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Crítica / Académico virtuosismo de Judicaël Perroy - por José Antonio Cantón

Alicante - 28/04/2024

Uno de los recitales más esperados de la duodécima edición del Ciclo de Guitarra del ADDA de Alicante ha sido el que ha ofrecido Judicaël Perroy, músico francés de renombrado prestigio en su instrumento desde consiguió a finales de la década de los noventa el primer premio del concurso de la Guitar Foundation of America, uno de los galardones más importantes de Estados Unidos, que le proyectó definitivamente como figura internacional de la guitarra. Se ha presentado con un programa muy atractivo en el que ha predominado el supremo arte de Juan Sebastián Bach, ofreciendo algunas de las transcripciones más sugestivas de su catálogo de música de cámara.

Así la actuación se inició con una soberbia versión de la Suite para laúd BWV 995 del eminente conocedor del estilo polifónico de Bach, el tratadista y también intérprete alemán Tilman Hoppstock. Con una perfecta integración con su instrumento, que ha sido construido por el admirado lutier australiano Greg Smallman, Perroy inició el preludio con un claridad de sonido realmente admirable con la manifiesta intención de generar una textura armónica en la que tuviera la línea del bajo ese peso que asemeja el efecto sonoro de acompañamiento que se produce en el clave. Esta sensación se vio acrecentada en la Allemande, para ir variándose en las sucesivas danzas hasta llegar a las dos gavotas con las que el guitarrista alcanzó un alto nivel de equilibrio expresivo a través de un rico acompañamiento de acordes simples, que generaban un gran sensación de belleza en el oyente, que venía a convertirse a su vez en una reflexión para el conocedor de la obra, concretamente, los integrantes del grupo de privilegiados alumnos del Master de Guitarra de Alicante, que mostraron su entusiasmo al finalizar con la giga  que cierra esta suite.

Para diluir tanta concentración propia y atención ajena, el intérprete hizo un alarde de sentir romántico con la transcripción que del piano hizo para el instrumento español por antonomasia Antoine Fougeray de la Barcarola en Sol menor de Tchaikovsky perteneciente a su obra Las estaciones, Op. 37, que interpretó de forma serena y cadenciosa. De nuevo se introdujo en el inmenso pensamiento musical de Bach mediante la interpretación de una adaptación propia del Concierto en Re, BWV 972 realizada con total respeto al espíritu vivaldiano original del que procede la obra, realzando su contrapunto y generando una atmósfera embaucadora en su Larghetto, que se convertía en uno de los momentos culminantes del recital, fundamentalmente, por la interiorización adoptada para su ejecución y el sentido musical logrado en su discurso.

Estaban previstas en la segunda parte del programa algunas adaptaciones de piezas de Alexander Scriabin, pero las obvió, interpretando en su lugar la Fantasía húngara, Op.65-1 de Johann Kaspar Mertz, músico principalmente conocido por su calidad de haber sido uno de los más eminentes guitarristas del siglo XIX. En esta composición Judicaël Perroy desarrolló todo su potencial virtuosístico haciendo buena la intención de este compositor eslovaco de haber escrito esta obra con el claro propósito de elevar al máximo el lucimiento del intérprete, pudiéndose así calificar esta composición como una gran pieza de concierto. Perroy mostró con gran capacidad didáctica cómo Mertz tuvo con esta compleja obra una clara inquietud por llevar la guitarra a una dimensión polifónica comparable al piano; así hizo un auténtica exhibición en los cambios rápidos de acordes en diversas posiciones, octavas extremas hasta los trastes más altos, movimientos rápidos del pulgar derecho, diferentes glissandi, adornos con ráfagas de notas como también varias formas de trémolos que provocaban absoluta admiración en el público.

Seguidamente se pudo apreciar la curiosa calidad de su instrumento con el interesante carácter tímbrico que suponía tener las tres primeras cuerdas de fibra de carbono. Ese hecho le permitió al guitarrista alcanzar una potente sonoridad que enriqueció la Danza española nº1 de Enrique Granados en la transcripción de Manuel Barrueco y Sevilla de Isaac Albéniz, también en la versión de este gran maestro cubano, para afrontar la recta final del recital con Tritón y Libertango de Astor Piazzolla. La primera es la cuarta pieza de las cinco que compuso el compositor platense exclusivamente para guitarra que Judicaël Perroy tocó con un sentido cuasi elegíaco, para terminar el programa con una preciosa interpretación de la segunda versionada por Sergio Assad, que entusiasmó al público por el aire cadencioso que imprimió a su ritmo. Ante el cerrado aplauso, el guitarrista volvió a Bach con su Preludio en Do menor de la Suite para laúd BWV 997 y el Preludio y la Fuga que contiene su obra catalogada con el número BWV 998 compuesta hacia 1735, que representa todo un referente en el tratamiento del contrapunto llevado a la música rasgueada, concluyendo así definitivamente un recital de guitarra que trascenderá por su belleza y técnica de académico virtuosismo entre los programados en esta edición del prestigioso ciclo de conciertos que el ADDA dedica a este instrumento cada temporada como implemento del famoso Máster en Interpretación de Guitarra Clásica de la Universidad de Alicante.

José Antonio Cantón

 

Recital de guitarra de Judicaël Perroy

Obras de Isaac Albéniz, Juan Sebastián Bach, Enrique Granados, Johann Kaspar Mertz, Astor Piazzolla y Piotr lyich Tchaikovsky

Sala de Cámara del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), 20-IV-2024

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