centro Nacional de Música parece creado parea una de sus facetas menos académicas dentro de la denominada ‘música clásica’ o incluso la ‘música antigua’, que se caracterizan en una gran mayoría de ocasiones por su rigidez y normas bien definidas para que los colegas de profesión y los críticos consideren tu profesionalidad e interpretaciones como de primer nivel o incluso ‘serias’.

Y es que lo que vivimos en la velada que Alqhai ideó como responsable del grupo residente de la presente temporada del CNDM fue una libertad absoluta de sus idearios y pasiones. Así, vivimos una fabulosa mezcla en libertad de la música antigua, el flamenco, la música, la danza, y un concepto de obra escénico-dramática con unas dosis de libertad, disfrute artístico y dinamismo que escapan del inmovilismo que proclaman los historicistas o puristas de cualquiera de los géneros que disfrutamos en esta velada.

Bajo el título Gugurumbé. Las raíces negras, Accademia del Piacere se sitúo en el fondo del escenario detrás de un suelo de teatro que ocupaba casi todo el espacio escénico de la Sala Sinfónica del Auditorio. Los instrumentos acústicos, originales o copias fidedignas de los originales, para ser precisos, estuvieron amplificados por el carácter que el concierto obligaba. Estos instrumentos fueron en esta ocasión tres y una guitarra flamenca. violas da gamba, instrumento base en la formación sevillana, una guitarra barroca, un clave, un set de percusión histórica y flamenca, y una guitarra flamenca.

Sobre el escenario del reconvertido teatro que fue esa noche el Auditorio Nacional se sucedieron una serie de cuadros plásticos que se aunaron y conjugaron, regalando al abarrotado coliseo madrileño un fastuoso espectáculo artístico que muy pronto se convirtió en una espectacular fiesta de las artes. La música antigua, desde el renacimiento al barroco, fueron la base sobre la que se construyeron las demás manifestaciones artísticas, bien sean cantadas, bailadas, recitadas o una combinación única de todas ellas a través de mundos sonoros de marcado sello personal: música renacentista, baile flamenco, música popular que evoca un universo cotidiano, danza contemporánea, reivindicaciones sociales, cantos flamencos, danzas barrocas y cantos y bailes ´negros barrocos’.

La palabra ‘gugurumbé’, que ya aparece como parte de la Ensalada La Negrina de Mateo Flecha ‘El Viejo’ (1441- 1553) y que daba título al programa y que más tarde aparecerá en diversos villancicos populares barrocos hispanos comenzó a sonar en la dulce y cristalina voz de Núria Rial, con otros fragmentos ya míticos de dicha ensalada, tras una introducción fastuosa de baile que aunaba danza contemporánea y baile flamenco con el único acompañante sonoro de la percusión en los inconmensurables cuerpos de las bailarinas Patricia Guerrero y Ellavled Alcano. Este fue el leit motiv sobre el que se desarrollaría el concepto artístico de la reunión.

Otros momentos especialmente remarcables de la singular simbiosis artística fueron los irresistibles sones cubanos y milongas que nos transportaron a las viejas calles de La Habana, gracias en buena parte a la excelente labor del percusionista Agustín Diassera y al tratamiento como contrabajo como bajo anticipado de son cubano de la viola da gamba de Rahmi Alqhai, especialmente tratada en la mezcla de sonido de Fabián Romero.

El también excelente guitarrista flamenco Dani de Morón convirtió el auditorio en un especial espacio flamenco al salir de su asiento y conjugarse con las bailarinas. Éste tuvo fantásticos momentos en los que demostró su maestría artística en unión a su colega percusionista y con las danzas espectaculares de las dos bailarinas que se ganaron los enfervorecidos aplausos de un encendido e hipnotizado público.

El instante más mágico de la noche fue sin ninguna duda el protagonizado por Núria Rial, cantado con una naturalidad y luminosidad únicas las míticas notas de Canción de Cuna para dormir a un negrito de Xavier Montsalvage (1912-2002), mientras los sugerentes bailes de Ellavled Alcano conformaron un ensoñador cuadro artístico tan emocionante como tierno.

 La fiesta de Accademia del Piacere terminó del modo más vital y contagioso con los alegre sones y bailes de todos los músicos y bailarines que versionaron de un modo actual, vitalista y alegre los adorables villancicos del Codice Trujillo del Perú (1782--1785) Cachua serranita y Topada ‘El congo’.

La próxima cita de Accademia del piacere como grupo residente de la temporada actual del CNDM cerrará su residencia con otro particular concierto el 17 de mayo con su programa Metamorfosis que aúna disciplinas artísticas tan en principio dispares de genios como Johann Sebastian Bach, Paco de Lucía o Wayne Shorter. ¿Se lo van a perder?

Simón Andueza

 

Alba Carmona, cantaora, Núria Rial, soprano, Patricia Guerrero, bailaora flamenca, Ellaved Alcano, danza contemporánea, Dani de Morón, guitarra flamenca, Compañía Antonio Ruz, Antonio Ruz, dirección de escena y coreógrafo.

Accademia del Piacere, Fahmi Alqhai, viola da gamba y dirección.

Gugurumbé. Las raíces negras.

Obras de Obras de Mateo Flecha ‘El Viejo’, Populares, Agustín Diaserra, Gaspar Fernández, Fahmi Alqhai, Pablo Camacaro, Dani de Morón, Santiago de Murcia, Xavier Montsalvatge y Anónimo (s. XVIII)

Ciclo ‘Fronteras’ del CNDM. Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 27 de febrero de 2024, 19:30 h.

 

Foto © Elvira Megías

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